Capítulo 12

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/Primera persona Poseidón/

Miro fijamente a el oso el me muestra un semblante serio empezando a gruñir un poco. Le muestro un semblante tranquilo y sereno, mientras apretó mi tridente con fuerza, mirando fijamente aquella bestia.

De repente empieza a caer pequeños copos de nieve haciendo que el lugar se hará más frío.

—¡Ya basta los dos! —exclama una voz ronca con un tono de molestia que se escucha como un estruendo que resuena por todo el bosque.

Me resulta muy conocida. Miro hacia donde proviene contemplando un hombre vistiendo un gran abrigo. Al verme muestra un semblante serio con algo de confusión.

— ¡Hefesto! — exclamo emocionado mostrándole una pequeña sonrisa.

—¿Poseidón? —dice algo confundido arqueando una ceja.

El oso empieza a gruñir un poco y rápidamente da la vuelta desapareciendo entre el bosque.

Después de un rato, me encuentro en su cabaña. Estoy frente a la chimenea contemplando un hermoso fuego, sintiendo un poco de calor. Ahora me siento mucho mejor ahora.

—Si no perdiste el tridente ¿Qué haces aquí? —Me pregunta Hefesto con algo de curiosidad.

Me doy la vuelta a observando que tiene en sus manos dos vasos de té caliente, puedo ver cómo el humo sobresale de los envases.

—¿No puedo visitar a un amigo? —Pregunto con un tono bromista. Me acerco tomando una larga y le doy unos sorbos. Se siente muy rica.

—No has venido a visitarme en mucho tiempo, y cuando estaba en mi isla sólo venías una vez cada mucho tiempo— comenta Hefesto con algo de molestia.

—Lo siento amigo mío, pero he venido por ti para que vuelvas a Grecia con nosotros—le digo mostrándole una pequeña sonrisa. —Hades y yo estuvimos hablando y decidimos que era mejor venirte a buscar y de volverte a casa—

—No lo sé...—dice Hefesto algo desconfiado—. Hace mucho tiempo que no he visto ese lugar, los dioses son muy malos y Zeus era el peor de todos—comenta con algo de molestia.

—Pero todo ha cambiado ahora puedes volver a tu isla —le digo muy emocionado.

—Bueno, creo que ha llegado la hora de volver a casa este lugar se está desplomando—dice Hefesto riéndose un poco.

—¿Quién tiene el trono? ¿Quién es el nuevo dios del Olimpo? — el herrero lanza múltiples preguntas llenas de preocupación.

—Nadie somos libres amigo mío Zeus fue derrotado hace mucho tiempo, nadie lo ha reclamado el trono Hades no le importa y a mí tampoco— respondo mostrándole una pequeña sonrisa muy contento.

—Y tú no estás en tu trono como el dios del mar—Dice Hefesto con un tono muy serio.

—Lo siento, pero yo no sirvo para eso, pero debo seguir adelante tengo una responsabilidad con mi tridente y tengo una reina que debo proteger—le digo mostrándole una pequeña sonrisa. —Es mejor que estés con nosotros estamos reunidos en Grecia ¿Te animas? –

—Está bien, así puedo observar te para que no pierdas el tridente—

—No necesito una niñera para mi tridente—menciono con un tono burlón. Hefesto muestra una pequeña sonrisa y se echa a reír.

Hefesto recoge sus objetos lentamente colocando las encima de una carroza. Lo ayudó lo mejor posible recorriendo lo mejor que puedo.

Después de unas horas. Me encuentro en mi habitación en el barco observando una imagen de mi esposa y yo. Muestro una pequeña sonrisa acariciando levemente la imagen.

—No te preocupes cariño, voy a volver muy pronto—digo pensando en voz alta con un tono alegre.

Estamos a punto de llegar a la isla de Hefesto para dejarlo en su casa vieja. Sé que les chicas están en la casa de playa de Hera así que planeó ir para allá.

/Primera persona Valquiria/

Miro fijamente a mí oponente dedicándole un semblante serio, mientras me coloco en pose de batalla empuñando mi espada lista para luchar. Debo tener mucho cuidado y no debo subestimar a mí oponente. A pesar de que son muy fuertes tiene un problema, se les nota muy confiados. En cíclope muestra una pequeña sonrisa y el otro se echa a reír un poco.

—Anfitrite al mar y Hera quédate detrás de mí—les ordenó con un tono muy serio sin quitarle la vista del frente a mí oponente. Al escuchar mis palabras Anfitrite se aleja de mí rápidamente dirigiéndose al mar.

—¡Por aquí cíclope a que no pueda atrapadme! —exclama la sirenita con un tono alegre

—¡No te vas a escapar de mí! —grita el otro cíclope corriendo hacia donde se encuentra Anfitrite. Hera se mantiene detrás de mí a una buena distancia.

El cíclope se lanza hacia mí, corriendo a gran velocidad, mientras suelta un grito de guerra, se detiene frente de mí bajando su hacha como un relámpago directamente hacia mí. Detengo el ataque con mi espada sintiendo una fuerte presión. Pero sin embargo me mantengo en la misma posición mostrando un semblante serio.

—¡Que! —Exclama mostrando un semblante sorprendido.

— ¿Eso es lo mejor que tienes? —Le pregunto con un tono sarcástico.

—Eres increíble—menciona con un tono sorprendido se echó un poco para atrás alejando su arma de mí. Rápidamente lanzo una ráfaga de luz que consigue impactar contra su pecho destruyendo su armadura al instante.

El Cíclope suelta un grito de dolor, mientras se echa un poco para atrás soltando su arma llevando sus manos a su estómago. Cae de rodillas al suelo mirándome fijamente con un semblante adolorido.

—Eres realmente fuerte—menciona algo asombrado abriendo su único ojo como un plato. — Él tenía razón hay que tener cuidado con la reina del inframundo—

—Nunca subestime a tu oponente—menciono con un tono muy serio. —Realmente grande, mejor sigue entrenando—le digo mostrándole una pequeña sonrisa.

—Bien hecho— me dice Hera colocando su mano en mi hombro derecho.

—Gracias sólo hice lo mejor que pude— le respondo con un tono gentil.

Miro hacia donde se encuentra Anfitrite, de pronto, unos enormes tentáculos hechos de agua salen del mar agarrando al otro cíclope. Aparece Poseidón saliendo del agua empuñando su tridente con un semblante algo enojado.

—Cariño—dice Anfitrite muy emocionada y se acerca a él dándole un fuerte abrazo. Poseidón corresponde con mucho cariño muestra una pequeña sonrisa muy contento.

—¡Poseidón! —Exclama el cíclope muy sorprendido.

—Así es, ¿Cómo se atreven a molestar a mis amigas? —Pregunta Poseidón con un tono algo molesto.

—Los sentimos—dice a los dos al unísono con un tono de miedo.

—Me alegro de ver las chicas— dice Poseidón muy contenta.

Después de un rato, los dos cíclopes fueron encerrados, aunque Hera se encargaría de ellos. Además, Hefesto ha vuelto es un placer volverla haber después de mucho tiempo...

Bueno es hora de volver a casa y estar con mi familia.

Me encuentro caminando por el bosque. El lugar se encuentra sumergido una profunda tranquilidad con los pajaritos cantando y el suave sonido de los árboles meciéndose con el viento. Hoy fue un día muy entretenido y bastante emocionante Hades no me va a creer esto.

Logro ver mi casa y contemplo a Hades en la puerta mostrándome una pequeña sonrisa. Mi corazón se llena de alegría y empiezo a correr un poco.

Continuará...

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Hades El trono del Olimpo #3 la trilogíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora