Jessica trabajó a ritmo rápido para terminar pronto. Algo había cambiado, y no era sólo porque estuviera sola con Harry.
Se movía con timidez y reserva, como si por primera vez fuera consciente de su cuerpo delante de él. Y se le aceleró el latido de su corazón cuando se dio cuenta de lo que acababa de aceptar hacer.
Era como un sueño hecho realidad: que su atractivo jefe le insistiera para llevarla en coche a su casa en su limusina y su chófer.
¿Y qué? Quizás se tratase de un intento descarado de seducción de su jefe, ¿no?
Pero tal vez fuese mejor no hacer especulaciones y aceptar su generosidad, se dijo. Disfrutar la novedad de un viaje a casa en un lujoso coche.
A las siete y media Jessica carraspeó y dijo:
—Me voy a cambiar, señor. Eh... ¿Nos encontramos abajo?
—¿Mmm? —Harry alzó la mirada y achicó los ojos, como si se hubiera olvidado de que ella estaba allí.
—Sí, claro. ¿Dónde?
—¿Sabe dónde está la entrada trasera? Es un poco difícil de encontrar...
—La verdad es que no sé dónde está. Pero supongo que podré arreglármelas sin un mapa —dijo él—. El coche estará listo a la puerta, y no me gusta que me hagan esperar. Así que no tarde.
—No tardaré —dijo Jessica, y salió deprisa.
Su corazón latía aceleradamente mientras se quitaba el mono y se desataba el pañuelo, deseando llevar puesto otra cosa que una sencilla falda, un jersey y un chubasquero encima.
Pero aquél no era el tipo de trabajo donde tuviera que ir arreglada, se dijo.
Se quitó los zapatos planos y los guardó en su taquilla junto con el mono y el pañuelo, y luego se cepilló el cabello, que era su única arma. Éste cayó sobre sus hombros. Aunque tenía un color castaño no muy atractivo, su pelo era grueso y brillante.
Jessica se miró al espejo. Estaba pálida sin maquillaje, pero encontró el final de una barra de labios en el fondo del bolso y se lo aplicó.
Si se ponía maquillaje, ¿podría pensarse que ella estaba esperando algo de él?
Pero de pronto a Jessica no le importó.
Las mujeres tenían su orgullo, y aunque llevase ropa barata, quería estar lo mejor posible.
Afortunadamente, como había terminado un poco antes, no había nadie por allí. No había ninguna otra limpiadora que la acompañase a la parada de autobús, o peor, que la viera irse en un coche de lujo. Lo que parecería sospechoso a los ojos de cualquier otro miembro del personal, y no la dejaría en muy buen lugar.
Pero no había tiempo para dudas.
Él le había pedido específicamente que no se retrasara, así que ella agarró su bolso y se dio prisa en salir.
Y allí estaba la larga limusina, con su ronroneo de galo frente a la puerta trasera.
Jessica apretó los dedos en la tira del bolso mientras observaba al chófer uniformado. Éste le abrió la puerta del lujoso coche.
—Muchas gracias —dijo Jessica.
Intentó deslizarse en el asiento de atrás lo más decorosamente posible, algo que no era especialmente fácil, puesto que Harry estaba sentado en el otro extremo del asiento de piel. Tenía las piernas extendidas, los brazos cruzados, pero no le veía la expresión de la cara, ya que la limusina estaba en sombras. Pero notó el brillo de sus ojos observándola.
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El Millonario - Harry Styles
Romance¡De limpiadora a amante de un millonario! Para quitarse de encima a las mujeres que lo perseguían, el millonario Harry Styles le propuso impulsivamente a la mujer de la limpieza de su oficina que lo acompañara a una cena. Jessica aceptó, reacia, per...