El veredicto

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Parte I

Capítulo 4- El veredicto

Huntara llegó al bar donde sabía que encontraría a parte de la tripulación del faraón. No sé equivocó pues vio Scurvy y Leech sentados en una mesa al fondo de la cantina. No obstante, también vio aún individuo que no reconocía. Aquel hombre traía un abrigo largo y negro; un sombrero cubría su rostro y por la forma en que estaba sentado se veía muy sospechoso. Vio como les entregaba algo a los marineros y luego sé retiro sin más. Huntara lo siguió con la vista hasta que lo perdió. Luego se acercó a dónde estaban sus trabajadores.- Caballeros, necesito que me acompañen a la fiscalía. Catra está en problemas y creo que con nuestra declaración podrá salir.- Ambos hombres se miraron y asintieron.- Estábamos rumbo a la fiscalía Huntara. Justamente íbamos a declarar.- Una sonrisa cómplice apareció en sus rostros. Huntara no sabía cómo interpretar aquello, pero no hizo más preguntas.

Llegaron a la fiscalía y después de esperar casi una hora, fueron recibidos por la juez Hope. Primero entraron Scurvy y Leech a hacer su declaración y después recibió a Huntara.

Una vez dentro la juez saludó a la mujer.- Huntara, toma asiento por favor.- La mujer fuerte se colocó en una de las silla y volteó a ver a la fiscalía.- También estás para declarar en contra de la Srta. Zaragoza.- La expresión de preocupación de Huntara cambio a una de confusión y luego a una de horror.- ¡¿Qué?! ¡No! Estoy aquí para declarar a favor de ella. – Hope solo la miro con expresión neutra. Sin embargo, algo en su vista reflejaba malestar.- Me temo que eso no funcionará. La Srta. Zaragoza ha sido acusada de traición tras embarcar en la isla Horde y tratar de llevar una carta que podría llevar a una guerra nuevamente.- Huntara frunció el ceño ¿que estaba diciendo esta señora?- Era el capitán Hordak quien obligó al faraón a desembarcar en aquella isla. Y fue solo él quien bajó.- Respondió sin vacilación la mercader.- Y si Catra tenía esa carta, era por qué el capitán se la dio con su última aliento.- No entendí por qué ella sería acusada de traición. Esto estaba mal.- Esto no fue lo que declararon sus empleados. Ellos afirman que la Srta. Zaragoza engaño al capitán para parar ahí y que ella misma bajo y hablo con Prime. Y luego cuando el capitán intentó detenerla ella lo enfrentó dejándolo mal herido y pocos días después murió.- Huntara no podía dar fe a lo que estaba oyendo, ¿qué forma tan retorcida de la verdad era esa? - ¿Quién dijo eso?- Era lo único que era capaz de decir. Esto era una completa calumnia.- Sus trabajadores Scurvy y Leech.- Dijo mientras acercaba a unas hojas firmadas por aquellos hombres.- No, esto está mal. Eso no fue lo que pasó.- Declaró fervientemente la mujer.- ¿Acaso usted estuvo en el navío y puede declarar que esto es falso?- Respondió sin inmutarse la juez.- No...pero- El balbuceo de la mercader fue interrumpido por la fiscal.- Entonces ¿Cómo puede afirmar que esto es falso?- La mujer alta fue firme.- La conozco y yo sé que ella no haría eso.- Intentó razonar la mujer fuerte.- Tal vez no la conocía tan bien como dice. Ahora sí me disculpas aún tengo trabajo que hacer.- La juez llamó a su guardia en señal de que tenía suficiente de este asunto.- No juez. Usted tiene que ver qué está es una trampa. Alguien debió sabotear o amenazar a mis empleados.- Fue su último intento de la mujer.- Usted tiene pruebas de eso.- Dijo secamente la juez.- No, pero...- El sonido de la silla moviéndose la interrumpió.- Entonces no hay nada más que decir. Caballeros, acompañen a la Srta. Murad a la salida.- Unos guardias entraron a la sala y Huntara sabía que no podía hacer mucho ahorita. Así que salió decidida a encontrar a esos cobardes que declararon tal barbaridad.

Mientras tanto, en palacio, Lady Weaver pago a Grox por sus servicios. Fue fácil conseguir a alguien para injuriar. A esos estúpidos marineros solo les importaba el oro.- Te aseguraste que nadie te reconoció.- Dijo la dama.- Así es mi señora. Me vestí con las ropas que me dio y todos creyeron que fui un caballero errante.- Dijo con orgullo la mujer del parche.- Hiciste bien mi querida, serás recompensada en breve. Ahora retírate, tengo asuntos que tratar. – La mujer baja se retiró y cuando oyó como se alejaba, Shadon también se fue.

El conde de DrylDonde viven las historias. Descúbrelo ahora