|My Kidnapped QUEEN!!| |MoShang|

16° Misión suicida.

自殺任務。/ Jisatsu ninmu.
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— Llegaron— anunció un secuaz de Zhen Yu.

— ¿Llegaron? ¿Cuántos?— preguntó el líder.

— Tres, jefe— contestó el cara de pez.

Shang QingHua no había salido de la cueva. Sus pensamientos estaban desordenados y lo frustraba de cierta manera, se reprochaba y maldecía sus incógnitas sobre su hijo favorito. La cabeza le explotaba de tanto pensar. La historia tenía un final, él estaba seguro de ello. Entonces, por algún motivo, se enojó más al ver esa trama que lo hacía enloquecer. ¡Tantas y tantas preguntas sin respuestas! ¡Harto! ¡Harto se encontraba de dudar! ¡Maldito demonio de quinta que me hace sobrepasar mis límites de cordura!

No había comido nada. Aquellas frutas recogidas seguían en el suelo sin ser usadas, abandonadas por el dueño.

Shang dejo de torturase y salió de la cueva. El cielo tomaba un calor anaranjado con celeste y amarillo, las nubes tan blancas y hermosas como si hubieran sido pintadas por el mismísimo Dios del Arte. Y, sin percatarse, suspiró.

Ese fue el mundo que creó. El mundo que tanto odiaron.

Suspiró.

— Rata.— llamó Zhen Yu al verlo—. Llegaron por ti, Shang QingHua.

El aire se le escapó de los pulmones. Miró al frente con la esperanza de no encontrarlo, aún no se sentía listo para afrontar esa rueda de pensamiento que lo carcomía desde dentro, taladrando en lo profundo de su ser. Volvió a suspirar. La cabeza está a punto de explotar de tantas ideas locas, sus sentimientos desmoronándose con solo verlo otra vez.

No ha pasado más de dos días. Pero ya lo extrañaba.

Tal vez soy dependiente de mi propio hijo. Pensó Shang QingHua.

Caminó lento quedando en el centro de los demonios de baja calidad, sus manos temblaron en forma de puños colocados en cada lado de su cuerpo y, lo vio. Lo vio desde la lejanía.

Su propio cuerpo lo traicionó al temblar de sobremanera. Esto es absurdo, mi rey. ¿Por qué me sigue buscando? ¿Es a tal grado la golpiza que me quiere dar? No soy nadie importante. Soy un cobarde traicionero.

Sin embargo, al verlo otra vez sintió una calidez extraña ocupando cada parte de su ser. Seguí temblando, pero ya estaba más tranquilo y protegido.

Sonrió incómodo al voltearse a mirar a Zhen Yu, quien lo observaba desde un árbol. Si, ese demonio de quinta estaba escondido detrás de un árbol.

Cobarde. Pensó Shang.

Quizo carcajearse. Pero su cuerpo se vio volteado rápidamente por el agarre en su muñeca y presionado en un pecho helado, conocido para Shang QingHua.

— Sal— demandó el Rey de hielo.

Zhen Yu tragó saliva y salió de su escondite.

Mobei-Jun ocultó a su roedor en su pecho presionándolo protectora mente, mientras que este se quedaba en shock. Las manos de Shang se movieron al pecho de su personaje favorito apretando el traje de su rey para mirarlo a los ojos, pero el hombre solo observaba con el ceño fruncido al demonio de quinta.

Solo trata de proteger a su sirviente más fiel, Shang QingHua. ¡No pienses de más! Pensaba el nombrado roedor apretando inconscientemente las manos en la tela fina del rey.