Capítulo 9: Del dicho al hecho

431 29 5
                                    

—Perdón, perdón —me abrocho el sujetador y me paso la camiseta por encima de la cabeza en lo que él se pone en pie y me mira con estupor—. Mira, yo... lo siento, no puedo seguir así, esto me está consumiendo.

—¿Pero de qué hablas?, ¿Que ocurre?.

—Creía que me conocías mejor, ¿No me notas nada diferente?, ¿De verdad?, porque yo me siento como si lo tuviese escrito en la frente.

—¿Escrito el qué?, ¿De qué hablas?, es verdad que estás más distraída, más estresada —se pone su camiseta y nos miramos en silencio, termino por apartar la mirada.

—¿Te has pillado por otro?,... ¿Eva? —se acerca y sujeta mi cara para obligarme a mirarle.

—Lo siento, yo no lo busqué, pasó sin más —puedo ver el dolor que le estoy causando, no se esperaba esto de mí. Se pasa las manos por la cabeza con desesperación.

—¿Te...?, ¿Habéis...?.

—No, no, pero eso es lo de menos —hace una mueca—. Tengo sentimientos... fuertes, demasiado fuertes por esa persona —se le desecaja la cara, me mira decepcionado.

—¿Estáis juntos?.

—No, pensé que sentíamos lo mismo, he sido una estupida, él... no me quiere o al menos no lo suficiente...

—No quiero oírlo —se calza y coje su cazadora—. ¿Quién es?.

—Prefiero no decírtelo —me acerco a él—. Me odio por causarte daño —le acaricio la cara—. Eres muy importante para mí, de verdad te lo digo, entiendo que ahora mismo no quieras saber nada de mí, pero no puedo perderte —me coje las manos y le miro sorprendida.

—Esto es muy fuerte, Eva.

—Lo sé. Pensaba decírtelo y no sabía como, luego todo se complicó, lo lamentó muchísimo. Tú sabes que nunca hubiera querido hacerte esto, tú me conoces.

Creía conocerte —dolida, bajo la mirada al suelo unos segundos, aguantándome las lágrimas—. Estás confundida, eso te pasa —niego con la cabeza.

—No, bueno si, pero no en mis sentimientos hacía esa persona —el sufrimiento se refreja en sus ojos miel al escucharme y me parte el corazón, pero es el momento de sincerarme, merece saberlo—. Eso es lo que más claro tengo.

—¿Y qué me dices de tus sentimientos hacia mí?. Necesito saber si me has dejado de querer.

—Eso nunca, pero... no te amo, he tratado de ponerme excusas como la distancia y engañarme a mi misma, pero ahora tengo claro que ya no siento lo mismo —estamos unos minutos en silencio que se me antojan eternos.

—Yo siempre te voy a esperar, ¿Recuerdas nuestra conversación sobre los sueños rotos? —asiento, entendiendo por donde quiere ir—. Mi sueño, desde que te conocí en el colegio has sido siempre tú.

—Pero mi sueño, lo que yo creía que era mi sueño, ha cambiado.

...y ahora yo también soy una perdedora de los sueños rotos.

HUGO

Dejo de tocar la guitarra y subo a mí cuarto, miro para la puerta de Eva preguntándome si estará su novio con ella ahora, claro que si.

Una vez en mi cuarto, los recuerdos y pensamientos se agolpan en mi cabeza y me asedian.

Después de lo que pasó en el lago me sentí particularmente perdido, no estoy acostumbrado al romanticismo; siempre me he reído de eso, me he burlado de mis amigos cuando se pillaban de alguna tía y le preparaban cenitas cursis con velas y esas cosas, no sé nada del amor, pero ahora había conocido a Eva.

Después de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora