22.- "Remembering Sunday"

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—¿De qué carajos vamos a hablar, Na? —Renjun se tensó en un instante apenas aquellas palabras salieron de los labios del menor. —No tenemos absolutamente nada que conversar.

Na Jaemin arrastró a su cuarto a Renjun en la costumbre de buscar privacidad en la casa. Huang Renjun arqueó una ceja mientras se sentaba en el colchón de la cama de Na, alcanzando uno de los cigarrillos sueltos que el chico dejaba sobre la silla al lado de la ventana y al mismo tiempo alcanzándole uno al menor, quien tenía el encendedor en su bolsillo. 

Na Jaemin se sentó al lado de Huang Renjun en ese colchón mullido, encendió ambos cigarrillos con tranquilidad y suspiró dejando salir el humo de entre sus labios, tal como lo hacía cada vez que quería eliminar tensiones de su cuerpo.

Huang Renjun estaba haciendo el ambiente más tenso sin querer. Su respuesta hostil ante la solicitud de Na había llevado al menor a un nerviosismo repentino que finalmente tuvo que arrancarse de raíz para poder soltar lo que lo estaba aquejando.

—¿Te volví a dar asco, Renjun?

—¿Qué?

Huang Renjun sabía perfectamente hacia donde iba orientada esa consulta. Detrás de las palabras de Na Jaemin pudo excavar hasta llegar a la misma necesidad que sentía pero no sabía como expresar. Huang tuvo unos meses difíciles en los que no se dio cuenta de sus cambios de conducta, olvidándose por completo de lo compleja que era la personalidad de Jaemin y lo que le había costado desentrañar parte de los misterios que su persona conllevaba, misterios que al parecer le tocaría resolver de nuevo.

—Te pregunté si nuevamente sientes que todo esto fue un error. —Na Jaemin se dejó el cigarrillo entre los labios mientras se pasaba las manos por el cabello observando al piso. —No quiero que te sientas presionado ni nada, solo quiero saber para dejar de insistir.

Dentro de la cabeza de Huang Renjun solo se alojaba la frase "dejar de insistir". ¿Insistir en qué? Ambos se habían descuidado afectivamente luego del fallecimiento de su amigo, no habían pequeñas bromas acerca de su encuentro ni de las pocas veces que llegaron a besarse. Renjun ya no se ponía escandalosamente nervioso cuando compartía tiempo con Jaemin ni Na trataba de fingir que todo estaba tranquilo cuando por dentro su cabeza y corazón le suplicaban besarle por horas.

¿Habían perdido la capacidad de amar? ¿Se habían acostumbrado a la convivencia?

—No me das asco... Solo... —Huang Renjun soltó el humo de su cigarrillo con pereza. —Antes hubiera preferido atacarte los labios antes que seguir hablando. —Ambos sonrieron por el recuerdo de Huang interrumpiéndose para sujetar el rostro de Na. —Para mi iba a ser demasiado raro y forzado, nada más. —Na abrió ligeramente los ojos por las palabras que Renjun utilizó. —Donghyuck nos dijo que fuéramos felices. Pero incluso él sabía que ser feliz es bastante difícil en este medio... Solo míranos, mira como terminó él, como estamos nosotros...

—Renjun, si le sigues temiendo al destino no vas a avanzar. —Na Jaemin tomó la palabra repentinamente, ganándose una mirada curiosa por parte de Huang. —El destino es eso. De alguna u otra forma va a llegar igual. —Na se estiró hasta alcanzar el cenicero donde posteriormente dejó la colilla de su cigarrillo terminado. —Si ya está escrito que nos atrapen, que nos sigamos dedicando a esto, que mi amigo descubra que no estoy muerto o que nos pasemos la vida besándonos hasta que se nos acabe el aire. ¿Qué más da? Igualmente no lo vamos a poder evitar.

Posterior a sus palabras Na Jaemin tomó el rostro de Renjun para acercarse y depositar un beso suave en sus labios, ante la expresión de sorpresa del mayor quien aún estaba procesando el discurso moralista que le acababan de soltar. ¿Era una obra del destino? ¿La vida le estaba enviando señales para finalmente asumir que amaba a Na Jaemin? No estaba listo, no lo iba a decir.

—Eres la primera relación humana de la que estoy cien por ciento seguro hacia donde va, Renjun. A la mierda todo lo demás.

Para Renjun eso significó mil veces más que si le hubiera dedicado un "te amo" u otra palabra de afecto similar a aquella. Huang soltó una pequeña sonrisa antes de recibir otro beso intenso en sus labios el cual no dudó en responder.

Para Na Jaemin era un enorme avance en sus maneras habituales el haber tomado la iniciativa de hablar con Huang, de resolver este pequeño (gran) conflicto interno que se había apoderado de su persona en el tiempo que Huang Renjun se incorporó posterior a su duelo.

La suavidad de los labios de Na Jaemin eran un placer adictivo para el chino, quien esperaba no abandonar jamás aquella sensación. No se sentía abrumadoramente nervioso, mas bien era aquella tranquilidad que se había instaurado en su persona que le hacía confirmar sus sentimientos por Na Jaemin. 

Na y Huang se fueron a la sala nuevamente, en busca de su televisor con sus películas para poder aprovechar el amanecer en algo más que no fuera dormir, comer o simplemente acompañarse el uno al otro.

—Me gusta esta...

La solicitud tímida de Renjun enterneció completamente a Jaemin, quien no dudó un solo segundo en posicionar el CD en la entrada de DVD para recibir la cabeza de Huang en su hombro, quien al poco rato se quedó dormido por el cansancio acumulado.

Na Jaemin quitó la película y despertó suavemente a Renjun, quien medio adormilado se metió al cuarto de Na, arropándose junto a él y abrazándolo tal como si fuera un peluche gigante.

—Na...

—¿Hm?

—Na... —El apellido de Jaemin salía a un volumen casi inaudible de entre sus labios. —Te quiero.

Nilili ; renminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora