# CAPÍTULO 06: EN LA CAMA.

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Él me tomó la tira del sujetador y lo bajó por mis hombros, haciendo que la gravedad cumpliera su parte.

Lo desabrochó rápidamente por detrás y lo dejó a un lado.

–Acababa de vestirme –Me quejé y Set se incorporó para quedar sentado conmigo sobre él, me besó el cuello y luego mis senos.

–La primera vez fue un poco rápido, hoy me voy a tomar el tiempo de disfrutarlo –Dijo mientras mordisqueaba mi clavícula y yo suspiré mientras buscaba sus labios, esto me gusta... se siente tan bien.

Él me presionó contra su miembro, duro detrás de los vaqueros, sonreí en sus labios y este me volteó dejándome acostada en la cama.

Yo alcé una ceja y me incorporé para mirar cómo deslizaba mis bragas por mis piernas y las tiraba junto al sujetador.

Él se detuvo mirándome y abrió los ojos con sorpresa.

–¿También ahí? –Dijo mirándome y yo me reí.

–¿Que clase de pregunta es esa? –Carcajeó un poco –Que tu no lo notaras hace unos días no es mi problema.

Él se acercó.

–Es como si cerrara los ojos y cada vez tuvieras uno nuevo –Dijo divertido y acarició mi entrada para ver si estaba húmeda –Mmmm... ¿eso no te hará daño? –Dijo ahora extrañamente preocupado.

–No lo hará –Le respondí seria, a pesar de la gracia que me causaba.

Miró con desconfianza la perforación de mi clítoris y la rozó con los dedos y yo suspiré echando la cabeza hacia atrás, quería que me tocara más.

–Ya veo.

–Follame –le dije quejándome y acercándome pero él me detuvo.

–Mmmm, aun no, debo probar eso antes. –Dijo y yo le fruncí el ceño, él descendió por mi estómago y sopló justo en donde se encontraba el metal logrando que un escalofrío recorriera mi espalda. El contacto del metal se sintió helado comparado al calor que me transmitía él.

Sacó su lengua y me lamió alrededor del clítoris y luego pasó su lengua tímidamente por el metal, gemí mientras me dejaba caer en la cama.

–¿Te comerá el coño? que sorpresa...

–––

–Existe... un código entre las prostitutas... algunos creen que nosotras lo pasamos bien haciendo este trabajo cuando en su mayoría solo somos un agujero donde masturbarse, aqui no se trata de disfrutar del sexo, se trata de cumplir un trabajo, si quieres sentir placer, mejor saca tu cartera y alquila un puto –El fuerte acento australiano de la mujer me hizo enfurecer mientras yo me cubría lo que podía con la sabana

–––

Gemí alto mientras enredaba mis dedos en su cabello, y le tironeaba.

–Set –Intenté hablar pero me fue imposible, poco a poco el rubio agarró más confianza, me lamió y penetró con sus dedos con más insistencia.

–Correte –Dijo ronco para luego volver a su trabajo, fue como si su voz presionara un botón. En el momento en el que su lengua se posó nuevamente me deshice en su boca, agarré las sábanas, levanté mi pelvis y Set saboreó mi orgasmo antes de incorporarme, sonreí tomando los bordes de su camiseta para levantarla, le desvestí de la parte superior dejándolo solo en pantalones, me incorporé y tomé su cinturón abriéndolo junto a los vaqueros.

–Es más fácil con tu uniforme.

Él alzó una ceja y se rió profundamente ayudándome con el trabajo de los vaqueros y entonces yo lo tomé por el cuello y lo recosté en la cama.

El precio del amor (Amor en Yale 2, #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora