14.- "Save me"

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Na Jaemin se lanzó sobre el sofá cama mientras Huang Renjun tomaba asiento en el escritorio. La noche iba a ser larga siempre y cuando Chenle decidiera no romper la tensión con su llegada y la bolsa de dinero en su mano.

—Alguien de la familia de Donghyuck asesinó al padre de mi mejor amigo cuando teníamos diez años, ese hombre era como mi padre. Casi no me la pasaba en casa de mi madre porque siempre estuvo abriendo las piernas por una botella de aguardiente. —Na Jaemin suspiró pasándose las manos por el rostro. —Él y yo estábamos jugando en el salón de entrada con unos trozos de madera mientras su madre hacía la comida, lo primero que vimos cuando se abrió la puerta fue un cuerpo sonriente que se acercaba a saludarnos. —La voz de Jaemin comenzó a temblar peligrosamente reviviendo las imágenes en su cabeza. —Al segundo después se le hizo un orificio entre las cejas y otro en el estómago con dos balazos de fondo. La puerta quedó abierta y lo único que quedó de rastro fueron las llantas marcadas en el pavimento. Cuando nos dieron los resultados de la autopsia nos preguntaron por la cicatriz que tenía en el pecho, tenía una hache gigante a la altura del esternón y otra pequeñita bajo la cicatriz.

—Entonces lo que tú querías era...

—Saber por qué mierda tuvieron que matar a ese hombre así. —Na Jaemin se volteó para darle la espalda a Renjun y poder llorar en paz. —Solo quería saber la verdad por él, merece tener una vida tranquila sabiendo el por qué de ese escándalo. Aunque ahora cree que estoy muerto.

Huang Renjun dejó el puñal a un lado y se acercó a Na Jaemin con el semblante serio. No quiso ser muy invasivo al dejar caer la palma de su mano suavemente sobre su cabeza, la cual se movía ligeramente mientras hipaba por el llanto. Un suspiro acompañó al chino antes de dejar a Na Jaemin roto en llanto dentro de aquella habitación. Renjun lo entendía pero a la vez sabía que tenía que ser realista, el chico le había hecho creer que estaba ahí por una mejor calidad de vida cuando realmente era un peligro constante. Huang solo podía pensar en la cantidad de veces que lo pudieron haber rastreado si es que Na Jaemin se comunicaba con su mejor amigo.

Mientras tanto Na Jaemin revivía sus traumas de la infancia pensando al mismo tiempo qué le pasaría ahora; si Renjun lo echaría a la calle y se cambiaría de lugar nuevamente o lo mataría y lo lanzaría al lago hasta que su cuerpo flotara en descomposición luego de diez años. Cualquier opción no parecía demasiado descabellada para Na Jaemin. Se sentó sobre el sofá y decidió pasar el tiempo del mismo modo que lo llevaba haciendo desde que llegó a la cabaña. Mirar por la ventana mientras era la simulación humana de una chimenea. Rápidamente el olor del tabaco inundó las fosas nasales de Renjun, el cual tocó la puerta del laboratorio antes de entrar con una botella de whisky y dos donas. Huang dejó los consumibles sobre el escritorio de la habitación antes de quedarse de pie al lado de Na Jaemin.

—Comprenderás de que me pusiste en un apuro tremendo.

—-Si me vas a matar entre antes mejor.

—Primero me mato yo, Na. —Huang Renjun tomó una de las donas y se la puso en la boca para disimular el calor en su rostro. —No le vamos a decir de esto a Donghyuck cuando llegue, ¿entendido? —Na Jaemin observó intrigado a Renjun mientras expulsaba el humo por la nariz, el chino seguía mirando al frente evitando mantener contacto visual con Na. —Si Donghyuck llega a saberlo sí que te va a matar.

En ese punto Na Jaemin no sabía si realmente estaba delirando o la vida le había concedido otra oportunidad. La sensación dentro de su cuerpo era similar a la de alguien que se había ganado la lotería o que salvaba por nada de un accidente de coche. Saber que seguía con vida quizás hasta cuando le llenó de alivio y felicidad, pero al recordar los gritos de cuando fue sorprendido ojeando el libro una nueva duda se instauró dentro de Na.

—¿A qué te referías con arriesgar tu vida para estar conmigo, Huang?

El chino estaba teniendo uno de esos momentos donde suplicaba que la tierra se lo tragara aún sosteniendo lo poco que le quedaba de la dona entre los labios. A Na Jaemin le enterneció el hecho de que en sus comisuras aún quedara parte del relleno de fresa, el cual removió con el índice y se lo acercó a los labios. —Chupa. —Huang Renjun, con el rostro enrojecido totalmente, obedeció a Na y le retiró los restos de mermelada del dedo, luego suspirando para eliminar todas las tensiones de su cuerpo.

—Na, no fue un error. Estaba molesto con tus preguntas y... mierda. —Huang Renjun se volteó a ver a Na con mueca de resignación. —Si sigo hablando la voy a cagar.

Huang Renjun tomó el rostro de Na Jaemin y lo atrajo violentamente a su posición para dejar un beso en sus labios, esperando a que el castaño se diera cuenta mediante aquel gesto de lo que intentaba expresar en su tonto conjunto de palabras. Na estuvo petrificado un par de segundos por la sorpresa, pensando en si este carrusel de sucesos era realmente normal para su pobre cuerpo. Finalmente ambos terminaron en un cálido contacto entre sus labios, abrazados como si estuvieran en pleno reencuentro después de años. Huang Renjun se relajó luego de disolver aquel nudo en su garganta, no era capaz de recitar una oración luego de que Na Jaemin le haya correspondido aquel beso de la manera más natural que se pudo imaginar.

—Así que no fue un error. Puedo vivir con eso.

Ambos chicos sonrieron mientras tomaban asiento en el sofá compartiendo el whisky que Renjun previamente había llevado a la habitación, repasando conceptos y "recetas" que no podían olvidar a pesar de que el tiempo mayormente era encerrados.

—Voy a comenzar a quitarme la ropa por las correctas. ¿Cómo es posible que recuerdes todo si el que ahora pasa más tiempo encerrado acá soy yo? —Huang Renjun asintió entre risas, esperando el nuevo concepto que Jaemin le entregaría. —MDMA.

—Empatógeno de la familia de las anfetaminas sustituidas. El compuesto base es tres coma cuatro de metilenodioxifenil más dos de propanona.

La camiseta de Jaemin fue la que pagó esa respuesta para el deleite visual de Renjun, el cual extasiado admiraba la figura de su acompañante.

El par fue exclusivamente interrumpido por el ruido de la puerta. Na Jaemin se levantó con intriga luego de ver a Renjun con una expresión similar. Chenle no estaba supuesto a llegar luego de una hora y era imposible rastrearlos en aquella dirección. Huang Renjun se asomó por la puerta vigilando que no le pasara nada a Jaemin, el cual abrió la puerta dejando una figura familiar a la vista con una sonrisa plasmada en el rostro.

—¡Buenas tardes, malditos! ¿Cogieron bien durante estos meses? —El rostro de Na Jaemin palideció repentinamente luego de ver la sonriente figura en el marco de la puerta. —¡Regresé de mis vacaciones con los bolsillos llenos de dinero! Así que es mejor que me alisten la alfombra y que mi colchón no esté lleno de sus porquerías. 

Nilili ; renminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora