Va a pasar, Hugo y yo vamos a hacer el amor, y en el peor momento posible. Yo quería hacer de nuestra primera vez juntos algo especial, pero es hoy, es ahora cuando lo necesitamos, ya no es una cuestión de placer, que también, sino de piel, es una necesidad íntima, de estar unidos y de unirnos no sólo en alma sino en cuerpo también.
Nos necesitamos el uno al otro de todas las maneras posibles.
Mi camisa, ósea, la camisa que Hugo me había prestado para dormir, ha volado a dios sabe donde.
Hugo me desabrocha el sujetador con suma facilidad y cae al suelo, me da un poco de vergüenza estar tan expuesta ante él, y me tapo el pecho con las manos.
A ver, no soy una novata en esto ¿Ok?, pero sólo he estado con Freddy en toda mi vida, y él era tan inexperto como yo cuando empezamos, en cambio, Hugo está cansado de estar con chicas experimentadas y con cuerpos de escándalo, y sé que no voy a estar a la altura de sus expectativas, sé que eso no debería de importarme, pero lo hace.
Me mira a los ojos, sonríe traviesamente, apuesto a que sabe más o menos lo que se me está pasando por la cabeza, pero no me pregunta nada, simplemente, alarga la mano y deshace mi agarre dejándome semi desnuda ante él.
Me contempla detenidamente, y me besa con dulzura en los labios, en el cuello. Mi corazón late a mil por hora cuando nuestros ojos se vuelven a encontrar, nunca una mirada me habia alterado tanto la sangre, intento apartar la cara un segundo, pero él me sujeta de tal modo que mi mirada no puede escapar a la suya.
-Eres la única mujer en el mundo para mí, la más hermosa y sensual, aunque tú no te hayas dado cuenta aún -me dice en susurros que me ponen la piel de gallina-. Después de ti no existe nada más. Eres mi vida, lo que más deseo. Te quiero toda, te quiero con locura.
Estoy demasiado sensible, lo sé, odio estar así, intento disimularlo, pero fluye sin querer. Su presencia, su cercanía, su olor, todo él me abruma.
Hugo coloca ambas manos en el elástico de mis bragas, mientras va dejando un rastro de besos hacia abajo, abandonando mi cuello y besando suavemente mis pechos, mi vientre, mientras intento a duras penas calmarme para vivir esta experiencia al máximo.
Me baja las bragas, y me las quita. Aparta el pelo de mis pechos para contemplarme entera ante él. En unos segundos se ha deshecho de su propio pantalón y sus bóxers, y me abraza, piel con piel, mi piel estalla en llamas donde me roza la suya.
Nos dejamos caer en la cama. Se toma su tiempo en besarme y tocarme, aunque la verdad es que no hace nada de falta. Estoy tan loca por él, le deseo siempre tanto, que apenas necesito nada para estar a punto.
Abro mis piernas y él se coloca casi encima, masajeando con su miembro mi entrada, cuando pienso que ya va a suceder, se detiene y vuelve a besarme, me besa por toda la cara, los hombros, la boca de nuevo, haciendo que la espera pase de dulce a tortura, estoy apunto de chillar de agonía, de ganas de ser suya.
Baja su mano y me acaricia mi intimidad, se la aparto, no aguanto más.
-Te quiero dentro.
No me tortures más.
-¿Qué quieres qué? -pregunta con su sonrisa ladeada característica y extremadamente sexy.
Estoy apunto de contestarle una guarrada, pero aún me siento demasiado cohibida, sin embargo, en un arranque de valor nada propio de mí, subo la cadera consiguiendo que se meta un poco en mí, nos miramos a los ojos, una sonrisa compartida, y él termina de hundirse en mi interior hasta en el fondo, gemimos a la vez, se para un segundo y me besa la punta de la nariz, y entonces si, se desliza por mi interior en un vaivén suave al principio, cada vez más fuerte después; me siento arrebatada, tengo ganas de morder y arañar, me pongo encima y tomo yo el mando, sólo escuchar sus incesantes jadeos me lleva al borde de la locura.
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Después de ti
Ficção Adolescente-¡Pero tú que te has creído! -le vierto el contenido de mi zumo por la cabeza, ¡Vaya!, creo que me he pasado, pero sé que ha válido la pena sólo por ver la cara que se le ha quedado, pero mi sonrisa se congela cuando me arrincona contra la pared col...