Cap 12. "Otra como tú"

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En el coche salón todo el mundo se metió debajo de las mesas. Willow y Cat se abrazaban, igual que Boscha y Gus.

Por milagro, la enorme y estrepitosa masa de nieve se detuvo antes de descarrilar el tren. No obstante, cuando el maquinista al fin se atrevió a abrir los ojos, lo único que vio fue una impenetrable pared de nieve. Logró comunicarse con Amtrak; ahí le informaron que una segunda avalancha, esta vez del lado opuesto del túnel, también se había llevado consigo la valla de contención. Si la avalancha hubiese ocurrido uno o dos minutos antes, el Chief estaría en el fondo de la quebrada. El tren se encontraba ahora entre la espalda y la pared, imposibilitado para avanzar o retroceder. Por si fuera poco, al parecer la tormenta recién empezaba.

Los meteorólogos intervinieron con un pronóstico. La tormenta de invierno que azotaba la región era la peor que hubieran visto en treinta años.

Belos, quien también se protegió debajo de una mesa, examinó el cielo. Fuertes vientos empezaron a barrer la montaña y a golpear contra el tren con tanta fuerza que el enorme y pesado transporte se mecía de modo peligroso. A través de la ventana izquierda del coche todos podían ver la profundidad del precipicio. La nieve seguía cayendo, de manera que no se podía descartar otra avalancha. La próxima bien podría arrastrar al Chief hasta abajo.

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Una hora después, Roxa hizo un anuncio por los altavoces del tren. Explicó lo ocurrido y lo que se estaba haciendo para aliviar la situación del tren inmovilizado. Por la violencia de la tormenta que azotaba la región, y con dos montañas de nieve que bloqueaban en esos momentos tanto el camino hacia Los Ángeles como las vías de regreso a Chicago, lo mejor que podían hacer los pasajeros era mantener la cama y permanecer en sus compartimientos.

Belos fue a la locomotora para hablar con el maquinista, y a su regresó, se mostró preocupado. Luz y Amity se reunieron con Willow y Cat en el coche salón, donde por todo paisaje sólo podía observar por la ventana del lado derecho el manto de nieve que con cada golpe de viento se apretujaba más contra el tren, y por la del lado izquierdo un precipicio de sesenta metros.

-Yo sabía que esto iba a pasar-aseguró Cat-. Cuatro seis, ¿cómo no iba a ocurrir?

-Bueno, yo que he trabajado en los trenes durante muchísimos años -admitió Belos-, nunca había visto nada parecido. El tren es la manera más segura de viajar.

-¿Habrá otra avalancha? -preguntó Cat.

-Estamos hablando de la Madre Naturaleza -respondió-, de modo que todo es posible, pero me parece que con los dos derrumbes que acaban de ocurrir, la mayor parte de la nieve que había en la cumbre ya cayó.

Luz miró al viejo ferrocarrilero.

-¿Y ahora qué? ¿Cómo harán para llegar hasta nosotros? Sin duda, no podemos esperar hasta el deshielo de la primavera.

-No, no podemos. Con las vías bloqueadas por la nieve y el mal tiempo, no es mucho lo que la compañía de transporte puede hacer. Y aunque mejorara el clima, tampoco hay lugar para que aterrice una avioneta o un helicóptero.

En ese momento entró Roxa; parecía exhausta. Había pasado más de una hora tratando de calmar a los pasajeros, consolando al coro de niños y proporcionando un poco de comodidad a la gente. Se sentó para recuperar el aliento.

-Pues bien, para colmo de los males parece que el ladrón que operó en el Cap también se subió al Chief. Varias personas han informado que les faltan diversos objetos.

Willow movió la cabeza:

-Es de veras sorprendente –Cat y ella intercambiaron miradas.

-Lo bueno -afirmó Belos- es que acoplamos la tercera locomotora en La Junta, así que contamos con una planta de energía extra para soportar el clima.

LA HISTORIA DE UN CORAZÓN ENGAÑOSO -LUMITY ADAPTACIÓN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora