•Capitulo 14•

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CAPITULO 14

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CAPITULO 14. Ciudad de la luz de las estrellas.

—Vaya, así que Azriel ha decidido que ya puedes salir de la habitación –la cantarina voz de Rhysand los recibió cuando volvieron a la casa de la ciudad bien entrada la noche-. Bienvenida a casa.

Meira dio un paso dentro de la acogedora estancia en la que estaba adentrándose, nada igual a lo que había visto en la Ciudad Tallada, donde lo ostentoso era lo mejor. Esto era cálido, acogedor, y la visión de sus amigos sentados en una amplia sala con copas de vino en las manos y el fuego crepitando suavemente en la chimenea, era simplemente embriagador.

Azriel le quitó de los hombros la capa que le había prestado cuando el frio de la noche golpeó su cuerpo que solo había estado cubierto por una de las amplias camisas de él. Ella enarcó las cejas en dirección a Cassian quien levanto la copa y le dedicó un guiño rápido de ojos.

—Bienvenida a casa, Meira querida, la próxima vez podrías vestirte decentemente antes de salir a la calle –se burló-. En Velaris la desnudez sigue siendo mal vista.

—Lo sabes por experiencia, ¿no Cassian? –Mor levantó la copa hacia el general, ganándose un gruñido-. Hace solo unos meses tuve que buscarte en un bar porque el dueño vino a quejarse de un Ilyrio bruto y musculoso que bailaba desnudo en sus mesas.

—¿En serio, Cassian? –Meira se atragantó con una risa mientras tomaba asiento al lado de su prima-. Uno creería que tu tendrías algo de sentido común.

—Lo único que tiene Cassian –una voz femenina entro en escena rápidamente, haciendo que todos giraran hacia la cocina donde una Fae de baja estatura salía con una copa de algo que no era vino, algo mas rojo y espeso-... es la habilidad de avergonzarse a si mismo.

—Auch –murmuró Cassian, pero no le respondió a la hembra con burlas.

El lugar estaba en silencio mientras todos pasaban la mirada de la hembra a Meira con la tensión espesa enroscándose en el aire. Incluso Azriel, quien se había sentado al lado de Rhysand en uno de los amplios muebles, parecía preparado para interponerse entre Meira y el peligro si fuera necesario.

Meira le lanzo una mirada a su prima que se encogió de hombros y sonrió cínicamente.

—Como veo que ninguno de ustedes cuerdas de irrespetuosos nos va a presentar, lo haré yo -se levantó con lentitud y se acerco lentamente a la hembra que la observaba seriamente-. Soy Meira...

—Se quien eres –la cortó la hembra que la observó con esos ojos plateados como hierro fundido, brillando intensa y fieramente en su dirección. El poder de Meira vibro en su interior al sentir el peligro, pero ella ignoró la sensación de alerta y enarcó las cejas-. Eres la pequeña hada antorcha viviente que destruyó los establos de la Ciudad Tallada.

–¿Antorcha? –murmuró Cassian-. Parecía una jodida estrella de la muerte.

—No me disculparé por destruir los establos –contestó Meira sin apartar la mirada de la otra hembra-. De haber podido, hubiese destruido todo ese castillo hasta los cimientos.

Una corte de luz y sombras || Azriel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora