Capítulo 6: Gracias...

23 5 0
                                    

DARK

Mis pasos son tranquilos por todo el lugar mientras la música llega a mis tímpanos, cierro los ojos y sigo caminando hacia el centro del lugar, la gente baila muy atrevido que digamos, muchas personas se están besando o se meten mano en algunos lugares.

Pero mi vista llega hasta ella, bailando con un chico pegado a su trasero, ella mira hacia atrás y vuelve a mirar hacia adelante con desconcierto, sus ojos parecen debilitarse de repente el chico la toma de la cintura y comienza a caminar con ella.

Mis ojos sólo se posan en el vaso de cerveza que lleva en la mano, tiene algo en el fondo que hace salir unas burbujas blancas desde el fondo.

Joder.

La drogaron.

Camino a paso rápido hacia el chico, el vaso de cerveza se le cae al suelo y su cabeza cae de un lado.

Dios, ¿que droga le dieron para que se pusiera así?

Tocó el hombro del chico y él se gira hacia mí.

— ¿Qué coño haces con ella? — pregunto con frialdad.

— Es mi novia, está muy borracha.

— ¿Si? A ver, ¿como se llama? — frunce el ceño y lo piensa.

— Leyla.

— No hablo de ella, hablo de la droga que le has metido en la bebida.

— No le he metido droga a nadie, ya te dije que es mi novia está muy borracha, allá tú si me crees ya me voy. — dice avanzando unos pasos.

Me le pongo enfrente.

— ¿Sabes a quién le mientes? — le digo, metiendo las manos en los bolsillos de mi pantalón oscuro.

— No lo sé, ni me interesa.

— Eso piensas, — levanto una ceja. — ¿Quieres que busque la pastilla donde se le ha caído la cerveza?

— ¿De que mierda estás hablando, amigo?

— No soy tu amigo, ni tampoco quiero serlo. Sueltala ya.

— ¿Si no qué?

— Te voy a golpear hasta matarte. — digo con los dientes apretados.

— ¿Quieres que la suelte? — dice riendo. — Pues la suelto. — y de un momento a otro Alix cae al suelo golpeandose la cabeza.

— ¿Qué cojones pasa contigo? ¿Te crees hombre por drogar a las mujeres y llevartelas? Eso es demasiado gay. — observó de reojo a Alix quien trata de abrir los ojos.

— ¿Sabes qué? No se quien coño eres, y no me interesa saberlo.

— ¿No sabes quién soy? — niega. — Me parece perfecto, vas a saberlo.

Y estampó mi puño contra su rostro, cae al suelo, tocando y quitando los restos de sangre que han brotado de su boca, me siento sobre él y le tomó el rostro.

— Soy la oscuridad.

Y comienzo a llenarle la cara de golpes, sin cansancio, sin remordimiento, sólo veo como le sale sangre por todos lados y me satisface, siento que si no me detengo voy a matarlo, pero no logró detenerme, un poco de gente nos rodea viendo como lo estoy moliendo a golpes, el trata de moverse debajo de mí para zafarse pero son intentos fallidos, los nudillos me duelen pero no me detengo.
Hasta que, con sutileza y suavidad una pequeña mano se posa en mi pierna, me detengo con las manos llenas de sangre, el pecho subiendo y bajando miro hacia un lado, y allí está, sus ojos miel un tanto cansados no se despegan de mis ojos, su pequeño cuerpo sigue recostado en el suelo sin moverse y su pequeña mano está en mi pierna, su mirada cansada me pide a súplicas que deje de golpear al chico y que la saqué de aquí. Y hago algo que nunca pensé hacer.

DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora