Capítulo 4: Más que amigos

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Hugo da la vuelta y toma un desvío hacia casa de Anaju, vamos en silencio con alguna que otra mirada furtiva. Hugo aparca y nos apeamos, allí está Anaju y agachado a sus pies se encuentra Rafa.

Enseguida Hugo le ayuda a levantarse, mientras me acerco a Anaju y ésta me abraza.

-Que vergüenza, Eva, siempre igual.

-Por mí no te preocupes, ¿Estás bien?.

-No, estoy harta.

-¿Qué ha pasado? -le pregunta Hugo a Rafa, éste farfulla algo, pero no se le entiende, Hugo mira a Anaju.

-Fuí con Simon al cine, es mi mejor amigo -me explica a mí-. No me quedo otra que ocultarselo a Rafa porque siempre se enfada, no sé como se ha enterado y cuando he llegado, pues me lo he encontrado en la puerta y en este estado.

-Entiendo -reconforto a Anaju acariándole el hombro.

-Bueno, pues yo no, ¿Por qué mentir?, siempre mientes cuando quedas con Simon -le dice en un tono bastante duro. Anaju está a punto de echarse a llorar-. Dile que vas a quedar con él porque es tu amigo, y si se enfada que se enfade, pero mintiendo haces que parezca otra cosa.

-Tienes razón, ya lo sé, sé que hago mal y que tengo que dejar de quedar a escondidas.

-Nosotros nos vamos, vamos a llevar a Rafa a su casa -dice Hugo mientras ayuda a Rafa a meterse en la parte de atrás del coche-. ¡Evaaa!.

-Ya voy. ¿Estarás bien? -pregunto a Anaju, que asiente a mi pregunta-. No le des más vueltas, mañana ya lo arreglarás.

-Gracias, Eva, por favor no comentes nada a Sam ni a nadie.

-Despreocúpate.

De camino a casa de Rafa, éste no se cansa de maldecir, llorar y querer regresar para hablar con su novia. Hacemos parada en la playa para que Rafa tome un poco el aire. Me siento sola en la arena mientras Hugo guerrea con Rafa a tan sólo unos metros, al poco rato, Hugo se sienta mi lado en la arena.

-Se ha quedado dormido -miro por detrás de la espalda de Hugo y veo a Rafa, que efectivamente duerme como un bebé-. Mañana lo primero que hará al despertar es ir corriendo a pedirle perdón a Anaju...

-Tipico.

-Menuda noche te estoy dando.

-No es culpa tuya, ha sido... interesante, desde luego, mucho mejor que irme a dormir temprano -me apunto con mi móvil y me hago una foto, levanto el móvil de nuevo, y Hugo aparece en plano justo cuando apreto el botón-. ¡Hugo!, serás...

-No he podido evitarlo. Además ahora somos amigos.

-¿Lo somos?.

-Bueno, es un comienzo, por algún sitio hay que empezar... -nos quedamos mirando unos segundos que parecen eternos-. Déjame tu móvil.

-No, ¿Para qué lo quieres? -digo con una sonrisilla boba.

-Que niña más desconfiada esta, trae -estira la mano y se lo coloco en la palma-. Sólo quiero pasarme la foto -le miro con incredulidad mientras empieza a batallar en mi móvil-. ¿No me crees?.

-La verdad es que si querías mi número sólo tenías que pedirlo -digo con la voz más segura que tengo.

-Mírala a ella... -sonríe de oreja a oreja. ¡Dios!, y que sonrisa tiene-. Que creida.

-¿Acaso no tengo razón? -me río, creo que la culpa de mi enajenación transitoria la tiene el cansancio, el sueño que llevo encima y los nervios que me produce la presencia de Hugo. La Eva espabilada jamás se atrevería a tanto.

Después de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora