Los fantasmas del pasado

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Parte III-Una serie de extrañas coincidencias

Capítulo 1- Los fantasmas del pasado

Dicho y hecho, dos meses después de su encuentro en el sur, la princesa tuvo noticias de su salvador. El conde anunciaba que tenía unos negocios que atender en Etheria, por lo que pasaría a visitar. La princesa, emocionada por volver a ver al hombre, ofreció que este se hospedara en palacio y él respondió que cuando llegara consideraría su oferta.

El conde llegó al reino el mismo día que anunció en su última carta y la princesa los recibió a puertas de palacio. - Conde es un gusto volver a verlo. - Dijo con alegría la chica. El hombre que en esta ocasión vestía una túnica negra con bordados dorados que combinaban con sus ojos; sonrió y saludó a su anfitriona.- Mi querida princesa. Encantado de verte otra vez.- Dijo el caballero. – Por favor, solo llámame Andrea, eres un amigo y quiero que nos tratemos como tal. - El conde asintió en reconocimiento de la petición y dijo. - En ese caso tú puedes llamarme Caín.- Contra argumento el caballero.- Eso que me pide es difícil Conde, así que no prometo nada.- Mencionó la mujer que ya estaba enseñándole las maravillas del castillo.

Hablaron mientras la princesa le mostró los salones, la biblioteca, los jardines y finalmente los establos. - Este es mi caballo Cringer. - Presentó la princesa al hermoso semental. Era grande, fuerte y noble. - Es majestuoso Andrea. Yo también tengo un caballo hermoso, tal vez si alguna vez visitas mi condado puedas verlo. - Respondió el conde. - ¿En serio?- Dijo la princesa emocionada por la idea de visitar la casa del hombre.- Por supuesto.- Afirmó el caballero.

De repente oyeron como llegaba alguien más al lugar. La reina Adora acababa de llegar después de su recorrido matutino. – Madre. – Gritó con alegría la hija y salió corriendo en dirección de la mujer mayor. La madre se volteo en dirección a su hija. – Andrea, ¿qué pasa hija? – Sonrió a su niña que hoy estaba de muy buen humor. –Quiero presentarte a alguien. – Entonces tomó la mano de la mujer y la arrastró hasta donde estaba su invitado. – Este es el Conde de Dryll, es quien conocí en mi último viaje con John. – Cuando la reina vio al hombre parado enfrente a ella su cuerpo se paralizo. Aquel rostro le recordó a alguien que conoció hace ya tanto tiempo. Entonces el hombre sonrió de forma amable, mas, el gesto no parecía sincero. – Es un placer conocerla majestad. – El caballero nunca hizo una reverencia como el resto de las personas, pero a Adora no podía importarle menos, estaba harta de que la trataran con tanta cortesía y formalismo.

Un relinchido la sacó de su trance y volteo a ver a Siwtfwind. Este se acercó al hombre y el caballero sin inmutarse por la curiosidad del animal, solo acercó su mano lentamente. El caballo dudó un momento, pero terminó empujando su cara a la mano del hombre para que este lo acariciara. - Es raro, por lo regular Siwtfwind es muy especial con quién lo toca. - Comentó la chica, mientras buscaba una cubeta de manzanas. – Sí. – Murmuró la madre quien aún veía la interacción con suma curiosidad. – Solo yo y Andrea podemos acariciarlo de tal forma. – Ni siquiera Glimmer era capaz de acercarse al caballo sin que la acción terminara en algún tipo de tragedia. – Este caballo es muy gruñón. – Dijo Andrea ya de regreso con las manzanas. Esto pareció enojar al animal que refunfuñó molesto. La chica rio un poco y le ofreció una manzana como oferta de paz. El conde entonces se alejó del animal y se dirigió a la hija. – Andrea, me gustaría seguir con este recorrido, pero el deber llama. – Esto pareció decepcionar a la princesa. - Pero aún hay mucho que ver Conde, porque no se queda un poco más. - Intentó convencerlo de que permaneciera más tiempo. El caballero negó con la cabeza y argumentó que tenia negocios pendientes que no podían esperar. – ¿Por qué no viene para la cena? - Intervino la reina quien seguía fascinada por toda la interacción y quería saber más del lord. El conde pareció considerarlo y terminó prometiendo que volvería por la noche para la cena, solo si podía llevar a unos invitados con él. Esto pareció, no solo alegrar a la joven princesa, sino también a la madre.

Por la noche ya todos estaban sentados en la mesa esperando al invitado especial.- Que falta de respeto hacer esperar a la realeza.- Dijo Lady Weaver quien vivía en el palacio desde hace muchos años. Tanto Andrea como una de las madres le lanzaron una mirada fulminante. No era del agrado de ninguna de las dos, pero al parecer si lo era de la reina Glimmer. Entonces ellas simplemente se callaron y siguieron esperando.

Minutos después fue anunciada la llegada del conde con sus dos invitados. Uno de ellos era joven, casi de la misma edad de Andrea, el segundo estaba cubierto por una capucha.- Que insensatez llegar tarde a una cena. Y más aún con una persona que no puede mostrar su rostro.- Reprochó Lady Weaver.- Andrea te doy mis más sinceras disculpas.- Esto escandalizó a parte de los presentes ¿acababa de llamar a la princesa por su nombre de pila?- Pero todo tiene una explicación.- Dijo mientras ignoraba a todos los comensales y señalaba al hombre encapuchado.- Es hora.- Le dijo al hombre, y este se quitó la tela dejando ver su rostro. Todos se levantaron de la mesa anonadados. Ese hombre a quien no se le veía la cara en un inicio, era nada más y nada menos que el Rey Micah. - Papá. - Fue la reina la primera en hablar. - Hija, ha sido mucho tiempo.- Habló el hombre- ¿Abuelo?- Preguntó con esperanza la princesa, no podía creer lo que estaban viendo sus ojos, ¿acaso era un ilusión? El hombre sonrió a ambas chicas y las abrazó.

Todos los demás seguían petrificados por lo que veían. El rey Micah se creía muerto después de que, en un viaje a Kingdom of snows, una tormenta los sorprendiera e hiciera que el barco se hundiera. Después de casi dos años ya la gente se imaginaba lo peor. La noticia fue especialmente dura para la reina madre. Angella cayó enferma después de que supo la noticia, la vitalidad de la mujer se estaba apagando y hoy por hoy se la vivía encerrada en su cuarto pues su fuerza ya no le daba para más.

Después de que la conmoción inicial pasara, la reina se dirigió al caballero que hizo posible esto. - ¿Cómo? ¿Cuándo? – El conde tenía una expresión neutra, la escena no pareció afectarle como a todos los demás y solo dijo. - Después de que te conocí, querida Andrea, fui a uno más de mis viajes al norte y cuando iba de regreso a casa pasé por una isla que se creía abandonada. Ahí un hombre hizo señas de auxilio y desembarqué. Debiste ver mi sorpresa cuando vi que aquel hombre era el mismo rey Brightmoon. - La princesa se acercó y abrazó al conde. Este quedó paralizado por el repentino contacto.- Gracias.- Susurró la joven.- Eres lo mejor que le ha pasado a esta familia.- Esto si pareció sacar una reacción del caballero quien sintió que su corazón se hundía un poco. Aun así se repuso y devolvió el afecto un poco reacio y frio.

Ya relajado el ambiente el conde presentó a su último acompañante. Un duque de nombre Fernando de una tierra lejana. Hechas todas las presentaciones se inició la cena. El tema principal de la comida, fueron los invitados de los cuales no se sabían mucho.

Cuando terminó la comida el conde se disculpó y se retiró para dejar a la familia tener un momento más íntimo y de alegría. Aun así, la reina consorte se ofreció a acompañar a los caballeros a la puerta. Durante todo el camino el conde fue más serio de lo que parecía y Adora no sabía que decir. No fue hasta que llegaron al carruaje que la rubia habló. - Gracias por darnos está alegría.- Fue lo único que se le ocurrió. El caballero asintió, le pidió al muchacho que entrara al vehículo y después se dirigió la mujer. - No sé lo merecen, pero un padre nunca debe estar alejado de sus hijas.- Esto dejó sorprendida a la rubia quien vio fijamente los ojos dorados del conde. En ellos pudo ver un fuego intenso que la dejó temblando. Luego el hombre se subió al carruaje y Adora vio cómo se iba.

La rubia seguía en shock por toda la interacción. No solo la declaración la desconcertó, sino que al ver esos ojos le recordó, una vez más, a alguien. Si no fuera porque los de la chica que recordaba eran bicolores y porque se enteró de su muerte hace muchos años, creería que ese caballero en realidad es su amada.

Tal vez solo veía en cualquier persona a aquella mujer con la que había vivido tanto tiempo. Regresó al palacio, no sin antes volver a mirar el camino donde se había ido el carruaje.

Notas: ¿Cómo sucedió eso? Bueno nuestro conde era consciente de la desaparición del rey y pensó que, si bien no pensaba encontrar a Micah vivo, si creía que podría encontrar el barco hundido. Por eso recorrió parte del mar en busca del navío.

Ahora ¿Por qué el conde no presentó en primera instancia a Micah? Bueno principalmente porque quería presentarlo directamente a la reina Glimmer. Digamos que no es tan fácil para cualquier noble extranjero llegar y solicitar asambleas ante la corona. Tenías que ser una persona muy importante o muy ingeniosa.

El conde de DrylDonde viven las historias. Descúbrelo ahora