Lourel Fiore y Axel Grace.
Complicado. Emocionante. Y a tiempo el uno para el otro.
¿Por que? Porque no es pecado, es aprendizaje.
¿Su propia destrucción o salvación? Tal vez ambas.
Somos la casualidad, llena de intención.
¿Es justo lo que necesit...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un poco de alcohol y amnesia.
Axel.
Estoy en el club, recordando la primera noche que tuve contacto con ella.
Lourel no lo sabe, más bien, no se acuerda de esa bendita noche. Al final, al parecer estamos destinados a estar juntos, paso lo que tenía que pasar, o si no haría que pasara. Ella estaba destinada a mí. Siempre lo supe, desde que la vi ese día en el edificio. Seria mía.
Lo es.
Siempre desafiante, decidida a llevar la contraria.
***
Sentado en la parte baja del club, observando los a todos, sudados, llenos de hormonas, bebiendo y otros drogados. Pero, una persona en particular tenía toda mi atención, un poco ebria y sola, bailando provocativamente, llevándose las miradas de unas cuantas personas, moviendo sus caderas de un lado a otro, con sus manos en sus piernas, sus dedos subiendo un poco el vestido, que mal me pones. Pasando sus manos por todo su cuerpo, sensual y juguetona, divirtiéndose de paso.
Se da cuenta que la observo, más sensual se pone. Maldita.
Llega un estúpido a acercársele, al principio le incomoda, pero me mira, da una sonrisa de medio lado, y empieza a bailar con él. -así que eso es lo que quieres. -digo en voz alta, alzo mi vaso en señas de brindis con ella.
Pasa cierto tiempo con él, intenta besarla, pero ella hace lo que sea para que eso no suceda. Vuelve a mirarme, me guiña el ojo, agarra la mano de él, y se lo lleva a otra parte.
Mierda.
Los perdí de vista, carajo. Alcanzo a reconocer ese vestido rojo y su silueta. Voy directo a ellos, están en el balcón. No se cómo logre llegar tan rápido, cuando llego a la puerta que se dirige al balcón, tomo al mugroso que esta con ella de los hombros y lo empujó hacia atrás. -largó.
-Como quieras, quédate con la perra regalada.
Antes de yo meterle un puñetazo, Lourel se adelanta y le pega una cachetada, que hasta a mí me dolió.
-Tranquilo, igual solo fuiste un señuelo. Como dijo el, ahora largo. -sin decir más él se va.
-Así que señuelo.
Alza los hombros. -aquí estas. De algo tendría que servir. -se acerca a mí, pone sus manos en mi rostro, las baja por mi pecho, mierda no, no puedo.
-Así no quería que me conocieras, lo siento. - ¿lo sientes?
Me retiro de su lado, vuelvo a donde estaba en el primer piso. Me siento de nuevo en el sofá, calmándome un poco.
