El preso miserable y el preso loco

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Parte I

Capítulo 7- El preso miserable y el preso loco

Notas: A partir de aquí solo seguiremos a Catra y no sabremos nada del mundo exterior hasta varios capítulos después.

2 meses encerrada en la prisión de Fright Zone le bastaron a Catra para resignarse poco a poco que aquella rectificación no llegaría. Que los días felices tal vez nunca vuelvan y que la diosa le había dado la espalda. Aun así algo dentro de ella le impedía morir. Eso no quiere decir que no lo haya intentado. Primero dejo de comer, lo poco que le traían. Y solo veía como las ratas se llevaban el pedazo de pan duro. No obstante, a la semana el hambre pudo más que su voluntad y terminó devorando la hogaza de pan que le trajeron. Después de que se lo comió, se sintió aún peor consigo misma.

Después encontró un ladrillo suelto he intentó golpearse con él. Sin embargo, no tenía ni siquiera la voluntad de acabar con su propia vida y terminar ese sufrimiento. En ambas ocasiones quien la detenía era el recuerdo de Adora. Ella debería estar afuera buscando una manera de sacarla, y era esa pequeña esperanza la que la hacía soportar aquella pesadilla. Lo único que la mantenía firme era la ilusión de que se ratificara la decisión. Que saldría de aquí y que podría ver a su amada y a su padre. Aquello solo sería un sueño.

Esa mañana en particular su carcelera, una tal Octavia, le aventó una cubeta de agua helada. Le dijo que apestaba y que esperaba que con eso pudiera detener el hedor repugnante que emitía. Se burló de cómo temblaba la morena y Catra no podía hacer otra cosa más que acurrucarse en sí misma. Era Octubre y el frío se empezaba a sentir. La ropa que tenía, la misma con la que fue encerrada, era delgada por lo que no hacía nada para protegerla de los fríos intensos que se empezaban a manifestar. Para su desgracia eso prometía un crudo invierno. Ella tembló intentando de alguna manera obtener calor, mientras su verdugo solo reía más y más ante los intentos de la miserable prisionera. Después de que se divirtió un rato, simplemente se salió del calabozo y dejo que la chica se retorciera en su miseria.

No sabía cómo sobreviviría el invierno.

Cómo se venía anunciando, el invierno llegó y ella solo podía acurrucarse ante el clima implacable. Octavia solo le aventó una fina manta que no servía para nada. Sus pies estaban congelados, sus dedos entumecidos y sus dientes solo castañeaban. Se colocaba bajo la pequeña luz que emanaba el pequeño rascacielos con la promesa de que el sol la calentara. Pero la mayoría de los días solo caía nieve lo que la hacía retroceder.

Una mañana particularmente fría se levantó y gritó. -¿Qué hice para merecer esto?-¿A quién se dirigía? Tal vez a la diosa, tal vez al universo o tal vez al destino, pero en cualquiera de los casos no esperaba respuesta alguna. Así que cuando oyó a alguien responder no pudo evitar dar un salto del susto. – Eso depende, ¿De qué se te acusa?- El sonido provenía de un lugar a su derecha. Ella pensó que tal vez estaba enloqueciendo. En todo este tiempo no había oído a nadie más en aquellas catacumbas.- No me vas a responder.- Exigió saber aquella voz.- ¿Quién eres?- Dijo vacilante aún la ex marinera.- Ah, cierto. Aún no nos hemos presentado.- Entonces la voz se cayó y Catra otra vez no pudo evitar pensar que eso solo fue producto de su imaginación.

Pasaron unos minutos en silencio, pero no oyó respuesta. Así que la morena convencida de que aquello solo fue una ilusión se sentó en su esquina habitual. Tratando de ganar calor con la pequeña manta. De repente le pareció oír que alguien rascaba la pared. Contuvo la respiración tratando de oír mejor la fuente del sonido. Ahí, segundos después lo volvió a oír. Se dirijó al muro que estaba a su derecha. Pegó la oreja a la pared y pudo oír con claridad, como alguien estaba escarbando.

De repente vio como un ladrillo era removido, luego otro y finalmente otro. Lo que dejaba una pequeña ventana para poder ver el rostro de una mujer. Catra retrocedió ante la repentina intromisión. - Hola, soy Entrapta.- La morena se fue acercando poco a poco al pequeño hoyo que se había formado y dijo aún insegura.- ¿Hola? Soy Catra.- Esto sí que era inusual, ella podía jurar que había estado sola en este agujero, sin nadie más cerca para oír sus lamentos o llantos. En todos estos meses, no había oído algún ruido proveniente de aquel lugar. - Hola Catra. Es un gusto al fin verte.- Dijo la otra mujer como si nada.- ¿Desde cuándo estás tú ahí?- No podía creer que estuviera allí todo el tiempo que ha estado encerrada.- Pues déjame ver... tú llegaste en agosto... así que 2 años y 8 meses más que tú.- La ex marinera no podía creer lo que oía. Cómo no pudo darse cuenta de la presencia de aquella chica.- ¿Cómo es que no sabía de tu presencia?- Exigió saber la morena. La mujer de pelo púrpura se quedó extrañada por la pregunta, luego se volvió pensativa y finalmente su cara se iluminó con una respuesta.- Oh, es que he estado trabajando en mi investigación.- Con aquella declaración se alejó de la pared y busco algunos pedazos de ¿papel? Que tenían en alguna parte de la celda. – Ve, es sobre las predicciones del clima. Mis estudios dicen que en tres días será la peor helada que hemos tenido. ¿Espero que estes preparada?- Empezó a hablar la chica de dos coletas. - ¿Qué? ¿Cómo que preparada? Lo único que tengo es la miserable manta que nos dejaron esos hijos de puta.- Refunfuño la morena. Entonces Entrapta, le dijo con entusiasmo. – El musgo puede servir de aislante. Mira.- Dijo mientras invitaba a mirar a la otra mujer. A través de ese pequeño hoyo, pudo ver como una esquina estaba cubierta de la planta verde. La mujer de las dos coletas entonces dijo con entusiasmo.- He estado recolectando esto desde que estoy aquí. Es muy útil ahora que ya hace frío. – Mencionó con orgullo. – Además sirve como aislante acústico eso también puede explicar por qué no me habías oído.- No sabía si lo que le decía la mujer de la celda vecina era cierto, pero tampoco es que tuviera muchos conocimientos de eso. Así que le creyó.- Tu celda también debe tener mucho musgo. Si te apuras podrás crear una manta antes de que las heladas lleguen. – Catra asintió. Si lo que decía aquella chica era verdad, tendría que trabajar rápido para evitar morir de frío.- Tengo que dejarte, la carcelera no tarda en bajar y no creo que le agrade nuestro pequeño medio de comunicación. - Catra una vez más asintió y vio como la chica de las coletas colocaba los ladrillos en su lugar.

Cómo lo predijo su compañera, Octavia apareció con lo que parecía la cena. Le aventó su rebanada de pan y una taza de agua. Ahora puso más atención y vio como también hacia lo mismo del otro lado. No puede creer que en 4 meses no haya notado a la chica que vivía a su derecha. Algo en su mente le alegraba saber que no estaba realmente sola.

Notas:Hace mucho leí un artículo que el musgo tenía la propiedad de ser un aislantetérmico y acústico, pero la verdad no me acuerdo mucho de ello. Aun así loincluí porque parecía encajar en la historia.

El conde de DrylDonde viven las historias. Descúbrelo ahora