| Bella lo sabe |

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A la siguiente mañana, Bella fue la primera en despertarse y todos los recuerdos de la noche anterior llegaron de repente, tanto lo del callejón como el secreto de los Cullen

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A la siguiente mañana, Bella fue la primera en despertarse y todos los recuerdos de la noche anterior llegaron de repente, tanto lo del callejón como el secreto de los Cullen. Vio que Emeraude estaba profundamente dormida mientras abrazaba a Tequila y agradeció el tenerla como su nueva hermana. Anoche necesitó de alguien para apoyarse después de lo que vivió y ella simplemente le abrió sus brazos, ofreciéndole un refugio seguro. Lo ocurrido en el callejón fue un suceso que quisiera olvidar, aunque no sería fácil, y tenía toda la seguridad del mundo de que la chica a su lado haría hasta lo imposible con tal de hacerla sentir mejor.

Definitivamente Emeraude era la hermana que le hubiera gustado tener. Alguien que era totalmente opuesto a su personalidad, pero que a la vez encajaba; las dos eran tan diferentes en todos los aspectos posibles y, aun así, lograban llevarse bien. Bella podía ver cómo muchos de sus compañeros lograban llevarse bien con su hermana y cómo otros parecían querer hacerla sentir menos, algo que no lograban.

De repente, se acordó de los Cullen. Las respuestas que había estado buscando durante muchos días, las había encontrado al fin en el libro de las leyendas Quileute. Los Cullen eran vampiros, el solo pensamiento la hizo estremecer, pero no tenía miedo. Si cualquiera de ellos quisiera hacerle daño a ella o a cualquier habitante del pueblo, ya lo hubieran hecho desde hace tiempo. Su cuestión era si debía o no decírselo a su hermana, después de todo ella era quien pasaba mucho tiempo con ellos.

No sabía qué hacer. No sabía si debía callar o no. Ni siquiera sabía qué le iba a decir a él, si debería confrontarlo o no.

Resopló frustrada y con cuidado se quitó el edredón para no despertar a Emeraude. Se calzó sus pantuflas y salió del cuarto para ir a la cocina. Agradecía que fuera fin de semana y que ninguno de los adultos fuera a trabajar porque había amanecido con hambre y no tenía ganas de cocinar.

-Buen día, cielo. ¿Cómo dormiste? -saludó Margarita al ver a Bella bajar las escaleras aun con su ropa de dormir puesta.

-Buen día, Maggie, dormí bien. ¿Qué hay para desayunar? -preguntó acercándose a la cocina.

-Molletes, te van a encantar, aunque tuve que reemplazar el bolillo por otro pan. ¿Emi todavía sigue durmiendo?

-Sí, nos desvelamos anoche. ¿Te ayudo en algo?

-Con la mesa, por favor. -Bella asintió y empezó a hacer lo que le pidió la mujer. -A tu papá le hablaron esta mañana de emergencia en el trabajo, lo más seguro es que regrese un poco antes de la hora de comer. ¿Cómo les fue ayer con su salida? ¿Compraste algún vestido?

Bella se tensó por la pregunta, así que respiró profundo antes de responder.

-Nos fue bien, solo Jessica y Ángela compraron vestidos.

-¿No viste alguno que te gustara?

-La verdad es que solo las acompañé, no fui por ningún vestido ni nada. -respondió rellenando el servilletero. -Yo no iré al baile.

Spark | carlisle cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora