Capítulo 18. Renuncia y llegada

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La luz entró por la ventana de la habitación, iluminando ligeramente el lugar. Los rayos dieron en la cara de Ahsoka, que se encontraba completamente desnuda, por la gran noche que tuvo con Rex. Se incorporó y se cubrió la cara, para evitar que los rayos del sol la cegaran. El capitán clon seguía dormido plácidamente, así que la togruta se levantó y fue hacia la ducha de la habitación.

Abrió el agua fría y se tomó una ducha rápida. Cuando terminó, se secó y miró en el armario.

–¿Que ropa me voy a poner? –Pensó la joven

Cogió un top verde grisáceo, que cubría totalmente el pecho, pero que no tenía mangas, también cogio unos pantalones del mismo color, los cuales eran bastante holgados, y unas botas negras. Abrió el cajón y vio múltiples pares de calcetines y de braguitas, cogió lo primero que vio, unas bragas color amarillo y unos calcetines blancos. Ahsoka siempre combinaba bien su ropa, pero la ropa interior se basaba en "la primera que ve", al menos en el 99% de las ocasiones. Se puso la ropa interior, luego los pantalones y las botas.

Abrió otro cajón, donde estaban todos sus sujetadores perfectamente ordenados, a un lado los deportivos, en el centro los más cómodos, y al otro extremo, los más elegantes. Cogió uno color blanco del montón central, y se lo colocó. Inmediatamente, se puso el top.

Quedaba lo último, la diadema que siempre usaba. Abrió un tercer cajón donde se encontraban, y cogió uno de cuero, el cual, cubría la zona entre sus montrals, y rodeaba su cabeza, y pasaba por detrás de su lekku trasero. Se lo colocó y miró a Rex.

–Debería despertar a Rex, así me podrá ayudar a hacer las maletas –Pensó la togruta

Se acercó a la cama y movió al clon para que se despertara. Este se quejó y se puso la almohada en la cara, para que lo dejara dormir un rato más.

–Venga Rex, a despertarse. Si lo haces, te invito a unos gofres –Susurró Ahsoka

El clon se quitó la almohada y miró a su novia con los ojos entrecerrados. Se incorporó y le dió un beso en la mejilla a Ahsoka, y esta respondido con otro.

–Cualquier cosa por un desayuno medio decente, la comida que os ponen a los Jedi es horrible –Dijo quejica Rex, a lo que Ahsoka rodó los ojos.

–No está tan mal. No es de un buffet de 5 estrellas, pero al menos tiene sabor, no como eso que os dan a los clones en Kamino –Rebatió con cierta gracia.

Rex se levantó y se colocó la ropa y la armadura de clontrooper. Ahsoka, en cambio, abrió ambas puertas del armario y empezó a empacar en una maleta todos sus ropas y vestidos.

–Ven y ayudame cielo mío –Dijo cariñosamente la togruta, y el clon fue y la ayudó a empacar toda la ropa y zapatos que tenía.

Después de una hora, y unas tripas ansiosas de comida, terminaron de guardar todo lo perteneciente a Ahsoka y que no era de los Jedi.

Aún se sentía desnuda por ir sin sus sables, pero tenía que pasar página. Ya no iba a ser más una Jedi, e iba a ayudar a los mandalorianos a tomar el planeta, y probablemente se quedaría allí a vivir, ya que le encantaba la arquitectura y el arte del lugar.

Rex, por su parte, no se había planteado que hacer después de la guerra, pero lo pensaría cuando llegara el momento, si es que llegaba, porque desgraciadamente, a una gran cantidad de clones, no les llegaría.

Ambos salieron de la habitación y se fueron a la sala de meditación, donde el maestro Yoda estaría, meditando. A la togruta no le gustaba molestar a los demás cuando meditaban, pero no quedaba más remedio que hacerlo, pues Ahsoka no iba a esperar para renunciar.

Guerra y Amor | A Star Wars FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora