28. Regla Número Uno: Nunca Digas Las Palabras

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Should I wait up for you day and night? Just let me know how long.

Poché.

Daniela bufó con agotamiento cuando cayó en la cama. Siempre había tenido una presencia grande, se debía más que nada a su seguridad y poder, pero ahora entre las pieles gruesas que hacían de acolchado apenas podía atacar a una hormiga.

Me dejé caer en un sillón a unos metros de la cama ya que transportarla había requerido un esfuerzo y una cantidad de energía que apenas había tenido para mí misma. Daniela tosió un momento, se revolvió con frustración y abrió los ojos, poniéndolos al instante en mí.

-¿Dónde estamos?

-Algún sitio cerca de Alaska.

-¿Alaska otra vez?

-Admito que no fue tan mala idea la última vez, tampoco podía pensar en otro lugar helado y alejado de los demonios... Y ángeles.

-Nos estamos convirtiendo en fugitivas - susurró. Las comisuras de sus labios se elevaron en una sonrisa tosca antes de volver a fruncir el ceño. - Hace frío.

-Porque tus poderes solo están concentrados en curarte la herida.

-Si no me la hubieras hecho en primer lugar no estaríamos aquí.

-Habrías hecho exactamente lo mismo si hubiera sido yo quien...

-¿Quién me hubiese curado?

-Mejor duerme, Daniela.

-También tienes que dormir, ángel -ronroñeó sin esa pizca habitual de alardeo y vanidad.
Como pudo se metió bajo las cobijas y para mi extraño descubrimiento la cama era demasiado grande-. Estoy muy débil como para hacer otra cosa que no sea dormir así que sé libre de venir aquí.

-¿En serio crees que me acostaré ahí?

-Estamos en Alaska, el clima está del asco y estás igual de agotada que yo. Puedes elegir entre esta cómoda y bella cama o quedarte en ese tonto y destruido sillón.

El viento sopló con más fuerza fuera, donde la noche estaba comenzando a ser más fría. En una situación normal el clima no sería problema pero también estaba agotada y por mucho que dudara de la oferta sabía que Daniela no estaba en condiciones de intentar nada.

A regañadientes fui a acostarme en el sitio libre y a pesar del bochorno que esto podría ser, mi dignidad no resultó tan dañada como pensé que acabaría.

-Yo sabía que no resistirías la tentación de dormir con un demonio tan sexy como yo - sentenció con los ojos cerrados una Daniela sin fuerzas.

Aunque puse los ojos en blanco, en el fondo, muy en lo profundo, no me molestaba estar aquí. Lejos de todos los que me miraban como esperando algo, las obligaciones que no tenía ganas de cumplir y las constantes preocupaciones de Luca y Manuela, una broma tonta de Daniela era lo más cercano a un gesto amigable que había recibido en las últimas semanas.

Podía tener mis dudas con respecto al demonio que dormía a mi lado pero estaba cansada de luchar contra mis instintos y lo que me decían ahora era que dejara de pensar tanto en cosas que aún no habían ocurrido.

Así que solo cerré los ojos y encontré en el descanso la calma que me venía faltando desde hace tanto.

Calle.

Desperté con un fuerte dolor de cabeza pero al menos el brazo ya no me dolía. María José estaba sentada en la cama, cambiando la venda que ella misma había puesto. Si era sincera verla tan concentrada y con las barreras bajas me causó un hormigueo extraño en el estómago.

ᴘʀᴏʜɪʙɪᴅᴏ ᴛᴏᴄᴀʀᴛᴇ [ᴄᴀᴄʜᴇ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora