𝐅𝐄𝐌𝐄𝐍𝐈𝐍𝐄, will byers.

VII. A CERTIFIED GENIUS

Hawkins

―BIEN, ESPERA, ¿ahora vamos para este lado? ―Maxine bufó cansada―. Te juro que si nos hacen perder...

Max miró a Lucas, esperando una respuesta inmediata, pero el chico parecía muy concentrado en sus pensamientos y algo dolido también.
Caminaban juntos por el sendero, siguiendo los pasos detrás de Dustin y Steve. Buscando la localización de la "Roca Calavera", donde Eddie se había escondido.

―Oye, ¿estás bien? ―preguntó la pelirroja.

―Sí ―dijo Lucas―. Estoy bien, solo estoy... pensando en Patrick.

―Si...

―Es que me pregunto ―habló Lucas―, por qué él. Pero luego recuerdo que un día vino a entrenar con un ojo morado. Dijo que se cayó pero se notaba que mentía ―dijo con tristeza y confusión a la vez―. Parece que todos los objetivos de Vecna tuvieran algo en su vida. Algo que los...

―Lastima ―le interrumpió Max―. Que los atormenta.

Y de pronto pensó en Lizzie.

Se preguntaba, ¿Cómo pudo ser tan tonta? Ahora era posible que su hermana iba a morir y solo se quedaría con los recuerdos de Max siendo totalmente insensible con sus sentimientos.

Sabía que había sido muy injusta, hacerla sentir mal era lo último que quería. Pero ella también estaba dolida, y últimamente minimizar sus problemas sobre su dolor era una de sus aficiones.

Pero no quería morir sabiendo que Lizzie la odiaba, quería arreglar las cosas antes de hacerlo. Por otra parte, pensaba que era mejor que ni Lizzie ni nadie volviera a Hawkins antes de acabar con Vecna, porque su vida corría peligro y preferiría a qué Lizzie la odiara de por vida antes que verla morir.

Y aunque todos trataban de mantenerse en positivo y querían creer que en realidad Vecna no le haría daño a Lizzie, se dieron cuenta que era una creencia bastante estúpida, ahora sabiendo que la criatura se metía con cualquier persona inocente. Y Lizzie Hargrove era literalmente la chica con menos suerte del mundo, era como si Vecna estuviera haciendo tiempo matando a las demás personas hasta que la rubia volviera.

Porque Lizzie no era feliz, y tampoco había tenido una vida fácil.

Una adolescente tremendamente traumada era el blanco perfecto para Vecna.

―No conocía mucho a Patrick ―volvió a decir Lucas―, así que me resultó fácil hacer la vista gorda, supongo ―dijo con algo de culpa―. Pero a ti si te conocía. Y lamento no haberte acompañado.

―No es tu culpa ―Max negó rápidamente.

―No...

―Yo desaparecí.

―No, no desapareciste ―insistió Sinclair―. Yo no te presté atención. ¿De acuerdo? Pero ahora te escucho, te escucho.

Max no dijo nada más, sabía cómo Lucas se sentía y no iba a contradecirlo de nuevo. Porque ella había hecho lo mismo con Lizzie.