Todo estaba oscuro y borroso. La celda en la que habían puesto a Kassandra era demasiado lúgubre y pequeña. No había ni un rayo de luz que pudiera sobrepasar la imponente puerta de metal frente a ella.
Kassandra se sentía hambrienta, cansada y aterrada.
Se suponía que solo iba a abrir unas puertas para darle acceso a Ciké. "¿Qué tuvo que hacer para merecer ese destino? ¿Por qué estaba en la penitenciaría si era inocente?"
Llevaba dos días ahí y nadie se había dignado a presentarse cara a cara con ella para explicarle el porqué de su arresto y su privación a la libertad.
Estaba furiosa con Ciké. Ese maldito tenía toda la culpa.
Seguramente le mintió acerca de la posibilidad de "curar" a su hijo de su hibridismo para que ella accediera a ayudarlo con su trabajo sucio. ¡Él solo tenía a dos seres a su disposición para luchar contra un ser sobrenatural que mantenía una ideología absolutista!
Fue una estupidez. Tal vez hizo entrar en razón al regidor mientras le decía sus verdades; sin embargo, él intentó asesinarla frente a todos como si solo fuera una inútil malhablada.
También estaba preocupada por Adrián. Ahora que iba a hacer su hijo si su madre estaba en la cárcel. Él ya sufría tanto como para soportar la pérdida de la única figura paternal que le quedaba.
Muchas cosas pasaban por su cabeza, pero mientras seguía atónita y arrinconada en su celda; una mujer de alta estatura y cuerpo fornido que tenía su cabello amarrado en una coleta abrió la puerta metálica de la prisión de Kassandra.
Kassandra se tapó los ojos por la cegadora luz del pasillo que daba a las otras celdas.
La mujer se acercó a ella, la tomó bruscamente del brazo, y le puso unas esposas en sus muñecas.
Ambas caminaron a lo largo del pasillo. Kassandra nunca había visto el reclusorio de la Ciudadela.
Cuando estaba en la escuela, ella había aprendido que en ese lugar la gente era tratada de una manera miserable; sin embargo, al paso del tiempo la tasa de vandalismo disminuyó notablemente, y también (dentro de la cárcel) se empezó a castigar los abusos extremos de los guardias hasta que fueron sustituidos por robots.
Ella era consciente de que debía de haber un proceso legal dentro de la fiscalía de la Ciudadela; pero al ver que la metieron en una habitación gris, cerrada y con una enorme ventana que daba vista a una oficina oscura y borrosa; la idea de un proceso legal y cotidiano se esfumó rápidamente de su mente.
Después de haberle quitado las esposas de sus muñecas; la oficial sentó a Kassandra en la silla, y posteriormente, colocó sus manos en unos brazaletes de metal pegados a cada lado del brazo del asiento (cabe destacar que también le sujetaron los pies con un lazo de metal).
La mujer fornida se sentó en la silla frente a ella y finalmente empezó a hablar.
Se presentó a sí misma como la oficial Blummen, y acto seguido, sacó de su traje una carpeta beige y unos papeles que después colocó en la mesa.
Antes de poner atención en los papeles que estaban delante de sus ojos, Kassandra empezó a indagar en su pasado por que el nombre de la oficial le sonaba; sin embargo, no pudo concentrarse tanto por el hecho de que la oficial empezó a hablarle de nuevo.
Ella empezó a repasar sus datos personales, y después, le preguntó acerca de su relación con los seres con los que había sido vista.
Ella quedo estupefacta. Así que esa era la razón por la que ella estaba ahí.
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Entre Sombras-Planeta Atmos
General FictionEntre sombras narra la historia de Kassandra: una mujer dedicada y simple que se encargará de estudiar a las misteriosas especies del planeta Atmos a través de un experimento muy importante que podría cambiar vidas. Sin embargo, en el peor momento s...