# CAPÍTULO 08: CATHY.

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Era como si octubre estuviera pasando más rápido de lo normal, rutina, en eso se estaba convirtiendo mi vida, no me estaba quejando, sin embargo, encontraba cómodo saber que al menos 1 vez a la semana, Set y Trevor venían al bar a jugar al billar. 3 días a la semana Set venia a mi casa en sus horas libres y dormíamos juntos, cenábamos o nos acostábamos. Un día Set llegó al departamento quejándose de que le era imposible estudiar en su cuarto por que Trevor y Nel tenían un extraño trato de solo sexo que no lo dejaba entrar al cuarto en la mayoría de los días, asi que se empezó a estudiar en la sala de estar, me dedicaba a espiarlo desde la cocina cuando hacia las cuentas del bar, se veía extraño sentado en la alfombra de su departamento con sus libros esparcidos en la mesa de café y leyendo tranquilamente mientras tomaba notas en una libreta. Empezó a gustarme verlo a estudiar y me daba curiosidad todos esos libros enormes empecé a ojearlos con aburrimiento y generalmente hacía muecas viendo todos esos esquemas del cuerpo, incluso a veces cuando me quedaba dormida junto a él, nos acomodábamos de manera que yo quedaba recostada en su regazo mientras estudiaba, –Y dices que no te enamoraras. el constante tono de burla de la zorra me estaba cada día poniendo más nerviosa, mi cara se sentía cálida cuando los brazos de Set me rodeaban e incluso me ponía de mal humor cuando no venía al departamento, con el paso del tiempo empecé a memorizar sus horarios, incluso los tenía anotados en la nevera, ¿Que estupidez estaba haciendo conmigo?

Estornudo.

Mierda.

Fui a mi habitación y tomé una sudadera, Siempre me pasa esto, suspiré y me toqué la frente, no tengo fiebre.

Estornudo.

Como se nota que estaba terminando el otoño. Me subo la cremallera de la sudadera y me dirigía a la cocina, sin embargo, me miré los pies descalzos, tal vez no era buena idea. Me dirigí nuevamente al cuarto y busqué en mi armario algunos calcetines, hasta que di con unos gruesos con polar por dentro, perfecto, me los puse rápidamente y me encaminé ahora a la cocina, tomé el hervidor.

Estornudo.

Me quejé y suspire con frustración, llené el hervidor y lo puse a calentar, me quedé esperando frente a este pensando que de esa manera funcionaría más rápido. Moví la cabeza por la estúpida idea y me acerqué al cajón de las tazas, casi nunca las usaba, estaban todas ahí apiladas, tomé cualquiera y troté al baño casi resbalando en el proceso por lo calcetines, maldito piso de madera, me quejé al apoyarme en un pared, abrí el baño y busqué en la caja de medicamentos, antigripal, antigripal, antigripal... rebusqué bien hasta dar con el pequeño paquete de papel en donde había una infusión antigripal. Debería avisar de que no bajaré a trabajar hoy.

Tomé el teléfono fijo que había cerca de la puerta, lo levantéle y pulsé el botón.

–¿Cather? –la voz de roger me contestó eran las 8 am así que sabía que él estaría ya en la cocina preparando todo para el día.

–Hola Roger –dije y mi voz sonaba algo congestionada ya, malditas mis defensas de mierda.

–Mierda chica.

–Lo sé, está llegando el invierno para variar.

–Siempre te he dicho que con esos tops y pantalones cortos aparte de algún idiota vas a conseguir un resfriadó –suspiro quejándose.

–Lo sé, lo sé. Me quedaré en casa hoy, si bajo solo empeorará.

–¿Tienes medicina?

–Solo antigripal por ahora, cuando me sienta un poco mejor iré a la farmacia.

–Puedo ir yo.

–Me quedaré preocupada por el bar –me quejé y el suspiró.

–Veré que puedo hacer pero no salgas.

El precio del amor (Amor en Yale 2, #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora