XV: El plan

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Al volver a la casa entramos con cuidado, pero Viv no vino con nosotras, fue directamente a su casa, así que las dos subimos las escaleras y nos encerramos en mi cuarto.

—Mañana será un día de descanso, así que puedes hacer lo que quieras, con cuidado claro, no queremos que te vean.

—Si, pero debemos estar pendientes de las noticias.

—Espero que tu familia haga todo rápido, si no terminará todo mal.

—Oye, ¿cuándo te quitaste el traje de enfermera?

—Justo antes de salir —saqué los guantes plásticos de mis manos y los deseche.

—¿Porque usabas guantes?

—¿En serio lo preguntas?, ¿qué crees que hubiera pasado si había de mi ADN en el cadáver?

—Tiene sentido, pero yo la toque.

—No pasará nada, ella es tú, así que es como si ella se la hubiera puesto, solo espero que piensen que sí fue suicidio y no se pongan a investigar.

—Sería malo, no puedo creer que pienses en cada detalle.

—No lo hago, de hecho no pienso mucho en cada posibilidad de fallar, aunque debería hacerlo, porque cualquier día algo podría salir terriblemente mal, supongo que mi amuleto de suerte si funciona.

—¿Voy a dormir en el ático de nuevo?

—¿Dónde más vas a dormir?

—No lo sé, pero no quiero volver a dormir ahí.

—¿Te da miedo la oscuridad? —le dí una mirada divertida.

—No estoy de humor para tus chistes.

—Um, supongo que tendrás que dormir aquí —me encojó de hombros.

—¿Tienes un saco para dormir?

—No.

—¿Entonces dónde dormiré?

—En mi cama.

—¿Y dónde dormirás tú?

—En mi cama —abrí el armario y busqué pijamas en el armario.

—¡¿E-entonces dormiremos juntas!? —exclamó.

—Si, pero no pasa nada —miró hacía otro lado incómoda— y sonaste como lesbiana, aunque mi cama no es muy grande, así que tendremos que dormir abrazadas  —se tensó y solo me digne a reír, le tiré un pijama blanco en la cara y me encerré en el baño.

Ví la hora en el reloj sujetado a mi muñeca, justo la hora para tomar mis medicamentos, Clozapina, Risperidona, Melatonina y Tioridazina, es tan gracioso que la última, me ayuda, pero podría terminar matándome.

Como siempre llené mi vaso de agua y bebí cada pastilla por separado, al terminar me puse mi pijama, sentí un escalofrío y salí del baño, justo Virginia abrochó el último botón de la blusa.

—Pudiste esperar a que saliera.

—No soy paciente.

—Lo que faltaba —murmuré.

—¿Que dijiste?

—Nada —de repente solté un bostezo, lo cuál significa que la Melatonina funcionó.

—¿Ya te dio sueño? —comentó asombrada.

—Solo fue por un medicamento.

—Me imaginaba que dormías mal, pero nunca tanto como para tener que tomar algo.

Rebecca: Venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora