El.

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-Ahora yo domino. – hago un movimiento rápido y lo dejo debajo de mí, moviéndome en círculos provocándolo aún más.

-Tu eres mía, siempre lo serás. – dice recordándome.

Lo miro de manera lujuriosa, queriéndolo por completo. Pero quería jugar un poco antes de eso. - Soy tuya y completamente tuya, así como tu mío. - el me mira con satisfacción ante mi respuesta.

Toma mi cintura con ambas manos, acercándome a él, tanto que logro sentir su respiración junto a la mía. - aunque nunca he sido de nadie, realmente. - digo queriendo provocarlo.

Enojado por el comentario la voltea posicionándose encima de ella. - si no eres mía, no lo serás de nadie. -

-Un poco posesivo, no crees? - elevo la comisura de mis labios. – pero pensándolo bien, ya fui de alguien y no eras tú. - miento.

-Posesivo, demándate, lo que tú quieras, pero solo tú y yo. - dice con una risa suave.

Acercándose a mis labios para besarme, lo interrumpo diciendo. – ¿que? ¿Pensaste que solo he estado contigo? - rio tiernamente.

-Si. Asumiendo que fui yo quien te salvo de aquel viejo pervertido, que te iba a violar si no llegaba, ya que te drogaron. Y después de todo, terminaste acostándote conmigo, siendo virgen. Así que si, asumo que he sido y soy el único. - terminando esa última palabra me besa desesperadamente, con deseo, queriendo más de mí.

Quedándome inmune ante sus palabras, me separo de él, posicionando mis manos en su pecho agitado, hablo. – tienes razón, soy tuya, no te prometo serlo siempre, pero justo ahora lo soy. - sin soportarlo más, también con mi respiración agitada por la excitación, vuelvo a estar arriba de él. - ahora hazme tuya en la forma que tú sabes hacerlo mejor, por ahora. – 

Pecado o Aprendizaje.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora