# CAPÍTULO 04: SOLO UNA NOCHE.

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Tomé una bocanada de aire mientras me estiraba en el sofá, el frío estaba entrando por la ventana... otoño... suspiré pesadamente mientras veía a Set roncar en el otro extremo del sofá con su ropa de clínica, tomé su muñeca y miré la hora. Suspiré y le di un empujón al rubio.

–Set... llegarás tarde a tus prácticas.

Él pareció molestarse y se acomodó nuevamente.

–Set –Dije moviéndolo y este gruñó.

–Ya va... ya va.

–No tengo por qué andar preocupada por tu clínica –dije quejándome pesadamente, me levanté arreglándome la camiseta.

Set comenzó a incorporarse pasando las manos por los ojos y el cabello. Se levantó y se dirigió al baño.

–Casi parece como si vivieras aquí –me quejé mientras recogía las botellas de agua vacías que había alrededor de la casa.

–Como un novio formal –Dijo desde el baño y yo negué.

–Más bien con un hermano molesto.

Salió del baño con la cara lavada y el cabello un poco húmedo, se estiró levantando los brazos y soltó un suspiro.

–Bien... hora de irme.

–Mm –Dije y lo sentí acercarse por detrás y abrazarme por la cintura, me sorprendió en un principio sin embargo después me relajé y suspiré. –¿Saldrías conmigo?

–¿Saldrías conmigo? –Él dijo al mismo tiempo y yo rodé los ojos. –No lo repetiría si me dieras una respuesta decente.

–Lo seguirás repitiendo a menos que te dé la respuesta que quieres.

Él metió las manos dentro de mi camiseta y acarició mi cintura.

–¿No te gusto?

Suspiré –No.

Sus manos cayeron dejando de tocarme y bufó.

–Adiós –Dijo separándose de mí y yo asentí.

–Que vaya bien.

Él se fue del departamento y yo me agarré de la isla de la cocina, solté el aire que tenía en el pecho con frustración.

–Eres buena mintiendo –La voz dentro de mí habló, yo negué pasándome las manos por el pelo.

Por alguna extraña razón... Set dejó de venir... Habíamos tenido esa conversación los últimos días de septiembre y ahora estábamos casi a mediados de octubre, fruncí el ceño mientras me miraba en el espejo.

–¿Por qué mierda no vienes? –Murmuré por lo bajo, molesta.

¿Acaso le había dolido lo que dije? Me pregunté mientras recogía la ropa sucia del suelo, ¿Cuándo se había ofendido por algo como eso?

Pensé que no lo querías aquí

Me detuve en seco y apreté los puños

–No lo quiero aquí.

–Entonces... ¿de qué te quejas?–

Escuché como la puerta del departamento se abría y me giré pensando que sería Sara o Roger para decirme algo del bar, pero no. Ahí estaba Set, con una cara inocente y el cabello rubio desordenado, vestía con su uniforme de clínica y la sudadera azul. Al mirarlo me enfadé muchísimo, apreté los puños, tiré el canasto de ropa al suelo y me acerqué molesta, él alzó una ceja y dio un paso atrás impresionado. Cuando estuve lo suficientemente cerca le di un puñetazo en el brazo.

El precio del amor (Amor en Yale 2, #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora