Capítulo 8

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/Primera persona Apolo/

Es una mañana muy tranquila en la playa. Me encuentro acostado sobre una toalla contemplando el cielo, vistiendo un pantalón corto de color azul, mientras a mi lado se encuentra Amanda disfrutando el momento, vistiendo un hermoso traje de baño.

Escucho de fondo como las olas del mar golpean las orillas de la playa y de fondo se escucha un el canto de las gaviotas que resuenan por todo el lugar. Me siento muy relajado.

—¿Cómo te sientes? —Me pregunta Amanda con un tono dulce.

—Me siento bien relajado—respondo tranquilamente. —El mar es bellísimo— le digo con un tono alegre.

—Escuchar el sonido de la naturaleza es muy relajante—

—Tu voz es música para mis oídos amor—le digo con un tono alegre. La miro fijamente mostrando una pequeña sonrisa. Amanda muestra un leve sonrojo al escuchar mis palabras. Me río un poco al ver su rostro mostrando una pequeña sonrisa.

—Muchas gracias, cariño—menciona algo avergonzada mirando hacia otro lado.

—¿Cómo te sientes tu? —Le pregunto algo curioso, colocando mi mano encima de la suya. Sintiendo su piel tan suave.

—Me siento bien, siempre a tu lado sé muy bien que voy a estar a salvo y tranquila—me responde con un tono gentil mirando fijamente.

—Recuerda que siempre voy a protegerte—

—Yo siempre voy a estar ahí para atender tus heridas soy tu médico especial—mención Amanda. —Sólo te pido por favor que tenga más cuidado—me pide ella con algo de preocupación.

—Sí que lo eres, no te preocupes voy a estar bien—le digo gentilmente acariciando levemente su mejilla suavemente. —Eres la mejor además de curar mis heridas curas mi corazón—le digo alegremente acercando mí rostro al suyo y le doy un beso con mucho amor. Apartó mis labios rápidamente mostrándole una pequeña sonrisa. Amanda se sonroja muchísimo mostrando un gesto alegre.

Después de un rato, los encontramos corriendo por el bosque. Amanda se encuentra delante de mí corriendo a gran velocidad esquivando los árboles.

—¡No puedes alcanzarme! —Exclama ella muy contenta.

—Eres muy rápida—digo mostrando una pequeña sonrisa.

—Las ninfas tienen que ser rápidas para no ser capturadas—comenta Amanda alegremente. —El que llega de segundo tiene que pagar la comida—menciona riéndose un poco alejándose rápidamente.

Me dispongo correr más rápido para alcanzarla, extendiendo una de mis manos hacia ella. Amanda no mira atrás sólo sigue mirando al frente.

Me detengo de golpe respirando algo agitado. Contemplando como ella se aleja introduciéndose más en el bosque.

Voy a salir disparado como una bala. Sólo debo concentrarme un poco y respirar. Muestro una sonrisa de orgullo haciendo algo de calentamiento.

De pronto escucho una risa que resuena por todo el bosque como un eco. Miro a todas partes buscando donde proviene aquella risa maliciosa. Pero no encuentro nada. Sólo escucho de fondo el canto de los pajaritos. De pronto las aves se echan a volar dejando el lugar en un profundo silencio.

—¿Quién está ahí? —Pregunto con un tono molesto.

—Apolo estas vivo, había escuchado rumores, pero quería verlo con mis propios ojos—menciona una voz en tono de asombro.

Al escuchar aquella voz abro los ojos como platos. Apretando los puños frunciendo el ceño de enojo.

De repente un ser encapuchado aparece saliendo de los arbustos. La capucha no deja ver su rostro completamente solo sus labios que muestra una pequeña sonrisa.

—Tu—digo con algo de molestia frunciendo el ceño de enojo.

—Me recuerdas—dice el ser con un tono de burla. —Eso ya no importa, tengo un pequeño regalo para ti y tus amigos los olímpicos—

¿Un regalo? ¿Qué?

—Dime ¿Quién eres? —pregunto frunciendo el ceño de enojo.

—Lo sabrás muy pronto— comenta con un tono de burla. —Mi amo estará muy feliz cuando acabe contigo—menciona el ser riéndose un poco.

Lo único malo que Amanda está por aquí eso será un problema muy grande para esta batalla. Me siento algo nervioso con sólo pensar que ella puede estar en peligro.

—¡Apolo! —Exclama una voz algo desesperada. Miro hacia otro lado algo sorprendido y de repente recibo un puñetazo en el rostro, que me hace salir disparado chocando en contra de un árbol.

Caigo al suelo algo sorprendido llevando mi mano mi rostro gruñendo un poco. Siento un poco de dolor en mi mejilla. Levanto la mirada observando aquel ser frunciendo el ceño de enojo.

—Apolo eres muy débil y patético—dice el ser con un tono orgulloso—. No eres un buen candidato para ser el nuevo dios del Olimpo—

Me pongo de pie respirando algo agitado con un semblante algo enojado.

¿Aquella voz era la de Amanda?, Estoy algo nervioso no puedo con centrarme muy bien.

Me lanzó hacia el en un ataque de ira, rápidamente aprovecho el momento dándole un puñetazo en el estómago haciendo que se eche un poco para atrás seguido lo agarro por su camisa fuertemente mirando fijamente a su capucha.

—¡¿Quién eres?! —Le pregunto muy enojado dándole un puñetazo en su rostro.

—¡Suelta! —Escucho la voz de Amanda algo desesperada.

De pronto veo a una mujer agarrando Amanda. Aquella Señora tiene un traje de color negro con una capucha que cubre su rostro.

Amanda se mueve agitándose un poco intentando liberarse. Pero no lo consigue, sus manos están atadas. Muestro un semblante sorprendido abriendo los ojos como platos. Recibo un rodillazo en el estómago haciendo que me eche un poco para atrás.

—¡Dejarlo en paz! —Exclama Amanda algo triste.

Me echo un poco para atrás observando mi oponente. Intentando no mirar hacia Amanda. Me siento muy desesperado.

No puedo evitar lo estoy muy preocupado por ella... Estoy en una situación muy difícil.

Continuará...

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Hades El trono del Olimpo #3 la trilogíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora