capítulo 13

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Alexander seguía en un estado de shock por haber visto a la chica que tanto anhelaba marcharse otra vez. Seguía parado en la puerta viendo de manera desolada hacia el otro extremo oscuro de la calle, pensando si debería seguirla y hablar con ella. Pero Alexander decidió quedarse en la fiesta. Aún tenía un pequeño asunto pendiente con su supuesto mejor amigo. Alexander retrocedió de la puerta esquivando las miradas de muchas personas a las que les faltaba demasiado contexto para entender todo lo que pasó en solo unos segundos. Mientras iba acercándose al pasillo de la otra habitación vio que su amigo tenía una mirada en sus ojos que Alexander nunca había visto. Y le empezaba a dar terror.

-Alex déjame explicártelo.-parecía que Santiago suplicaba a su amigo que escuchara lo que estaba de su lado de la historia. 

-Pues vas, dime algo por lo que valga la pena quedarme y no ir a buscar a Amelia al parque.-contestó Alexander de manera agresiva pues la persona en la que más confiaba no era quién el había creído todo este tiempo. 

-Ya voy, ya voy. Perdón por llamar a Amelia por un nombre "inapropiado". Pero es que todo estaba perfecto cuando éramos solo tu y yo. Y luego de la nada regresaste de un verano común y corriente con tu familia enamorado de otra persona. Eres un traidor, estabas enamorado de mí y de la nada me cambiaste por esa cualquiera con la que te encontraste una sola vez.

Alexander estuvo a punto de estallar de enojo con lo que acababa de decir Santiago, pero primero analizó lo que su amigo dijo. Alexander seguía sin entender cómo es que su amigos se enamoró de él y cómo es que él dio la apariencia de que estaba enamorado de alguien más que Amelia.

-Santi, nunca estuve enamorado de ti. Siempre te vi como un hermano que estaba ahí para mí. Y de verdad perdóname si te di señales que dijeran lo contrario pero de verdad no te veo más que como mi mejor amigo. Espero que entiendas.-terminó Alexander siendo completamente honesto hacia su amigo sobre como lo veía. 

-Sí, sí entiendo.-Santiago hizo una mueca que un villano de la historia haría en frente de sus adversarios.- Esa perra te lavó el cerebro, te hizo olvidar todos esos momentos románticos que tuvimos y te puso en contra mía.

Santiago intentó lanzarse sobre Alexander para llegar a la puerta y posiblemente buscar a Amelia, y sus intenciones no parecían buenas. De todas maneras, Alexander era más alto y mucha más fuerte que Santiago y fácilmente lo empujó contra la pared haciendo que este quedará en el piso, a los pies de Alexander.

-No te atrevas a llamar a Amelia, o cualquier otra mujer así.-Alexander dejó de lado el afecto que tenía por su amigo, que en este momento parecía un loco desquiciado que podría matar a Amelia si se lo permitían.-Santiago, entre nosotros nunca hubo ningún momento romántico. 

Antes de que este pudiera continuar su intento de calmar a Santiago, él le lanzó un puñetazo en la barbilla que hizo que Alexander perdiera el equilibrio, como resultado se calló en la entrada de la habitación dónde estaba la puerta. Aún abierta. 

-Que no haya habido una canción o paseo por Londres entre nosotros no significa que no haya habido momentos románticos!-gritó Santiago de modo que llamó la atención de todas las personas de la fiesta, que en este punto se empezaban a poner en círculo para ver la pelea entre estos dos adolescentes con sentimientos encontrados. Las luces de colores que parpadeaban le ponían aún más emoción a este dramático enfrentamiento. Alexander se levantó en frente de Santiago. 

-Entonces qué fue lo romántico para ti?-preguntó Alexander con un tono de voz fuerte demandando una respuesta honesta de su amigo. 

-Cuando te di regalos de cumpleaños sonreías, cuando fuimos varias veces a Six Flags, cuando estábamos en secundaria y fuimos a comprar nuestros trajes para la graduación juntos. Todo eso se sintió mágico para mí!-contestó finalmente Santiago, que estaba preparado para tirarle un golpe a cualquiera que se le acercara. 

-Todo eso es normal hacerlo con un amigo. Santiago, siempre fuimos solo amigos!-Alexander respiró unos cuantos segundos para calmarse y decir algo más que sintió que Amelia hubiera dicho en esta situación.-Sabes, a veces Cupido se queda sin flechas y solo lanza una en lugar de dos, haciendo que esas dos personas no tengan que estar juntas.-completó Alexander y más tranquilo que antes. Este comentario dejó pensando a Santiago, y luego este volteó con una sonrisa maniática hacia Alexander. 

-Exacto Alex, Cupido solo te flechó a ti y no Amelia, y por eso no debes estar con ella sino conmigo.-dijo Santiago, lo cual asustó a Alexander.

-Estás obsesionado conmigo, eso no es sano Santi.

-No es obsesión, es amor idiota!-interrumpió Santiago que después de decir esto lanzó otro golpe hacia Alexander. Este lo esquivó y regresó un puño fuerte que lanzó a Santiago hacia atrás, además hizo que le empezara a sangrar la nariz. 

-Esto no es amor Santiago!-gritó demasiado fuerte Alexander, asustando a más de uno en la fiesta.-El amor no se siente así, no se como explicarlo pero es esa energía mágica que te llena de alegría en cuanto la persona por la que lo sientes entra en la habitación. Además, si estás enamorado de alguien te importa más su felicidad que la tuya, y aquí solo estás demostrando que eres egoísta.-reflexionó Alexander. Santiago se reincorporó en frente de Alexander para decir un solo comentario. 

-Quién te hizo sentir así? Amelia?-lo dijo en tono de burla, que simplemente hizo que Alexander estallará y le tirara un golpe que lo dejó en el piso. 

-Sí, fue ella.- dijo Alexander antes de tomar camino hacia la puerta y en cuánto llegó a esta se volteó y dijo-Y contigo sentí amistad, es un sentimiento hermoso que extrañaré, Santiago.-cerró la puerta detrás de él, dejando un silencio en la fiesta.

Santiago se levantó adolorido de lo fuerte que Alexander lo había golpeado y salió de la casa esperando encontrarse con Alexander listo para disculparse y que fueran felices otra vez, pero no fue así. Alexander se había encaminado al parque no para buscar a Amelia, para estar solo pues sabía que no estaba en condiciones de estar con alguien sin que se enojara fácilmente. 

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