-¡Evaaa! -me llama Sam desde arriba de la pasarela-. ¿Estás ahí abajo?, vamos a merendar ya.
-¿Eh?... si, ya subo -miro a Hugo-. Nos vemos arriba -Hugo asiente. Salgo de debajo de la pasarela y subo por la pequeña y vieja escalera que hay a uno de los lados.
-¿Qué hacías ahí abajo?, has estado un montón de tiempo.
-Entonces, ¿Cuál es el plan para la última noche? -pregunto a las chicas un rato después.
-¡Fiesta!, nada de apalancarse en la hoguera y charlar, ahora toca beber, poner la música a toda pastilla y bailar -dice Anaju.
-Y no me vengas con el cuento de que no tienes ganas -Sam me hace un pucherito.
-La verdad es que me apetece un montón.
-¡Esa es mi primita!.
Me decido por llevar el pelo suelto y me hago unas ondas, llevo puesto un vestido veraniego blanco y unas sandalias anudadas a la pierna.
Los chicos han colocado unos focos para que tengamos más luz. Al rato, ya estamos todos desperdigados bailando al ritmo de la música y pasándolo en grande.
Sofía nos enseña a Anaju y a mí un paso de baile de lo más divertido. Cogidas del brazo vamos de un lado al otro, tropezando y partiéndonos de risa, el alcohol también hace de las suyas, y al final acabamos literalmente llorando de la risa mientras la mayoría nos mira. Sam y Anne no tardan demasiado en unirse a nosotras.
Han sido unos días moviditos, llenos de cosas, de demasiada información, demasiadas emociones encontradas.
De descubrimientos; he podido conocer más a Hugo y entenderle algo mejor, saber al menos algo del porque es tan cerrado con sus sentimientos, porque es tan difícil llegar a él.
Bailo, me dejo llevar por la música mientras pienso que también he descubierto cosas de mí; es como si todo este tiempo hubiera estado durmiendo y ahora me estuviera despertando poco a poco, activándome, como si algo salvaje que tengo dentro luchase por salir al exterior, se me nota, lo sé, se me nota en los ojos, en toda yo.
Nunca en mi vida me había sentido así, ni había tenido tantos sentimientos revoloteando por dentro; buenos, malos, de auténtico deseo... siento que en cualquier momento me van a salir alas de tanto soñar despierta.
Estaba demasiado acostumbrada a mi zona de confort; con Freddy todo es suave, ligero, fácil y seguro... tan diferente a Hugo. Con Hugo todo es caos, incierto, frágil, pasional para lo bueno y para lo malo, emocionante y doloroso.
Lo que me pasa con Hugo, bueno, mejor decir lo que siento por Hugo, es algo que ahonda cada vez más en mí, escarba en mis extrañas sin que yo pueda hacer nada para detenerlo y se hace cada vez más poderoso.
Busco a Hugo con la mirada, lo encuentro apoyado a un árbol, mirándome con ojos de niño perdido. Ayy que parecido y a la vez diferente a ese día que nos conocimos en las carreras, que poco sabía yo entonces lo mucho que iba a acabar significando para mí aquel chico con aire malote, despreocupado y rebelde. Es como si hubieran pasado mil años.
Siento que ese rato que hemos compartido bajo la pasarela ha cambiado nuestra relación para siempre.
No soy idiota, ¿Ok?, no pierdo de vista todo lo que me han contado de él ni lo que él mismo me ha ido diciendo, pero allí, en el agua, Hugo me abrió su corazón, a mí, y que ahora me esté mirando con esos ojitos vulnerables me pellizca el corazón...
No puede ser que esté pensando en acercarme a él para hablar, es como si necesitase tenerlo cerca, como una adicción, ¿Qué me pasa?, estoy perdiendo la razón, ha de ser el alcohol que me hace sentir esas ganas irrefrenables e insoportables de acercame a él... por suerte, Marcia se acerca y a pesar de sus negativas, lo arrastra a bailar con ella.
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Después de ti
Fiksi Remaja-¡Pero tú que te has creído! -le vierto el contenido de mi zumo por la cabeza, ¡Vaya!, creo que me he pasado, pero sé que ha válido la pena sólo por ver la cara que se le ha quedado, pero mi sonrisa se congela cuando me arrincona contra la pared col...