"Eso hubiera estado feo"
—¡Chicos! —Flora intento llamar la atención de sus compañeros, sin éxito. Uno de los chicos hizo un extraño chiflido, el cual logro que quienes estaban presentes guardasen silencio—. Gracias. El director me dijo que el maestro Jones no dará clase hoy, nos dio permiso para salir del aula, pero nos pide el favor que nos quedemos en el instituto.
Dicho eso, todos los chicos comenzaron a guardar sus cosas y a seguir hablando con sus amigos. Connor se levantó eufórico de su asiento, sus pasos acompañados de un ridículo baile iban direccionados hacia Declan. El castaño dejo escapar una pequeña sonrisa la cual acompañó con un movimiento de cabeza que indicaba negación, sin duda Connor no tenía remedio.
—¡Daft! —Un chico pecoso entro en la clase—. El entrenador adelantó la práctica. —Connor hizo puchero, agarró si mochila y se despidió con la mano—. Daft, muévete rápido. —Sin esperar más el muchacho arrastró a Connor de la corbata verde azulada.
El castaño recorrió con la mirada el lugar. Al otro extremo del salón estaban las chicas, dos de ellas enfrascadas en una conversación, y la que más le importaba estaba sumida en su teléfono, sonriendo y tecleando sin parar. Los celos se estaban esparciendo por todo su cuerpo, sin embargo, Declan no tenía derecho reclamarle nada a la joven, no eran más que amigos, con un suspiró y apretando la mandíbula, el ojiverde abandonó el lugar para serenar su mente.
Declan cerró los ojos mientras se recostaba en el árbol, había decidido que lo mejor era estar entre la poca naturaleza que le ofrecían las instalaciones de la escuela. El aire frío chocaba con el rostro de Declan, provocando que su nariz enrojeciera y que su cabello se desordenara un poco, siempre sucedía así, ese tipo de brisa le traía tranquilidad.
Declan abrió los ojos en cuanto sintió la compañía de alguien a su costado, curioso se giró topándose con aquellos grandes ojos marrones que solían mirarlo con curiosidad.
—Vi que no comiste nada en el receso, ten. —Emma le ofreció un emparedado, el castaño parpadeó confundido, a lo que Emma le acercó más el sándwich.
—Gracias. —Atino a decir después de salir de su asombro, si bien no se llevaba mal con Emma, tampoco es que fuesen cercanos. Apenas habían sido compañeros de asiento en algunas clases, y hasta hace poco habían comenzado a hablar.
—Oh, casi lo olvido. También traje esto. —La chica sonrió pasándole una botella de jugo.
Declan lo recibió agradecido con la cabeza, pues tenía la boca llena, batió un poco la botella, y cuando estaba por abrirla se fijó en la etiqueta la cual mostraba la imagen de unas grandes y jugosas fresas.
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Declan, el secreto de un monstruo
Historia CortaEl amor puede cambiar a las personas, y sin importar que, no se le niega a nadie, ¿no es así?, quizás Declan no sea una excepción, quizás él sólo necesita que alguien le enseñe como amar. Pero recuerda, no todo es lo que parece. 🥉Tercer puesto en l...