•Capitulo 6•

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CAPÍTULO 6

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CAPÍTULO 6. A un paso de la libertad.

La conmoción no abandonó a Meira ni si quiera cuando se encontró sentada en una amplia y elegante cama con dosel en lo que ella supuso que era la habitación del Alto Lord.

En algún punto había perdido a Ryaslin de su lado y rezó para que estuviera bien protegido junto a su hermana, bueno, tan bien como alguien pudiera estar en la ciudad tallada.

Cassian se encontraba parado con los brazos cruzados cerca de ella mientras su prima, Morrigan, yacía a su lado con la mirada perdida en algún punto fijo y los puños apretados. Nunca habían estado tan cerca como en ese momento, a pesar de su parentesco, su prima actuaba como si Meira tuviera lepra o alguna enfermedad muy contagiosa, y no podía culparla porque si fuera ella tampoco querría estar cerca de alguien que había dejado morir a la madre de unas de las pocas personas que la habían ayudado en la vida.

Aún veía los ojos vacíos de la madre de Ryaslin cuando la cabeza rodó por el suelo de piedra, dejando un rastro de sangre a su paso.

—¿Es tu primera vez? —la voz tensa de Morrigan la sacó de ese recuerdo espantoso—. El primer juicio siempre es el más duro.

Tenía los labios apretados en una fina línea roja, tal vez recordaba su época en la corte noche presenciando un juicio particularmente desalmado. Meira quería decirle que si, que era su primer juicio, pero mentiría. Odiaba admitir que estaba tan afectada por otra razón menos honorable.

—No es mi primer juicio —dijo, su voz ronca por el dolor que aún sentía en su pecho.

Morrigan asintió con la mirada aún perdida, como si la entendiera, tal vez era la única persona en esa habitación que la entendía.

—Menuda mierda de corte —soltó Cassian con tono duro. Sus alas se plegaron como si estuviera preparándose para atacar.

Meira levantó la mirada en busca del cantor de sombras, no supo porque lo hizo pero tenía esa sensación de que si lo veía a los ojos podría discernir entre lo que había pasado y lo que se había imaginado. Lo encontró en una de las esquinas menos iluminadas, rodeado por sus sombras y con los ojos fijos en ella. No había nada en esa mirada que le dijera a Meira sobre lo que pensaba Azriel, ni un atisbo de sentimientos o emociones. Pero sus sombras bailaban al son de una canción que solo él debía escuchar, una danza seductora para la vista, que a muchos debía resultar aterradora.

El alto Lord apareció en el ventanal, con una ligereza digna de un pequeño pájaro y con las alas extendidas en todo su esplendor. Meira inspiro con fuerzas al darse cuenta de algo que probablemente nadie más en la corte sabía, solo el círculo íntimo y ella; el Alto Lord tenía alas, alas Ilirias. 

Entró en la habitación con sus elegantes y aristócratas rasgos bien definidos, relajados y sagaces, se detuvo cuando estuvo frente a Meira y Morrigan. Ella sintió la necesidad de levantarse y hacer una reverencia, pero fue la única que realizó el gesto, Cassian soltó una risa baja mientras la miraba.

Una corte de luz y sombras || Azriel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora