11| C l a r o

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Solamente tú— Pablo Alborán

Jaden:

Después de varias semanas estoy listo para preguntarle a Bridget lo que ha rondado en mi cabeza durante mucho tiempo. Para eso, he preparado una cena de lo más romántica (por así decirlo).

El balcón de mi apartamento es lo suficientemente grande como para poner una mesa para dos personas junto con sus respectivas sillas. Por lo tanto he preparado todo allí y agradezco bastante que la noche no esté tan fría.

No suelo ser un excepto en la cocina, por lo que, mi primer opción ha sido pedir un delivery de pizza, pero Stacy, mi hermana menor, me regañó cuando hable con ella, por lo que, con su ayuda estoy preparando un pastel de papas con un relleno de lentejas, puesto que no consumo carne, plato típico de nuestra madre, quien tenía descendencia argentina.

—Así que...¿Tienes algo con alguno de los gemelos Neer?—pregunto mientras pongo los cubiertos sobre la mesa, ella pone las servilletas y las copas.

Levanta su vista para verme, y su cabello cae sobre su cara mientras su rostro toma un color carmesí.

—¿Por qué...?¿Por qué lo dices?

—Solo por curiosidad, pareciera como que ellos tuvieran un mini enamoramiento por ti.

—¿Estás haciendo un interrogatorio?¿No se supone que eso debe hacerlo, no lo sé, una madre, una hermana?

—Bueno, pues yo hasta el momento no poseo partes femeninas, pero puedo poner la voz aguda.—digo para hacerla rabiar. Ella frunce el ceño.

—Idiota.—murmura ella yendo hacia la cocina.

—¡Soy tu hermano mayor, jovencita!—digo y voy detrás de ella, antes de que cruce completamente el umbral de la puerta, la tomo por la espalda, levantándola por el aire mientras que ella ríe.

—¡Bájame, imbécil!—dice tratando de bajarse. Si bien ella es alguien alta, soy por bastantes centímetros más alto que ella, por lo que, sus pies no llegan al suelo.

—Oh, cariño, no te bajaré hasta que me cuentes— digo haciendo mi voz más fina, la cual suena ridícula, por que claro, mi voz en bastante grave.

—Suenas ridículo—ríe ella. Pico su estomago porque sé que tiene cosquillas allí y la lanzo contra un enorme pufs para seguir haciendo cosquillas en los lugares que sé que le molestan.

—Eres un chismo...—ríe— Eres un chismoso. ¡Ya basta!¡Déjame, Jay Jay!

La suelto riendo y ella se acomoda el cabello que se transformó en un gran nido de pájaros.

—¿No me dirás nada, verdad?—digo cruzando mis brazos sobre mi pecho.

—Estás en lo correcto, no lo mereces.

—Está bien, lo único que diré al respecto es que, si te acuestas con alguno de ellos, uses protección.

—No puedo creer que estés diciendo eso— sus mejillas vuelven a tornarse rosas.—Ignoraré tus comentarios estúpidos, Jay, de verdad lo haré y me iré.

Río mientras la ayudo con sus pertenencias y cuando papá avisa que se encuentra afuera la acompaño hasta la puerta.

—En el caso de que suceda, tu tampoco olvides la protección—dice ella guiñándome un ojo antes de subir al auto.

***

No sé si encontrarme decepcionado o preocupado ante el hecho de que ya ha pasado una hora y Bridget no ha dado señales de vida. La he llamado más de cinco veces y todas me envían al buzón.

Lo que dice tu mirada [Libro II saga "Miradas"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora