13. Primer Encuentro

1.4K 94 23
                                    

Había pasado una semana entera desde el encuentro con Daniela y aunque fuera una idea descabellada acercarme a ella mañana volvería a verla. Lo habíamos acordado porque uno, el trato seguía en pie y dos, sentía que debía intentar eliminar cualquier rastro del momento de nuestras vidas pasadas que las dos recordamos. Aunque sabía bien que era imposible tenía que dejarle en claro que eso no significaba nada, que rememorar ese día solo había sido un error.

Manuela me había rescatado esa noche, dijo que dormí gran parte del día siguiente y que mi aura se veía debilitada en extremo. Tuve la suerte de que cuando mejoré no comenzó a indagar en lo que había pasado, no preguntó ni me echó en cara que estuviera con Daniela. Esa era una de las razones por la que era mi mejor amiga, cuando algo ocurría esperaba a que yo estuviera lista para decirle. Tampoco dió muchas explicaciones en los entrenamientos por mi ausencia y se limitó a decirles a los demás que estaba en una misión y que pronto estaría de vuelta. Ni siquiera Luca sabía lo que había ocurrido y yo no estaba con ánimos de explicarle a nadie.

Pero cuando Manuela entró en mi habitación sentí la necesidad de sacarme todo del pecho y se lo conté, a excepción de lo que había pasado en el pasillo del club, eso quedaría bajo llave en lo más profundo de mi ser. Al finalizar mi historia no quise pensar en que estaba mintiéndole, tan solo estaba guardando una pequeña parte que no valía la pena sacar a la luz.

-¿Entonces ella quiso atacarte o... ?

-No creo que exactamente atacarme. Fue más bien... Como si me quisiera intimidar con su poder, no lo sé.

-Y en ese momento comenzaste a perder el conocimiento y viste ese recuerdo -afirmó y yo asentí.

-No entiendo todavía como es posible, me refiero a que ella también lo viera. Sé que lo hizo. Lo ví en su rostro. Solo bastó con que me tocara. Fue una especie de conexión y... -ante la mirada penetrante en su rostro busqué otras palabras- creo que cuando me tocó se sintió como si fuéramos mortales otra vez. Como si yo no fuera un ángel y ella un demonio, solo humanas. Claro que solo fue una ilusión, sé muy bien quién es y cuál es mi lugar. Solo se sintió extraño.

-Bueno -dijo poniendo una mano en mi brazo- podría haber sido peor, ¿no?

Luego me preguntó otras días veces si necesitaba decirle algo más o si me sentía bien, le dije que estaría mejor en unas horas y pese a que no era la mejor respuesta de todas, se marchó.

Ahora el aire cálido, libre de impurezas, me acompañaba junto al olor a rosas mientras bajaba por la gran avenida central de Hybrion. La ciudad parecía desprender una luz propia, destellos de sol daban en las casas y ventanas, y me devolvían mi propio reflejo en los vidrios. No estoy cometiendo un error, pensé. No estoy poniéndome en peligro con ese trato. Salvaré a mi hermana de caer al infierno. Nada ocurrirá.

Pero aún así mi reflejo devolvía un rostro preocupado, cansado de tantas complicaciones ahora que Daniela había regresado a mi vida. Recordé sin querer la primera vez que la había visto luego de que las dos fuéramos separadas, cuando ella cayó al infierno y yo acabé en el cielo. Todo había cambiado desde ese momento.

Las alas me molestaban, se removían inquietas en mis espaldas. Llevaba casi un año con ellas y aún seguía resultándome difícil controlarlas en su totalidad. La primera vez que las sentí, cuando las toqué, me aterré. Dijeron que era normal que sucediera, que a todos les pasaba, pero yo no terminaba de comprender a qué se referían con todos. No había visto a nadie aún volverse loco por ver plumas saliendo de sus omóplatos. Una mujer de piel morena se acercó sonriendo. Algo en ella me inspiraba miedo, como si ocultara bajo su amabilidad una ferocidad asesina. No, no esas palabras, me reproché, se supone que era un ángel. Un ángel extraño a los demás que seguía teniendo recuerdos de su vida pasada. Un ángel al que el proceso de purificación no le hacía nada. Cuando me convertí en mal'ak, la primer etapa antes de ser un ángel, la purificación había servido, pero el efecto secundario no había ocurrido. Seguía teniendo recuerdos mortales. Estuvieron largos meses volviendo a intentar, mi vida se convirtió en un desfiladero de serafines y ángeles buscando eliminar todo rastro de mi vida en la tierra pero no podían.

ᴘʀᴏʜɪʙɪᴅᴏ ᴛᴏᴄᴀʀᴛᴇ [ᴄᴀᴄʜᴇ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora