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El fin de semana casi había finalizado muy rápido para desgracia de Emeraude

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El fin de semana casi había finalizado muy rápido para desgracia de Emeraude. El día anterior, había ido con Alice y Rose de compras a Port Angels y fue realmente divertido convivir más tiempo con las dos hermanas, entre las tres se comprendían por su gusto a la moda, aunque Alice se emocionaba de más. Emmett fue el caballeroso chófer (realmente fue obligado por su pareja y su hermana) que acompañó a las chicas en todo el viaje y fue quien cargó con todas las bolsas, menos las de Emeraude por petición de ella.

Y esa pequeña salida no solo sirvió para divertirse un poco, sino también para afirmar sus sospechas de que había algo peculiar en aquella familia que le hacía muy diferente a los demás residentes de Forks y puede que también del resto del mundo, pero no sabía el qué era lo que los hacía diferente. No podía negar el hecho de que parecían tener ciertas similitudes aún cuando todos habían sido adoptados en diferentes lugares y tiempos, como le había dicho Alice, a excepción de Rosalie y Jasper que sí eran hermanos de sangre.

Los mismos ojos dorados y la misma piel de porcelana tan fría y dura como si de un diamante se tratara; la belleza que ellos poseían era sacada de un libro de fantasía, inhumana, como si de dioses griegos se tratara. La temperatura baja que irradiaba cada poro de la piel de aquellos hermanos era anormal, es normal que la palma de las manos o de los pies estén helados, pero no todo el cuerpo cuando está bien abrigado. En la hora del almuerzo, ella era la única que comía y los hermanos Cullen solo jugaban con la comida o simplemente no la consumían, y ella no es lo suficientemente metiche como para preguntarles por qué no comían.

Luego estaban los peculiares comportamientos de Jasper, Alice y Edward. Había notado que el rubio parecía estar incómodo y tenso alrededor de cualquier otra persona que no sea de su familia o ella misma, fácilmente podía decir que Jasper parecía venir de otra época por su forma de hablar, su caminar y el porte que siempre mantenía, como si fuera un soldado; había escuchado en casi todos lados de los extraños comportamientos de Alice como quedarse viendo a la nada como si estuviera en medio de un trance o cuando ella parecía adelantarse a los hechos como si supiera lo que estaba por ocurrir. Por último, Edward parecía saber cada pensamiento que ella solía tener, a veces sonreía o fruncía el ceño de la nada.

Si que ya llevaba un buen rato observándolos con cuidado, podía ser una cara bonita, pero no era tonta. Aunque no lo pareciera, ella era un persona muy inteligente y observadora, por algo se había dado cuenta casi desde un primer instante del rencor de Leah, aunque no iba dirigido hacia su familia.

Aunque todos esos comportamientos le parecieron extraños, no intentó seguir investigando hasta encontrar una explicación lógica, pues todos ellos han sido muy amables con ella y no tenía por qué meterse en asuntos privados que a ella no le concernían. No queriendo seguir pensando en ello, cogió su teléfono para marcarle a su mejor amigo, quien respondió casi al instante.

-Hasta que me hablas, gata.

-Cállate, estúpida. ¿Por qué hablas en inglés, si los dos hablamos español? Pareces ridícula.

Spark | carlisle cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora