Hace varios siglos atrás.
Calle.
-Poché, ¿ya despertaste?
-Ahora de hecho sí - escuché el sonido de la lluvia afuera golpeando en la ventana mientras mi novia se acomodaba a mi lado-. ¿Qué lees?
-No lo sé, estaba en la biblioteca de mi padre -me encogí de hombros y se lo pasé. Lo miró con atención y leyó la primer hoja.
-Pensé que la poesía no era lo tuyo.
Sonreí antes de tomarlo de vuelta, busqué una página al azar y leí en voz alta.
-Vuelan mis palabras bien alto, pero mis pensamientos se quedan aquí abajo. Palabras sin pensamientos, jamás llegan al Cielo.
Ese pequeño párrafo me dejó una sensación extraña que no supe identificar con certeza pero pronto la olvidé cuando mi novia empezó a reírse a mi lado.
-¿Qué te ha causado tanta risa?
-Sonaste muy romántica.
-Eso no fue para nada romántico, Poché. Más bien deprimente - alcé una ceja para especifica mi punto pero ella no respondió y se acercó a mí para besarme, sentí su sonrisa formarse sobre mis labios, pero se alejó un poco para poder hablar.
-¿Crees que debería irme?
-No quiero que te vayas ahora. Además está lloviendo
-Podrían encontrarnos -dijo casi susurrando.
-Podrían.
Tomó mi rostro en sus manos para volver a acercarse y besarme con necesidad. No siempre podía verla pero tomábamos nuestros riesgos. Mi padre por supuesto pensaba que Poché era mi amiga y los suyos no tenían problema que viniera de vez en cuando, creyendo también que disfrutábamos de caminatas y conversaciones propias refinadas de mujeres de nuestra edad. Lo que menos hacíamos era caminar.
-Demonios, Poché —mi mano se enredó en el cordón de su vestido y ella dejó caer su rostro en mi cuello, riéndose por la situación.
-No lo rompas, a mi madre le ha salido caro.
-Al diablo con el vestido. Oh, espera... ahora así. Ya -tiré del cordón despacio y el vestido se terminó de aflojar, por lo que fue fácil quitárselo. Cuando lo hice la piel de mi novia quedó a la vista y las luces de las velas parpadearon intermitentes en su cuerpo.
-Que me lleve el...
Antes de terminar la oración Poché se abalanzó sobre mí y comenzó a besarme sin piedad, la lluvia caía ahora más fuerte pero mi atención estaba centrada en su boca. Era perversa la manera en la que me tocaba y yo solo podía pedir más por cada minuto que pasaba.
Cuando desperté la luna seguía en el cielo nocturno. Miré a mi novia luego. Poché era hermosa en todos los aspectos. Sus ojos eran tan profundos con ese tono verdoso que era posible perderse en ellos, aunque los tenía cerrados, su cabello negro estaba desparramado en la cama y sus labios se veían hinchados y rojos, reprimí una sonrisa sabiendo el motivo. La miré durante varios minutos más, el sueño se había ido pero mi mayor interés estaba frente a mí. Observé cómo su pecho subía y bajaba. Miré como la curva de sus caderas quedaba ensombrecida por la falta de luz y en total oscuridad sonreí porque sabía que nunca podría alejarme de ella.
Dos meses después, ocurrió lo peor que alguien se pudiera imaginar, tan de golpe que hubiera sido imposible pararlo.
Mi madre había fallecido hace años dejándome sola junto a mi padre. Nuestra relación no era más que un intercambio de dos palabras en el día. Cada uno hacía lo suyo. No era un mal hombre pero muchas veces tenía costumbres poco bienvenidas en la sociedad. Se lo había visto rondar por varios sitios a mitad de la noche como cementerios o casas abandonadas, pero nadie jamás le dijo nada; nunca encontraban pruebas concretas de que hiciera algo indebido. Más de una vez el consejo de la ciudad quiso investigar nuestra casa para tranquilizar a la gente y nosotros no nos negamos, claro está no se encontró nada y nos dejaron finalmente en paz. Yo siempre supe que mi padre tenía interés por lo extraño pero si soy sincera a mi no me iba ni venía lo que hacía mientras me dejara en paz.
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ᴘʀᴏʜɪʙɪᴅᴏ ᴛᴏᴄᴀʀᴛᴇ [ᴄᴀᴄʜᴇ]
FanficMaría José y Daniela no podrían odiarse más, Siendo la primera un ángel y la segunda un demonio, la naturaleza de cada una les hace aborrecerse y vivir en un constante estado de mutua destrucción. Pasaron años desde que no cruzan caminos. Pero un tr...