Al dar apenas dos pasos en el compartimiento D, Luz chocó con la pared opuesta. Había un lavamanos, un pequeño clóset, una silla junto a una mesa plegable y un gran espejo en la pared al otro lado de la cama. La ventana era enorme y ofrecía una hermosa vista del exterior donde empezaba a nevar, lo que le transmitió el espíritu navideño. Bueno, no estaba mal, se dijo. En realidad, desde el punto de vista del espacio, era mejor que la primera clase de un avión.
La buena impresión le duró hasta que abrió la puerta del baño privado, que según el letrero era baño y ducha. Se observó a sí misma y luego echó otra mirada al cuarto. Estaba segura de que podría arreglárselas para meterse ahí. Pero una vez dentro, se necesitarían por lo menos tres o cuatro hombres robustos con maquinaria pesada para sacarla otra vez.
Dio media vuelta y estaba a punto de sentarse, cuando vio algo que pasó velozmente por la pared opuesta a la cama. Al principio su cerebro no lo registró, sucedió tan rápido. Pero entonces volvió a ocurrir. Era Edalyn Clawthorne. ¿Cómo podía ser? Se suponía que eran habitaciones privadas. En ese momento se dio cuenta del problema. Sin duda, las paredes de cancelería entre los compartimientos se abrían, tal vez para permitir la limpieza, y el resultado era que ella podía ver el cuarto de la mujer. Durante sus días como reportera había dormido entre camellos sucios y mal educados, nómadas del desierto y otros seres poco acostumbrados a la limpieza, pero de verdad no quería dormir junto a Edalyn Clawthorne.
Al ir hacia el cancel para volver a ponerlo en su sitio, miró por la rendija entre ambos cuartos y se halló cara a cara con la mujer.
-Sería mejor que no me espíes, niña-le dijo-. Además, no creo que quieras ver mis miserias, preciosura. Búsquese una joven más apropiada para su edad.
"¿Cómo ella que sabía que...?" "Bueno", reflexionó Luz, "esta señora es la excéntrica del pueblo". Decidió seguirle el juego.
-Sus miserias no están nada mal para mí.
-No trates de endulzarme el oído con ese tipo de charla; no da resultado conmigo porque no soy esa clase de chica. Pero podríamos tomar un trago juntas en el coche salón después de la cena y empezar a conocernos -pesteñeó con coquetería.
-Ésa es una oferta que sólo un tonto rechazaría.
Ella le sonrió juguetona.
-Siento mucho haberte empujado por la escalera, Luz. Sin duda, se me resbaló la mano.
-Si eso tenía que ocurrir, me alegra que haya sido usted y no otra persona –repuso.
Al darse vuelta, vio a Skara de pie junto a ella con sus maletas en la mano. La chica miró el cancel de separación y movió la cabeza.
-¿Otra vez se abrió esa pared? Le dije a los de mantenimiento que la revisaran.
-Hola, Skara -saludó Edalyn a través de la abertura. Luego señaló a Luz-. Ten cuidado con esta muchacha, es una pícara.
-Lo tendré.
Skara puso las valijas adentro y cerró el tabique.
-Siento mucho lo ocurrido.
-No importa. Edalyn no parece peligrosa.
-Yo no estaría muy segura de eso –se sentó en el borde de la cama y sacó una libreta-. El coche comedor abre a las cinco y media. Por si no quiere hacer reservación en el comedor, puede pedir algo de comer en el café. Se encuentra en el coche salón, después del coche comedor, en el piso bajo. Lo único que tiene que hacer es mostrarle el boleto a King, que es quien atiende el coche salón. Es gratis para los pasajeros de los coches cama.
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LA HISTORIA DE UN CORAZÓN ENGAÑOSO -LUMITY ADAPTACIÓN-
RomanceLa vida de la periodista Luz Noceda es un desastre. Y para empeorar las cosas, debe cruzar Estados Unidos por tren para pasar Navidad con una chica a la cual no está segura de amar. Pero Luz ni se imagina lo significativo que será ese viaje de tres...