II. THE MALL RATS

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SEASON THREE

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SEASON THREE

𝕽𝖆𝖙𝖆𝖘 𝖉𝖊𝖑 𝖈𝖊𝖓𝖙𝖗𝖔 𝖈𝖔𝖒𝖊𝖗𝖈𝖎𝖆𝖑

🔦📼📺⛓️

Lizzie.

—¡BUENOS DÍAS, FAMILIA!— exclamé con felicidad cuando me encontré a ambas pelirrojas, desayunando en la cocina.

—Buen día, Liz— sonrió Susan—. ¿A qué se debe este buen humor?

Me alce de hombros, bebiendo un sorbo de jugo de naranja.

—Dormí bien— dije con simpleza, ahora tomando un par de waffles que Susan me extendió.

—Como no dormir después de esa sesión de besos— me molestó Max, cuando Susan no oía—. No creas que no te vi, eres una degenerada. ¿Con esa boca besas a mi madre?

—Cierra la boca.

Pedí sonrojada. No era una mentira, después de todo, Will me acompañó a casa después de ver a Dustin y bueno, no hablamos mucho. Pero Max era la única que lo sabía.

No eran muchas las veces en las que estábamos verdaderamente solos. Siempre sabíamos repartir bien nuestro tiempo de pareja y con nuestros amigos. Siempre teníamos un tiempo para nosotros, pero nunca los dejábamos de lado o mentíamos para vernos a solas.

No éramos ese tipo de pareja, como, bueno, ya saben quienes.

Y tampoco habíamos terminado cinco veces (y en camino a seis) como ya saben quienes.

Aunque Will era mi primer novio, siempre creeré firmemente que será el mejor que tendré. Tener un amor adolescente (especialmente con él) era algo que no lo comparaba con nada en el mundo, Will era mi felicidad.

Cuando era niña, creía que el amor sería rojo ardiente. Nunca había tenido un buen ejemplo de cómo sería enamorarse por primera vez, todo lo que reflejaba en mis padres era odio, prepotencia y rencor, porque cuando se miraban a los ojos, lo único que querían hacer era escapar uno del otro. Y era obvio que eso no era amor, pero solía pensar que lo era, y sí así se sentía enamorarse, esperaba no hacerlo nunca.

Hasta que lo conocí a Will.

Una vez creí que el amor sería blanco y negro, pero es dorado. Con Will todo era dorado.

—¿Billy no viene a desayunar?—preguntó Susan cuando vio que solo estábamos nosotras dos. Max y yo alzamos los hombros, sin mucha importancia—. Lizzie, ¿Podrías ir a preguntarle si quiere desayunar? No me gusta que se vaya al trabajo sin comer algo.

—Claro, Su.

Dije y deje mi waffle un lado, le hice señas a Max para que no se lo comiera, aunque sabía que iba a hacerlo de todas maneras.

𝐅𝐄𝐌𝐄𝐍𝐈𝐍𝐄, will byers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora