Para llegar al baño Amelia tuvo que preguntar a un mesero las direcciones pues no encontró ningún letrero que indicara esto mismo. Aparentemente tenía que bajar las escaleras que la llevaron a la terraza en primer lugar y luego girar a la derecha en dirección a la entrada del restaurante, si seguía hasta el fondo daría una vuelta más a la derecha y encontraría los baños. Caminando por el restaurante Amelia notó las vibras rústicas que provisionaba el lugar. Eran amigables, o quizá esas eran las vibras que daba el chico misterioso. No, no es posible, estoy exagerando estas pequeñas coincidencias, pensó Amelia, al mismo tiempo que dejaba ir estos pensamientos ilógicos. Pasó por un espejo de cuerpo completo con un marco de madera oscura, en este solo verificó que la ropa que traía puesta, unos pants grises con playera negra acompañados de una camisa de franela grande de esos mismos colores, se viera bien. Por qué estaba haciendo eso, se preguntó a si misma. Amelia es vanidosa, en especial cuando siente que la ropa que trae puesta la hace ver verdaderamente con una diosa, así que ella relacionó este vistazo en el espejo con esto. Al dar la última vuelta a la derecha chocó con alguien.
-Perdón perdón.-exclamó Amelia mientras se levantaba.
-No te preocupes fue mi culpa.- dijo el chico. Cuando Amelia levantó la mirada vio esa gentil mirada que tenía en los bellos ojos verdes y su sonrisa perfecta que iluminaba la habitación. -No sabía si en realidad ibas a venir.-agregó.
-Pues dijiste que querías hablar y no te veo la pinta de ser un secuestrador que va a vender mis órganos en el mercado negro así que- respondió Amelia siendo interrumpida por una carcajada producida por él.
-No jaja, aunque si esas fueran mis intensiones no lo haría aquí, sino sería en un espacio que fuera fácil sacarte sin que nadie se diera cuenta o algo así. Ay perdón, espero que eso no haya sido un comentario que te asuste.
-No, está bien. Me alegra no ser la única que de vez en cuando sabe como secuestrar a una persona.
Ambos se rieron y acto seguido hubo un momento de silencio que no se sintió incómodo, sino todo lo contrario.
-Pues mira, te dije que quería hablar contigo pues porque no es la primera vez que nos vemos.-rompió el silencio el chico.
-Si lo sé, la otra vez que nos vimos era mi cumpleaños.-continuó Amelia.
-No inventes, no puede ser.-dijo él con un tono sorprendido que exaltó a Amelia.
-Qué, qué pasa?
-Cumplimos el mismo día.
Demasiadas coincidencia, no sé si esto es raro o escalofriante pero de alguna manera se siente lindo, pensó Amelia.
-Bueno eso es raro.-habló Amelia.
-Ay vamos, orgullo géminis!
-Soy demasiado géminis, es mi signo solar y ascendente.
-Mi signo solar es géminis, pero mi lunar es capricornio y mi ascendente es Leo.
-Ay pues con razón lo guapo.- dijo Amelia sin pensar. Un chico que se interesa en astrología, era la primera vez que Amelia encontraba algo así.
-Ay obvio, me presento soy Ares Hidalgo.-dijo esto con un tono sarcástico al mismo tiempo que hacía un reverencia, lo cual hizo carcajear a Amelia.
-Haz leído la historia?
-Obviamente que sí, de hecho estoy escribiendo una original.
-Cómo se llama?
-Dentro de mí, está basada en algunos hechos reales.
-Wow.
-Bueno este no es el punto, te dije que vinieras aquí a hablar pero nunca dije que las conversaciones importantes iban a ser al lado de un restaurante cualquiera, vente, vamos a algún lado. Mi familia es de aquí y conozco gran parte de la ciudad a pesar de no haber vivido la mayor parte de mi vida aquí.
Amelia tuvo que pensar lo que iba a responder más de una vez. Por un lado, siempre fue obediente a sus padres pero estaba harta de eso, esta era su oportunidad de embarcarse en una aventura por Londres. Por otro lado, tenía miedo de lo que pasaría si sus padres descubren que se escapó, en un continente que no es el suyo, con un chico el cual acababa de conocer. De todas maneras, gracias a que el chico mencionó que sus comidas probablemente tardarían al menos veinte minutos en llegar a sus mesas tenían tiempo suficiente para un pequeño paseo y que nadie se enterara de esto.
-Solo dile a tus papás que estás jugando en el área de adolescentes del otro lado del restaurante y que regresarás en unos minutos.
-Seguro que el paseo no durará mucho?- preguntó Amelia aún insegura.
-No, te voy a robar los órganos y venderlos en el mercado negro.- respondió sarcásticamente.
Amelio le dedicó un mueca antes de regresar a su mesa y avisarle a sus padres donde estaría por al menos los próximos veinte minutos. Después de que ellos no cuestionaran esto, lo cual le extrañó a ella, bajó de nuevo las escaleras pero en el último escalón se preguntó realmente que estaba haciendo. Confiando en un chico que acababa de conocer, irse de paseo por una ciudad que no conocía y esperar que todo saliera bien. Esto sonaba de locos, y reconsideró su decisión de aventurarse en el supuesto pequeño paseo que tenía planeado el chico. Aunque dudó, algo de todo esto la daba buena espina en su intuición, por lo que siguió bajando las escaleras para encontrarse con el chico misterioso.
-Oye aguanta, ni siquiera sé tu nombre.- reclamó Amelia.
-Ay, perdón se me fue la onda, soy Alexander, Alexander Summers por si quieres googlearme y comprobar que no soy ningún maleante de por ahí.-contestó él.- Puedes llamarme Alex como todos los demás.
-No, Alexander suena sofisticado y me gusta el nombre.
-Bueno, si soy tan sofisticado llámame duque Alexander de Maldonia.
-Ay no te pases.- rieron los dos ante estos comentarios.
-Y tu eres?
-Ah sí, soy Amelia. Todos me dicen Amy.
-Tu me llamas Alexander y yo te llamo Amelia te parece?
-Esta bien, Alexander.
-Bueno sígueme por aquí, Amelia.
Alexander la llevó de la mano hasta la puerta del restaurante para salir de este. Raramente, nadie se percató que los dos adolescentes que habían ocasionado euforia hace algunos minutos en la parte de arriba, ahora mismo se estaban escapando para dar un paseo corto. Amelia, dudosa, sabía que estaba a punto de experimentar varios sentimientos por esa pequeña escapada. Mientras que Alexander, por primera vez no se sentía aburrido de dar el mismo paseo al que lo mandaban cuando era un niño pequeño que se desesperaba en ese pequeño restaurante.
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my favorite crime
RomanceAmelia, acaba de cumplir 15, lo cual se supone que está en los mejores años de su vida aunque los más complicados también. No solo va a entrar a una nueva escuela sino a una nueva etapa de su vida que define muchas cosas del futuro. En su nueva escu...