Capitulo 9 🌟

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DULCE

Presioné el botón varias veces, Nada. Para mi desesperación, Christopher siguió ahí sentado como un dios griego en el escenario leyendo un documento donde escribió su breve discurso, así me recordó mas a su padre y eso me hizo sentir más enojada.

Por qué esta cosa no funciona?

Dulce: Qué pasa, Poncho?–pregunté con la
voz alterada–.

Ni una miserable gota de agua se había caído encima de ese imbécil.

Qué demonios!

Poncho: No lo sé, creo que ya no funciona...
No lo han usado en mucho tiempo, Dul.

Dulce: Qué quieres decir?–le agarré la cara, obligándolo a mirarme. Mi deseo era golpearlo y gritar, pero él no tenía la culpa, y en el fondo yo sabía eso–No hay una manera de arreglar esto? ¡Arréglalo rápido! Sabes lo difícil que fue arreglar todo el plan deberíamos haberlo probado antes, no sé...Estoy desesperada Alfonso!

Poncho: Cálmate!

Poncho me abrazo para que me relajara.
Me aleje de él y me apoye en la rejilla del
segundo piso, desde alli pude ver a esas
patéticas chicas peleando entre sí para
acercarse al escenario.

Mi plan perfecto había ido abajo...

Dulce: No puedo creer que esto esté sucediendo.

Poncho: Mira Dulce, sabía que esto no iba a funcionar...olvídate de esto y disfruta de la fiesta, será mejor–me dijo, poniendo su mano
sobre mi hombro y luego alejándose para bajar las escaleras–.

Miré al escenario, las luces de colores
fueron reemplazadas por una luz azul
intensa y la voz de Christopher devastó el
lugar. Las chicas gritaron histéricamente.
Perras. La canción era hermosa, pero estaba demasiada irritada para prestar atención a
las letras. Lo podía escuchar perfectamente porque estaba cerca de donde salía el sonido
y parecía que estaba cantando en mi oído.

Sueles volver en mis sueños...

Era una voz tan agradable de escuchar, tan
ronca que me hizo cerrar los ojos brevemente, pero poco después lo empecé a mirar de nuevo...Era tan hermoso en el escenario,
sonreía mientras lo veía entregar la melodía.
No pude evitar recordar mi sueño de nuevo.

Oh Dulce María, qué estás haciendo? Me pregunté a mí misma sorprendida, estaba prácticamente en trance mientras lo escuchaba cantar. Lo odias, Dulce! Lo Odias!

La canción terminó demasiado rápido, y el bajo del escenario.

También bajé las escaleras corriendo, no estoy seguro de por qué tenía prisa, pero todavía estaba enojada. Fui tras él, sabía que estaría detrás del escenario. No tenía idea de lo que iba a hablar con el, pero seguí mi camino entre la multitud hasta que lo vi. Christopher estaba hablando con la misma chica rubia que estaba en la piscina con el, el otro día. Ella se aferraba a su cuello y él la abrazaba por la cintura. Sentí un nudo en mi garganta. Esa escena me estaba molestando hasta el punto de asfixiarme...Qué vio en ella de todos modos? Era demasiado alta, demasiado rubia, y tenía ojos demasiados azules y era demasiado esquelética...

Y por qué me importó?

Christopher: Beli, déjame respirar primero–dijo en un tono serio, tratando de alejarla un poco–Belinda, cálmate.

Ella lo ignoró y lo jalo para un beso, pero él se esquivó.

Ninguno de los dos me vio, lo cual fue genial, no quería que me atraparan espiándolos.

Te Odio UckermannDonde viven las historias. Descúbrelo ahora