Capítulo 7: Está volviendome loco, y no sé el porqué...

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ALIX PARKER

Siento como mi cuerpo está débil, reposando sobre una cama muy cómoda diría yo. Mi pregunta es.

¿Por qué me siento tan cansada?

Fuerzo a mis pesados ojos a abrirse, la oscuridad me invade, pestañeo una y otra vez, sabiendo que si he abierto los ojos.

Un grito muy agudo se me escapa mientras me incorporo rápidamente en la cama cubriéndome los ojos, de repente el sonido de una puerta abriéndose y unas cortinas correrse me hacen abrir los ojos, y allí lo veo.

Se acerca a paso rápido a la cama, lleva un short gris deportivo y una franelilla negra dejando a la vista sus músculos, la franelilla está pegada a su pecho con lo que diría que es sudor, en su hombro trae colgada una toalla pequeña y su rostro rojo con el cabello pegado a la frente por el sudor.

— ¿Por qué gritas? — me dice quedandose parado frente a mí. — Eres muy ruidosa.

— ¿Qué coño hago aquí? ¿Y además contigo? — digo observando mi cuerpo, notando que tengo la misma ropa que tenía anoche cuando fui a la fiesta.

Me levanto de la cama quedando frente a el y necesito levantar la mirada para poder verlo, mete lentamente las manos en sus bolsillos y levanta una ceja.

— De nada. — dice antes de darse la vuelta y salir caminado de la habitación que me imagino es suya.

Miro a mi alrededor y veo una habitación gris con una pared blanca, no tiene mucha iluminación, miro hacia atrás, observando hacía afuera por los gigantes ventanales de cristal que están de espaldas a la gigante cama con edredones negros, observo todos los edificios alrededor del agua, las cortinas están corridas y son negras por eso tanta oscuridad aquí.

Volteo hacia atrás mirando hacia la puerta que sigue abierta, escucho una música diría que es rock así que camino un poco enojada hacia ella, saliendo de la habitación y entrando a la que queda en frente que también está la puerta abierta. Me detengo en seco al mirarlo.

Dark está sosteniendose sobre sus manos en un tubo que está frente a el gigante ventanal de cristal que deja ver todo el mar ocupando toda una pared. Los músculos de su espalda se contraen al igual que los de sus brazos, está guindado.

— ¿Te gusta lo que ves? — dice bajando del tubo para voltearse, mientras se pasa la toalla por la cara y secarse el sudor.

— No. — digo acercándome más hasta donde está.

— No parecía eso. — dice caminando hacia unas pesas gigantes las cual empieza a levantar.

— Jodete. — digo sacándole el dedo.

— Jodete tú — dice con su cara de pocos amigos.

— ¿Será que me dices que hago aquí? Sabes que no tolero estar en el mismo lugar que tú.

— ¿Entonces que haces aquí parada?

— ¿Me dirás por qué estoy aquí contigo? ¿Y por qué compartimos la misma cama? — le digo ignorando lo que acaba de decir.

— Primero, deberías darme las gracias, te drogaron anoche en la fiesta y te saque de allí, fácil. — dice poniendo las pesas de dónde las ha tomado, se acerca a la barra que está allí y toma un sorbo de agua — Y segundo, no compartiría cama contigo, nisiquiera borracho, dormí en el fabuloso sofá que está alado del ventanal. — dice y recuerdo el sofá negro que está en su habitación.

— Ajá, y ¿por qué me trajiste aquí?

— No tenía dónde llevarte.

— ¿Te aprovechaste de mí? — el me mira como si de verdad estuviese preguntando aquello.

DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora