PARTE 2 -Capitulo diecinueve: Los Muluanm-

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Adrián, Yosu, Colette y Renatta llegaron al mismo tiempo al apartamento de Leslie.

Ella los recibió con un pequeño desayuno para activarse, y después les explicó cada paso a realizar de los platillos que iban a preparar.

Primero, Adrián y Yosu se encargarían de lavar, pelar y cocer todos los vegetales que necesitaban; después, Colette trabajaría en moler y separar las especias del bosque; luego, Renatta debía suavizar, moler y cocer la carne de corseta; y finalmente, Leslie prepararía su famoso y único "bañado de Lis".

Mientras realizaban sus tareas, los cinco platicaron mucho acerca del festival del gein-maleb, y Leslie les hablaba de algunas de las cosas que aparecerían en el área aleniana, por ejemplo: los estantes familiares, la zona de baile, las luces, etc.

Después de seis horas de trabajo, los cinco terminaron los platillos de Leslie, y después de envolver todo, acompañaron a Leslie con su familia para presentar los platos y tratar de convencerlos de que la perdonaran.

Cuando llegaron al sector uno en el auto de Yosu, todos, excepto Leslie y Colette, quedaron fascinados con la hermosa y enorme casa de los Muluamn. Sin embargo, cuando tocaron la puerta, dejaron de apreciar la casa y una mujer de cara arrugada, chaparra y de cabello canoso los recibió y les preguntó que cuál era el motivo de su presencia. Leslie le explicó todo, y la señora, después de pensarlo; los dejó pasar.

Cuando entraron, Adrián se percató de lo numerosa que era la familia de Leslie: Había tres niños pequeños correteándose, tres adultos hablando en una esquina y otros tres viendo el televisor. También había un pequeño grupo de jóvenes sentados en el comedor de la enorme casa.

La casa de los Muluamn tenía su vestíbulo, su sala, su cocina y su comedor con muebles clásicos y un poco desgastados a lo largo de la planta baja. Y en medio de todo, rodeado de unos hermosos pilares de mármol, había una larguísima escalera que daba a tres rellanos con dos habitaciones cada uno. Adrián pensaba que eso era lo que seguramente explicaba la exagerada altura de la casa de la familia de Leslie.

Sin embargo, la bienvenida no fue tan cálida como ellos esperaban. Las miradas penetrantes de los que se encontraban en la sala no se les quitaban de encima. Pero cuando un hombre de gran altura, cabello lacio y barba muy definida se les acercó; las miradas ahora voltearon hacia él. Primeramente, se presentó a sí mismo como el padre de Leslie. Su nombre era Rogelio Muluanm.

Dos de los niños que dejaron de hacer lo que estaban haciendo, le empezaron a gritar cosas groseras a Leslie; y ella empezó a temblar de la vergüenza y la rabia.

Su padre Rogelio los calló y luego le replicó a Leslie acerca de su presencia. Adrián, Renatta, Colette, Leslie y Yosu comenzaron a explicarle lo que hicieron para compensar los daños que sucedieron anteriormente en presencia de Leslie; no obstante, con un tono cortante, él les agradeció y les pidió a los cuatro chicos que esperaran en la sala mientras hablaba con Leslie.

Ellos obedecieron y se fueron a sentar a los sillones marrones de la sala.

La sala estaba rodeada de muchas estanterías cargadas de libros y premios del festival del gein-maleb.

La mayoría de los familiares que estaban ahí siguieron con sus actividades; sin embargo, después de un rato largo e incómodo, un chico de la mesa de jóvenes se acercó a ellos y se presentó.

Su nombre era Erick Muluamn. Él les ofreció algo de beber; pero al final, la única que respondió fue Colette. A ella no le intimidaba nadie de la casa, aparte de que evitaba irradiar las ondas introvertidas de sus amigos.

Erick asintió, y después de unos minutos, llegó con un vaso de agua de color azul oscuro y se lo dio a Colette.

Ella preguntó que qué era, y él le respondió que era agua de camote azul.

Todos quedaron sorprendidos y un poco asqueados por esa respuesta; sin embargo, Colette se lo tomó sin ningún problema.

Después de otro rato incómodo, Leslie entró sola con ellos al comedor con una cara desalentada. Pero de la nada, como si todo se hubiera vuelto de color rosa, ella se abalanzó sobre ellos y les dijo que sí la aceptaron de nuevo.

Su padre le había agradecido el hecho de que quiso emendar su error, ya que eso demostraba que sí le importaba su familia; sin embargo, estuvo a punto de decirle que no por el hecho de que en la cultura familiar no se acepta la ayuda de personas ajenas a las tradiciones; pero como ella no sabía, pues la negligencia (a su conveniencia) era algo que se podía solucionar.

La madre de Leslie: la señora Katie Muluamn, se les acercó y les dijo que si querían quedarse a cenar. Todos accedieron excepto Colette. Ella decidió irse sin decir nada. Al parecer ya había tenido bastante con el simple hecho de ayudar a Leslie.

Los chicos y todos los familiares de Leslie fueron al comedor y se sentaron juntos a lo largo de la enorme mesa.

Pero antes de que pudieran empezar a comer, la mamá de Leslie se levantó y le pidió a Erick, el chico que les había ofrecido algo de beber, que prendiera las *velas asorbecentes* que había en el buffet detrás de la mesa.

Él se levantó y las prendió.

Adrián comió varios platillos que nunca había visto en su vida. Había algo que llamaban jolotes (hojuelas de maíz seco bañadas en una salsa verde con carne de corseta desmenuzada encima de todo el platillo). Después probó el agua de camote azul, que, al parecer, no sabía tan mal después de todo. Y al final, el postre. El nombre del postre era Friturín, que era plátano frito bañado con una salsa de crema dulce.

A lo largo de la cena, Adrián oyó los comentarios de algunos de los tíos y los padres de Leslie acerca de la vestimenta que iban a utilizar en el festival. Y Leslie, al ver la cara de desconcierto de Adrián al escuchar eso; le explicó que cada año se tenía que hacer una vestimenta típica creada por cada familia. La de ellos por lo regular llevaba bordados de flores, animales y algunas veces patrones cuadrados.

Después, Yosu le preguntó a Leslie acerca de algo que escuchó de uno de los niños sentado al lado de él. Algo acerca de un río.

Ella pensó por un momento, y le hizo la misma pregunta a la anciana que les había abierto la puerta.

Ella, aunque un poco indignada, pero alegre por escuchar esa pregunta, les explicó que era una actividad muy atractiva que se hacía dentro de su sector, que se basaba en elegir de cualquier mina algunas rocas minerales. Después, en esas rocas se tenía que escribir el nombre de alguna persona que haya fallecido. Luego, las piedras eran colocadas en un nenúfar del sol, el cual, se debía cubrir con pétalos de flores coloridas y radiantes veladoras amarillas. Posteriormente, el nenúfar debía ser soltado en el rio Pétalé. El nenúfar se disolvía en su viaje por el rio para dejar caer las rocas en algún lugar de este; lo que al final daba lugar a un lago colorido por su variedad de piedras coloridas.

Pero al final, ella agregó que todo esto se hacía de una manera simbólica para siempre tener en cuenta un lugar donde se pueda mantener el recuerdo de esa persona que amaste durante la vida.

Todos quedaron sorprendidos por lo que acababa de contarles la abuela de Leslie.

Pero cuando empezaron a hacer más preguntas, la mamá de Leslie los calló diciéndoles que se las ahorraran para el festival.

Cuando Adrián ya iba de camino al apartamento junto con Yosu, él le preguntó que por qué Renatta no estaba con ellos. Yosu le dijo que la vio irse con Leslie a su habitación antes de que se fueran, y luego agregó que ellas seguramente se regresarían en el tren al sector dos.

Adrián simplemente asintió.

Entre Sombras-Planeta AtmosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora