Capitulo 16 🌟

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DULCE

La noche pasó como un desenfoque
después de que cumpliera mi sentencia
en la biblioteca. Me desperté ese lunes por
la mañana dispuesta a hacer cualquier cosa
para que me echaran de este lugar, empezar
a hacer cosas más drásticas y dejar atrás esas bromas tontas. Ya me estaba volviendo loca
allí. Necesitaba salir de ese internado, tal vez
ese idiota saldría de mis pensamientos y
sueños.

Odiaba la forma en que me hacía sentir
tantas cosas al mismo tiempo, odiaba
recordar la noche que pasamos juntos
y no poder olvidar esa sonrisa y esa voz... Después del beso en la biblioteca sentí
que las cosas estaban empeorando.

Ni siquiera durmiendo me deshice de
ese insoportable Uckermann.

Dulce: Te odio Uckermann...–murmuré
a mí misma, por milésima vez ese día, con
miedo de olvidar que realmente lo odiaba–
Sólo yo sé cuánto te odio.

Maite que estaba distraída, me miró sin entender.

Maite: Dijiste algo?–preguntó y lentamente
lo negué con mi cabeza, mis ojos todavía
estaban acristalados en él, que estaba en el
la cancha de fútbol. Maldita sea. Por qué
tiene que ser tan hermoso?

Suspiré pesadamente, tocando mi cola de
caballo en mi pelo con mis dedos.

Estaba cansada de la rutina de
los estudios y, para el colmo, el profesor
de educación fisica acababa de echarme
del juego por tratar de hacer desmayar a
una de las estudiantes con la pelota.

Pero fue su culpa, esa infeliz de Belinda
Peregrín se lo merecía, y fue su culpa por
no ver la pelota. Ahora estaba allí, saltando
como si tuviera un animal en su ropa mientras gritaba histéricamente al idiota de Uckermann
por meter un gol que supuestamente Belinda,
fue dedicado a ella.

Puede ser más ridícula? Me preguntaba.

Mai se reía por mi expresión, pero pronto
su atención fue a Christian que estaba
celebrando en la cancha por también meter
un gol.

Estábamos en las gradas de la enorme
cancha de fútbol de M.S. (Monterrey
School), esperando a que terminara esa
clase para poder volver a la otra sesión de
tortura que era química. Cerré los ojos brevemente cuando vi a Christopher abrazar
a esa rubia oxigenada y girarla en el aire
después de marcar el tan esperado gol.

Si. Puede ser más ridícula, debe haber
aprendido por el idiota de su novio.
Que horrible!

Fruncí el ceño, con la cara de disgusto
por esa escena.

Maite: Necesitas disfrazarlo más, Dul–dijo Maite todavía sin mirarme fijamente.

Dulce: De qué estás hablando?–pregunté dándome la vuelta, acostada allí, con la cabeza
en el regazo de Maite.

Ella se inclinó un poco, para responderme.

Maite: Si quieres mantener en secreto lo
que sientes por Ucker, mejor empieza por
disfrazar lo molesta que estás por su
noviazgo–me dio una media sonrisa y
no reaccioné.

Fruncí el ceño, tratando de parecer
confundida.

A veces olvidé lo bien que Maite me
conocía. Si con Anahí ya era difícil mantener
las apariencias, con Maite sería imposible.

Maite: Sé que sentirse celosa es horrible...

No lo podía disimular con una risa sarcástica
ni nada, Maite tenía razón. Estaba muy celosa. Celos por, Christopher. Estaba celosa por un Uckermann y definitivamente no quería saber
lo que eso significaba.

Te Odio UckermannDonde viven las historias. Descúbrelo ahora