Retrocedí hasta el centro de la cama con ella en mi cintura, besándola, sin romper el contacto con sus labios y sintiendo que el fuego que mi excitación creaba en el cuarto no era suficiente para aliviar tantas sensaciones.
Por la forma en la que María José sonreía supe que no le preocupaba en absoluto el calor infernal.
Me vi a mí misma tirando de su cinturón de cuero y desgarrando la tela gruesa de su armadura angelical, la vi a ella contener la respiración mientras mis dedos trazaban su abdomen al descubierto; suave y brillante. Luego fue María José quién se lanzó otra vez hacia mi boca y el gruñido que escapó desde mi garganta la hizo gemir. La realidad era que nunca nos habíamos besado de esa manera. Al menos no como si el mundo estuviera por acabarse y todo lo demás se estuviera destruyendo.
-Tu sangre... provoca estas cosas en mí -dijo jadeando y quitándome la túnica de una sola vez. Pronto se inclinó más encima mío y acabé con la espalda pegada a la cama. Se detuvo a observarme, con los ojos encendidos y la respiración muy alterada.
-¿Te gusta lo que ves, ángel?
Apartó la vista de mis pechos y su mirada verdosa se clavó en mi rostro, asintiendo vagamente, como perdida por completo en vaya a saber qué trance. Una sonrisa se dibujó en mi cara y acto seguido busqué su mano derecha. Si tenía a María José Garzón siendo mitad ángel y demonio, entonces necesitaba disfrutar.
Dejó que guiará su mano hasta mi abdomen y, por un pequeño momento donde concentré mis enloquecidos poderes, acaricié su palma con el índice, haciendo crecer en la punta de sus dedos unas finas garras.
María José abrió mucho los ojos y miró sus afiladas adquisiciones, pero no dejé que su asombro durara mucho. Volví a tomar su mano y la coloqué en el centro de mi pecho. Su lado demoníaco entendió al segundo de lo que se trataba todo y casi pude ver en su mirada el calor triplicarse.
Cuando María José presionó los dedos en mi piel, fue bajando y las garras se clavaron en mi cuerpo, las llamas se hicieron mucho más grandes. Las líneas pronto dejaban un fino rastro de sangre donde sus dedos pasaban y poco pude pensar antes de que María José se inclinara y alcanzara con su lengua las pequeñas gotas negras que brotaban.
Entre el dolor exquisito y la excitación de verla hacer eso no sabía cómo recuperar el control. ¿Pero es que siquiera lo quería devuelta? Quería que María José hiciera todo lo que mi mente había imaginado, cumplir las fantasías que no podía explicarle a un ángel que jamás había sentido la oscuridad, y ahora que lamía mi sangre como si fuera el líquido más preciado... Ya no había vuelta atrás. Tragué saliva cuando pasó las garras por sobre mi cintura y después hacia abajo. No dejó de mirarme cuando abrió mis piernas y antes de hacer cualquier otra cosa, acercó su rostro y me besó de nuevo.
Sentir mi sangre en su lengua me transportó al mismo infierno.
—Ma... María, espera.
Por mucho que trataba de aminorar las llamas en la habitación la tarea se volvía complicada si tenía en consideración que estaba demasiado excitada y eso no ayudaba a recuperar el control de mis poderes. Pero tenía que detenerla antes de que las cosas se pusieran mucho peores.
-Garzón -un gruñido salió de sus labios al separarse unos centímetros y mucha fue mi fuerza de voluntad al no mirar directamente sus pechos desnudos. Todavía estaba con las piernas abiertas debajo de ella y dudaba que pudiera aguantar más si llegaba a tocarme -Escúchame, esto no es una buena idea.
-¿Porque estamos en el cielo y hay ángeles por todas partes?
-¿Recuerdas nuestra primera vez en Alaska? ¿Recuerdas como destrozamos ese cuarto? Todo se irá al demonio si nos encuentran.
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ᴘʀᴏʜɪʙɪᴅᴏ ᴛᴏᴄᴀʀᴛᴇ [ᴄᴀᴄʜᴇ]
FanfictionMaría José y Daniela no podrían odiarse más, Siendo la primera un ángel y la segunda un demonio, la naturaleza de cada una les hace aborrecerse y vivir en un constante estado de mutua destrucción. Pasaron años desde que no cruzan caminos. Pero un tr...