Pero la idea de perdón de Harry no era la misma que la de ella, al parecer. Harry había decidido no terminar su relación con ella.
Pero algo había cambiado
entre ellos, y era la actitud de Harry con ella. Antes ella había visto atisbos del hombre que había detrás de la armadura. Y cada vez que lo había visto lo había sentido como una pequeña victoria.
Pero ya no.
La comodidad y relajación que ella había empezado a sentir con él había desaparecido. Era imposible penetrar el hielo que había en el interior de Harry.
Y mientras que el sexo con él era bueno como siempre, Harry parecía querer demostrar un calculado repertorio de habilidades sexuales.
¿Querría hacerla sufrir?
¿Intentaba demostrarle el terrible vacío que dejaría en su vida cuando se marchase?
Atrás había quedado el relajado fin de semana en París... Hasta se había encontrado añorando las conversaciones que había tenido con él cuando ella era sólo la mujer de la limpieza de su oficina, cuando le pedía consejo, y hasta la escuchaba. Aquello era intimidad de verdad. Más que usar las elegantes prendas que le compraba él y dejar luego que se las quitase.
El teléfono sonó y Jessica saltó a atenderlo, aunque llevaba una hora esperando que él llamase. Aquellos días sentía que su vida era una espera. Algunas veces quedaban en verse con antelación, pero otras, como aquella noche, dependía del humor de Harry, de lo tarde que terminase una reunión...
—Hola —dijo ella.
—¿Jessica?
—Hola, Harry—ella intentó parecer segura—. ¿Qué... qué tal la reunión?
—Aburrida. La verdad es que no quiero hablar de ella —Harry reprimió un bostezo—. ¿Puedes estar lista en una hora para ir a cenar?
—Creí que habías dicho que te apetecía una noche en casa...
—¿Eso dije? Lo siento, he cambiado de plan. Un amigo mío ha venido inesperadamente a Londres con su novia y quiere que nos veamos. Y he pensado que a ella le apetecería una compañía femenina.
¿Qué podía decir? ¿Qué le encantaba la idea de conocer a sus amigos?
Porque aquello había sido más una orden que una invitación.
—Sí, por supuesto —dijo ella.
Harry envió un coche a recogerla.
Cuando Jessica entró en el restaurante Harry estaba ya sentado con los invitados, y se puso de pie para saludarla.
Como siempre, su corazón dio un vuelco cuando lo vio.
—Ciao —dijo Harry—. Te presento a Giovanni y a María —agregó—. Ésta es Jessica.
—Hola —dijo Jessica, preguntándose qué habría dicho Harry sobre ella.
Giovanni Amato era un poderoso siciliano y su novia una mujer muy dulce,pero los tres hablaban italiano casi todo el tiempo, y cuando pasaban al inglés, Jessica conversaba con torpeza.
Se sentía como un marciano, totalmente fuera de lugar.
Por momentos se preguntaba qué diablos estaba haciendo allí. Al menos Giovanni y María parecían una pareja de verdad, mientras que ella se sentía un objeto que se ponía y se quitaba al antojo de Harry.
Ella no era nada para Harry, pensó. Sólo estaba allí para que hubiera dos hombres y dos mujeres y para satisfacer su apetito sexual cuando terminase la velada.
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El Millonario - Harry Styles
Romance¡De limpiadora a amante de un millonario! Para quitarse de encima a las mujeres que lo perseguían, el millonario Harry Styles le propuso impulsivamente a la mujer de la limpieza de su oficina que lo acompañara a una cena. Jessica aceptó, reacia, per...