Demonio guardián.
Lourel.
Me quedo mirándolo por un momento pensado bien mis palabras. Lo miro a los ojos directamente, unos ojos cafés claros intensos que me escanean de arriba para abajo, esperando a que diga algo. Esos ojos que me fascinan cuando se llenan de lujuria y deseo por mi... no te distraigas, Lourel.
Lo observo fijamente y pregunto. - ¿Por qué yo? ¿por qué entraste y decidiste ayudarme? ¿Me veías tan inofensiva? ¿En ese momento solo pensaste que sería la chica afortunada que salvaste y llego su caballero de armadura blanca? - sigo sin saber las razones por las cuales el entro allí esa noche y se fijó que iban a hacerme algo. Lo había visto antes en aquel antro, sentía curiosidad hacia él, pero no quería ser alguien con quien simplemente se acostará o de las muchas que van detrás de él. Solo sé que cuando lo mire, lo quería a él.
Invadiéndome las preguntas y consumiéndome en mis pensamientos, vuelvo a la realidad para tener respuestas.
- ¿Por qué tú? Buena pregunta, también me la hago, pero descubrí la respuesta cada que pasábamos tiempo. Te deseo, daría lo que fuera para poder sentirte todos los días. Porque desde que te vi irradiabas una luz estando llena de oscuridad. Te fui conociendo y me encanta cada molécula tuya, porque sabía que tu ibas a ser la fuente de mi destrucción, tú tienes el poder. - dice aun sentado con su mirada en mí. - te ayude, sí. Te vi indefensa y no podía dejar que te hicieran daño. Tu caballero en armadura, lo que tú quieras. Aficionado a follarte cada que pueda, pero entonces no sería un caballero muy convencional. - sonríe. - podríamos hablar todo lo que quieras, pero verte así, me la pone dura y justo ahora te quiero coger hasta dejarte sin aliento. -
Rio ante lo último. - eres un completo idiota. - este hombre me hará perder la cabeza. Me acerco a sus labios y digo- follame cuantas veces quieras, mi cuerpo te pertenece. Además ¿caballero de armadura? No, para mí no lo eres. Eres mi puto demonio guardián y yo tu ángel negro. - el me mira sorprendido, tierno y deseoso. El único que me puede mirar así, dios ayúdame. Le devuelvo la mirada, mientras el acaricia mi mejilla y me besa con firmeza, confirmando su apodo.
-Vamos a hacerle honra a aquel sobrenombre, déjame follarte, quiero escuchar de esa deliciosa boca mi nombre entre gemidos. - dice tirándome de mis tobillos. - ahora, mi ángel, déjame hacerte lo que tanto te gusta. - me besa.
-Gemiré tu nombre, mi demonio guardián, le rezaras a dios para que este ángel y este demonio se puedan ir juntos al infierno para arder completamente, dejándose quemar por su fuego. - digo mientras lo acerco a mí con mis piernas alrededor de su cintura, mis manos en su cuello, mis ojos penetrando los de él y mis pensamientos más impuros invadiendo mi mente, haciéndome morder mis labios.
Axel posa su mirada en la de ella y la baja a sus labios carnosos siendo mordidos, haciéndose la poner más dura. Lourel se da cuenta así que acerca su pelvis a su erección, arqueado su espalda, baja su mano encima de su pantalón de pijama frotando su erección, mojándose mientras lo hace. Él le da una mirada dándole a entender de que es hora de comenzar.
-En vez de rezarle a dios, le rogaras al mismo diablo que te haga mía una y otra vez, mientras las llamas del infierno nos consumen. - dice besándome de manera dominante, bajando a su cuello donde va dejando besos húmedos hasta llegar a sus senos, empieza a dejar besos en ellos, lame y succiona el pezón derecho mientras masajea el otro.
-Amor mío, no ves que tienes al diablo debajo de ti, y no es él, es un ella. Estamos en el infierno, no tenemos necesidad de bajar porque tú lo traes a mí. Puedo ser tu ángel negro, pero de ángel solo tengo el nombre. - digo. El sigue recorriendo mis senos, mojándome cada vez más. Dicen que el chico bueno te lleva al cielo, pero el malo te lo baja, no. Debería decir: el chico bueno te lleva al cielo, pero el malo te trae el infierno para arder en él, al tiempo bajándote el cielo para ti. Pero claro, no todas son el ángel negro de alguien o el demonio guardián, esos somos solo él y yo. Mi idiota y yo.
-Interesante. - me dice, bajando sus besos hasta mi vientre, haciéndome arquear mi espalda, soltando un gemido. - gime mi nombre o te castigare. - dice mientras va bajando hasta mi sexo y lo lame con malicia.
-No sabes cuánto me gusta jugar a portarme mal. - jadeo tomando lo de su pelo para besarlo.
El vuelve y baja por todo mi cuerpo llegando a mi sexo de nuevo, se detiene mirándome. - me deseas? - pregunta haciéndome quedar inmóvil, lo miro con determinación y el con diversión.
-Así que quieres jugar. - digo.
- ¿Qué crees, angelito? - responde.
-Bien, este es un juego para dos, demonio. - me siento quedando cara a cara, lo volteo para acostarlo de un empujón quedando encima de él. Dejando besos mientras bajo por su abdomen, seguido de mi mano, él suelta un gruñido.
- Adelante compláceme. - dice él.
Ella lo ignora, aunque no del todo, bajando llega a su enorme erección metiéndola un poco a su boca y sacándola, después le sigue su mano llevando el mismo ritmo, pero se detiene, sube hasta su boca dándole un beso y se acerca a su oído, diciendo
-No juegues con fuego mi demonio, porque te quemas. - lame el lóbulo de su oreja. - y a mí me encanta quemarme. - termina.
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Pecado o Aprendizaje.
RomanceLourel Fiore y Axel Grace. Complicado. Emocionante. Y a tiempo el uno para el otro. ¿Por que? Porque no es pecado, es aprendizaje. ¿Su propia destrucción o salvación? Tal vez ambas. Somos la casualidad, llena de intención. ¿Es justo lo que necesit...