capítulo 6

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Hoy es primero de septiembre, el primer día de clases en la nueva escuela a la cual Amelia va a asistir. A decir verdad, el Instituto Real Montero era una de las opciones favoritas de Amelia aunque no estaba segura de que tuviera en nivel suficiente para obtener un lugar en esta. De todos modos le dijeron que ella fue uno de los puntajes más altos que habían visto en los últimos años dentro de exámenes de admisión. Cuando ella fue a hacer el examen se sintió muy pequeña ante la imponente escuela. Esta se podría decir que parecía una versión moderna de Hogwarts. Era un campus enorme, con varios jardines y canchas para diferentes deportes, y lo que llamó la atención de Amelia desde el primer momento que logró ojearla, fue la biblioteca. Amelia en realidad no sabe si tiene una sección prohibida o algo así, pero sabe que la biblioteca es enorme y que si no consigue amigos rápido (lo cual no parece probable pues ella siempre ha sido una persona extrovertida que se gana el corazón de las personas rápido) podrá pasar largos periodos de tiempo escapando de la realidad. 

-Ya estás lista?-preguntó Silvana mientras ella y Amelia se subían al carro.

-Mira pues la verdad nunca estoy lista para nada en la vida, literal solo me lanzó y confío en que encuentre una manera de no matarme en el intento.-aunque suene sarcástico esta era la verdad que regía sobre la vida de Amelia. 

-Ay hija, todo va a estar bien, tienes un excelente nivel académico y pues siempre la prepa es una etapa de nuevas experiencias buenas y malas. Solo déjate llevar.

Amelia no sabía si ese comentario tenía como propósito tranquilizarla, si ese era pues su efecto fue completamente lo contrario de lo que su madre intentó.

En cuanto llegó al instituto Amelia sintió la misma sensación que era una combinación de miedo y adrenalina que sentía cuando se subía a montañas rusas extremas, lo cual amaba hacer. A ella le habían dado su horario con el número de los salones a donde tenía que ir, pero no tenía idea de como llegar y pues no quería perderse en su primer día. Le pasó una vez en primero de primaria y juró que trataría que nunca se repitiera una experiencia así. Había un grupo de estudiantes que aparentaba ser unos años mayores que Amelia, esta pensó si debía ir a preguntarles a dónde estaba al menos el salón donde tomaría su primera clase. Parecía una pésima idea, suena como algo que Amelia haría sin pensar. Y lo hizo.

-Hola.-se dirigió Amelia hacia uno de los chicos más grandes del grupo.-Podrías decirme dónde queda el salón 23, soy nueva y no tengo idea de dónde está.

-Hay las nuevas que felicidad.-exclamó el chico en un tono que hizo que Amelia supiera perfectamente que tipo de persona era este tipo.-Pues mira si quieres te digo después de unos besos eh...

-En serio crees que cualquier persona que te hable de verdad quiere algo contigo, tienes tan baja autoestima que tu ego tiene que hacer todo el trabajo?-interrumpió Amelia. En seguida todo el grupito se interesó más en la conversación, pues una niña de primer año acababa de poner a uno de último año en su lugar. Cabe que aclarar que este chico de pelo negro corto, alto y con obvias inseguridades no le llegaba ni a los talones del hombre que es Alexander. 

-Y tu quien te crees que eres?-contestó el chico.

-Me presento, soy Amelia Moreno, una de "las nuevas" que oh sorpresa no tiene que darte nada para que hagas un simple gesto de amabilidad.

-Ay dios, feminista verdad?-a este comentario algunas de las chicas del grupo se les observó ofendidas.

-Bueno si, y que tiene. Obviamente has crecido con unos valores erróneos de que eres superior a alguien de menor edad o del género opuesto, o igual y todo este complejo de superioridad es para esconder que eres una de las personas más inseguras de planeta que ya no tiene remedio.- a este comentario todos se quedaron callados, y el chico, sin saber como contestar a la verdad que acababa de decir Amelia.-Entonces me vas a enseñar dónde está este salón como una persona decente o tendré que buscar a alguien mejor que tú?

-No no, te llevo ven por aquí.- respondió el chico en un tono de voz más bajo pues Amelia se acababa de posicionar como una persona imponente que en cuanto lo conoció supo demasiado de él.

Caminaron a través de algunos pasillos diferentes y subieron unas escaleras. Mientras llegaban al salón el chico se atrevió a sacar plática.

-Soy Manuel.-dijo, intentando ser amigable.

-A ok.-contestó Amelia muy seca.

-De verdad lograste entender todo eso de mí solo con la manera en la que te hablé por primera vez?

-Pues desde siempre he sabido juzgar a las personas, aunque suene mal. La mayoría de las veces juzgo en mi cabeza pero de verdad te merecías lo que dije allá abajo.

-Lo sé.- esto impresionó a Amelia.- Es que tengo miedo de dejar que alguien vea que no soy imponente como aparento.

-Igual y si dejas que alguien lo vea mejorará los problemas de autoestima. No creo que no tengas remedio, solo lo dije pues ponerte en tu lugar. Ah, ahí dice 23.

-Bueno fue un gusto conocerte Amelia, me caíste bien. Si alguien te molesta dime y te juro que ni se te van a volver a acercar.

-Creo que puedo defenderme sola gracias.-contestó ella con una sonrisa.

Amelia entró al salón. Este tenía varios posters de geografía en las paredes y tenía muchas ventanas que dejaban a la luz entrar. Faltaba solo un minuto para que empezara la clase así que solo se sentó en una de las bancas y empezó a escribirle a Yaritza y Viridiana. Resulta que ellas empezaron bien y no habían hecho amistad con alguno de los bullies de la escuela como Amelia. 

-Bueno empecemos.- dijo la maestra.-Voy a pasar lista.

Amelia solo prestó atención cuando dijeron su nombre aunque algo más tarde llamó su atención.

-Ramírez?-preguntó la maestra por algún estudiante.

-Aquí.-respondió una mujer con una voz dulce como la miel, la cual conocía Amelia.

No, no puede ser, pensó Amelia. Ella dijo que se iba a ir del país. Pero si era posible que no se llevó a cabo ese plan de Ramírez. 

Era ella, Naomi Ramírez. 

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