Desembarco en Seaworth

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Parte II

Capítulo 2- Desembarco en Seaworth

Notas: Recordatorio de que existe magia gay en este fic. Así que no pregunten y solo gócenlo... o mejor dicho... ¿Súfranlo?

Cinco días eran suficientes para idear un plan de cómo sacar todo ese dinero. Necesitaban un navío grande y cajas para llevar todo ese tesoro. Para ello se llevaron solo algunas monedas y joyas que usarían para comprar aquel barco.

Una vez completada su misión con Netossa, Catra y DT le dijeron que buscaban nuevas aventuras y desafíos. La capitana intentó convencerlos de que se quedarán subiéndoles el sueldo y dándoles varias concesiones, pero nada podía compararse con lo que habían encontrado en la isla de Dryll. Por lo que rechazaron la oferta y partieron a nuevos rumbos.

Catra le pidió a DT que fuera a Seaworth para que obtuviera información de Federick Zaragoza y Adora Grayskull. Su acompañante acepto la petición y partió más al sur en busca de las respuestas que tanto ansiaba el corazón de la de ojos desiguales.

Mientras, la morena fue más al norte donde compró el navío que tanto buscaba, un barco hecho de abedul rojo; un casco y armadura firme, y la dirección de timón fuerte, pero a la vez suave para manejar. Por aquel yate se pedían 40 mil monedas y Catra le dio 70 mil al comprador con la condición de que lo quería ese mismo día.

El comprador no lo pensó dos veces y acepto la oferta e incluso le ofreció conseguir una tripulación a aquella joven. Pero ella lo rechazó argumentando que le gustaba viajar sola por el mar.

En dos días llegó a la isla de Dryll dónde esperó pacientemente a su cómplice.

DT apareció 3 días después con noticias desalentadoras. La respuesta a cada pregunta era cada vez más triste y dolorosa. El mayor de los Zaragoza había muerto hacía 8 años y lo más desconcertante fue que nadie conocía a Adora Grayskull.

La morena esperaba la muerte de su padre, pues él estaba enfermo y débil, pero lo que más la inquietaba era que no pudo encontrar rastro de su amada. ¿Adónde había ido? ¿Qué le había pasado?

La mujer de mirada desigual no podía confiar en algún detective para que hiciera ese trabajo, pues requeriría saber por qué buscaba a la joven y la relación que tenían; por los que decidió hacerlo ella misma. Un vistazo al espejo le dijo que ella era muy diferente a como la recordaban. Además de poseer los recursos necesarios para cambiar de apariencia a placer.

Al día siguiente partieron de la isla de Dryll y se dirigieron a Seaworth.

La morena vio la sospecha de los guardias cuando llegaron, pero con la perfecta calma que había adquirió mostró su pasaporte falso, que había comprado en el mismo pueblo que el navío. Y sin más problemas desembarcó.

Buscó a la única persona que le daría las respuestas que estaba buscando. Huntara, según los informes de DT, seguía viviendo en aquel puerto.

Se dirigió a la casa y esperó. Nadie contestó y Catra pensó que tal vez estuviera trabajando aún. Estaba a punto de retirarse cuando vio a lo lejos como la mujer fuerte se venía tambaleando con una botella en mano. Esto era inusual para la morena. La mujer era trabajadora y casi no bebía, y menos a tan temprana hora. El sol apenas se estaba ocultando.

Huntara vio a la joven extraña que estaba afuera de su casa y le dijo lo mejor que pudo. - ¿En qué puedo servirle señorita? - Un hipo Interrumpió su saludo y Catra respondió. - ¿Quería saber si usted sabe algo de Adora Grayskull?- Al oír ese nombre, la mujer se sobresaltó. Luego vio atentamente a la chica que tenía enfrente y después algo se iluminó en su mente. Con la poca lucidez que le quedaba abrió la puerta y dejo entrar a la extraña que ahora había identificado. - Creí que estabas muerta. - Declaró la mercader.- Pues situaciones no me faltaron. -Devolvió la morena. La mujer fuerte solo asintió y continuó. - ¿Sigues buscando a tu prometida? - La pregunta sonaba más a afirmación. - Deberías olvidarla, Catra. Ella resultó ser una traidora. - Esto partió el corazón de la morena. - ¿De qué estás hablando? - ¿Porqué Huntara le pedía eso? Ella era una buena mujer, la más noble y abnegada que conoce. - En cuánto supo que estabas condenada corrió y a los brazos de la princesa Brightmoon. No había pasado ni 48 horas de que te sentenciaron y ella ya estaba comprometida con la chica. - Catra perdió el equilibrio ante tal confesión. Su Adora, la chica más tierna y leal de todas. La persona que más amaba y que estaba segura que era recíproco no podía hacerle eso. – Mientes. Ella no sería capaz. - Huntara rio ante la clara negación de la pobre chica.- Por qué crees que nadie sabe nada de tu Adora, Catra. Los Brightmoon borraron todo rastro de su vida pasada, de su vida contigo. ¡Ella ni siquiera estuvo en la muerte y velorio de tu padre!- Escupió la mercader al recordar la tragedia del pobre hombre, que el mismo día perdió a sus dos hijas.

La morena se seguía negando. Adora no sería capaz de tal mierda.- Ella ahora vive en palacio. Tiene una hija, 8 años en un par de meses. Adora ha luchado innumerables peleas y batallas para lo Brightmoon. Es una soldado impecable. Ella ya no es la Adora de la que te enamoraste. O tal vez nunca lo fue.- Dijo Huntara con firmeza para que ella pudiera aceptar la realidad. La rubia había lastimado a todos.

Catra cayó al suelo y lloró. No podía creer lo que le dijo la mercader. Se levantó y salió de la casa sin despedirse. Ella tenía que verlo con sus propios ojos.

Tuvo la sensatez de primero dirigirse a su yate dónde encontró a DT. Le contó sus hallazgos y como necesitaba comprobar eso. Su cómplice le dijo que primero tenía que descansar, que no se precipitara; la consoló y la acostó para que se tranquilizara. Ella se durmió entre sueños intranquilos. La pesadilla de que su amada hubiera terminado en brazos de otra mujer no le dejó conciliar el sueño.

A la mañana siguiente DT le sugirió una forma de comprobar aquello sin hacer un escándalo. Todo artista del reino tenía un retrato de la realeza; por lo que fueron con un pintor y pidieron la pintura de la familia real. Cuando lo vio su corazón se detuvo. Pudo ver en el retrato esos ojos azules que tanto amaba. Pudo ver su cabello rubio aún atado en una estúpida cola de caballo y pudo ver esa sonrisa que solo estaba reservada a ella. Un par de lágrimas brotaron de sus ojos, esto pareció sorprender al pintor y a su acompañante. Ambos se alejaron de ella para poder darle privacidad.

Catra siguió viendo el retrato y sus ojos se posaron en la niña que estaba en el regazo de la princesa. La chica tenía el mismo cabello rubio que Adora, la misma sonrisa. Se parecía a la Adora niña que conoció hace tanto, pero tanto tiempo. Lo único que la delataba que no fuera esa misma Adora, era los ojos morados característicos de los Brightmoon. - ¿Cuántos años tiene aquí la niña? - Preguntó la morena. Tenía que saber toda la verdad, aunque cada palabra fuera una puñalada a su corazón. - Esa pintura es de casi un año. Ahí la joven princesa tiene 7.- La morena entonces supo que lo que le dijo la mercader era verdad, que Adora en cuánto se enteró de que ella era una traidora corrió y se refugió en la cama de la princesa, y ella estaba más que dispuesta a recibirla. Recordó aquella noche cuando llegó de su largo viaje, la forma en que la princesa se dirigía a su guardia. Esto solo la hizo sufrir más, puede que incluso la haya engañado desde antes y ella todavía, ingenuamente, le pidió matrimonio; y la rubia como una forma de burlarse de ella aceptó.

Rio ante lo irónico del destino. Rio sin gracia y desde el dolor y la ira. Rio por qué estaba cansada de llorar. A partir de ese día juro vengarse de todos aquellos que se burlaron de ella y que fueron los causantes de su desgracia. Ese día dejo de vivir Catra Zaragoza, pues todos ellos la habían matado.

La morena volvió con Huntara para disculparse y para que le contará más sobre lo que pasó el día de su juicio. Ella le relató cómo fue con Hope y las declaraciones falsas, que intentó intervenir en todo momento, pero la juez la hecho del juzgado.

La de mirada desigual oyó pacientemente la historia y cuando está término asintió. Dio las gracias y se retiró con la promesa de que nunca más la volvería a ver. Que se olvidara que alguna vez conoció a Catra.

Junto con DT volvieron a Dryll para idear un nuevo plan. Cómo la morena iba a maquinar la venganza de sus enemigos. Por qué ella ya no buscaba solo la justicia, sino que quería que estos sufrieran lenta y dolorosamente. Que sus almas se fueran secando hasta quedar vacías, como drenaron la de ella. Que sufrieran tanto que suplicarían piedad que ella no pensaba conceder.

Notas: Y bueno, por algo el conde de Montecristo es la historia de una venganza. A partir de aquí veremos unas subtramas antes de que nuestras dos chicas logren reunirse finalmente.

El conde de DrylDonde viven las historias. Descúbrelo ahora