Capitulo 6 Tu primera vez

1.1K 90 3
                                    

ALASTOR

Cuando llegamos a su casa, Charlotte se notaba muy ansiosa, pues ambos nos guiábamos en ese momento por nuestros más bajos instintos. Al llegar a la puerta de su negocio, ella me dio la espalda para abrir la puerta, acción que aproveche para poderla abrazarla por la espalda y poniendo mis manos sobre su vientre, generando que se pusiera aún más nerviosa, pues en esos momentos de nerviosismo, pues, cualquier acción del otro, nos provocaba un sentimiento extraño y en cierto punto excitante y expectante.

Sentí como su piel se erizo al hacer esta acción y, para ponerla más nerviosa, me acerque a su nuca e inhale profundamente, para poder captar su fragancia, la cual me pareció en extremo, excitante. Así que empecé a besar el cuello por la parte de la nuca con besos tiernos.

Sabía que para ponerla más ansiosa a una chica antes de la acción, debía "mimarla" un poco para pasar después al acto principal con más entusiasmo.

Apenas pudo abrir la puerta de los nervios, y apenas los dos entramos, cerré la puerta tras de mí y le puse seguro.

Pero al voltearme a donde ella se situaba ella, Charlotte se abalanzó hacia mí, tomándola de la parte baja de los muslos y cargándola de manera tal, que ella recargó su peso en mis manos que la cargaban por sus muslos y abrazando mi cuello, mientras nos besamos de manera salvaje y en algunos puntos desesperados.

Ella en cambio, no tardó mucho en enroscar con sus piernas en mi cadera pegando más nuestros cuerpos.

En medio de la oscuridad, mientras ambos nos besábamos con desespero, buscaba la puerta que daba al apartamento de ella, y mientras yo hacia esa tarea mientras la cargaba y la besaba. Ella me empezó a despojar la ropa, primero desabrocho y me quitó mi saco aventado al suelo, para instantes después de un tirón, me despojo del corbatín que traía puesto, el cual terminaría igualmente en el suelo del local.

Mientras esto sucedía logré encontrar a la maldita puerta en medio de las penumbras de aquel lugar y la pude abrir cargando todo su cuerpo en mi brazo izquierdo. (Ya que Charlotte era bastante ligera y delgada).

Una vez encaminados, subimos las escaleras sin separarnos y detenernos ni un poco, pues seguíamos besándonos tan apasionadamente que ella me permitió meter la lengua a su boca, empezando a dar una danza pegajosa con nuestras lenguas mientras el sabor de nuestras bocas estaba de por medio, disfrutando cada segundo hasta que el aire faltara. Para que una vez oxigenados, volvíamos a atacarnos como fieras.

Cuando por fin llegamos al departamento, me guie por esta hasta llegar al marco de la puerta, que daba a la habitación de mi amada.

Al...Alastor va...será mi primera vez. — dijo en medio de nuestros besos. Su forma de decirlo, de esa manera tan tierna, y algo agitada por el rito. En esos momentos estaba tan decidida y hambrienta por más, pero por más entusiasta, ella tenía sus dudas por ser su primera vez.

Yo no la iba a juzgar, ya que yo también las tuve en su momento, y apresar de que estaba oscuro, puedo decir con total seguridad, que logré notar su ruborizada cara angelical, la cual tenían cierto nerviosismo, así que con un dedo le puse en su mentón para que me viera a los ojos, y que a su vez yo pudiera contemplar y admirar aquellos hermosos ojos color miel, los cuales estaban tan dilatados, que pude adivinar los que pensaba ya que los ojos son la puerta del alma.

No te preocupes Charlotte, no voy a hacer nada que tú no quieras. No necesito esto para estar enamorado de ti, porque te amo sin ninguna de estas cosas. — le dije con seguridad ya que no quería transgredir sus límites y no quería avanzar más de lo que ella quería llegar.

Con aquel comentario le di a entender, que lo que sentía era sincero y no solo la veía como una aventura de una noche. Aunque con su cuerpo, me lo impedía no poderlo ver con otros que no fueran de lujuria y devoción por aquella diosa griega ante mis ojos. Aquello hizo que su cara cambiará, de nerviosismo y duda, por una de determinación que me tomó desprevenido. Ya que me sujeto firmemente del cuello de mi camisa y me bajo a su altura, para plantarme un beso largo y profundo. Ingresando al final en su habitación sin romper el beso, mientras caminábamos en la obscuridad involuntariamente en dirección a la cama de ella, Charlotte me aventó a su cama, quedando sentado en el borde de esta.

Te amare en vida y en el infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora