CAPITULO XV

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La tentación era una extraña forma de la curiosidad y el deseo mezclados. Todas estas entre si en busca de lo prohibido.  Los dioses nos habían dado esto, solo para atormentarnos y condenarnos aún mas en esta terrible humanidad. 

-Espera Seulgi... -La miraba mientras tomaba asiento sobre mis piernas – No estoy de humor 

Tocaba mi sien ligeramente pero, ella intentaba relajarme con "masajes", siempre era su plan, obsequiándome una vista a su camisa desabrochada hasta el ras de su escote y  dejando a la vista sus blancos pechos atrapados por un sujetador color rojo. Punto clave, el movimiento de caderas sobre mi intimidad, eso era el sello Kang. 

-Es raro que me rechaces – Arqueaba una ceja, pero no dejaba de moverse juguetonamente encima de mí y a juzgar su falda corta, planeaba esto desde un principio -¿ha pasado algo con alguna chica? ¿Algo que tengas que decirme? - Era muy inteligente, por eso éramos equipo en la oficina en casos extremadamente difíciles, pero a diferencia del ámbito laboral,  ella tenía una carta sobre mí, me conocía muy bien y en todos los sentidos

-Solo tuve una cita con una chica- hacia énfasis en la palabra despectiva que soltó mi boca y  no le daría detalles sobre mi vida privada- la conocí en el festival de luces 

Nos encontrábamos  muy tarde en la oficina con la puerta cerrada. No podía dejar mis archivos a la derivaba así que me había dispuesto a recogerlos, pero por azares del destino y muchos, muchos pendientes se había pasado el día tratando de reorganizar la carpeta azul  y para mi suerte ella me había atrapado sola. Justo en mi pequeño sillón rodeado de archivos y tazas de café instantáneo. 

-¿hicieron algo? ¿por eso no tienes ganas? –siempre era directa. ¿Quién diría que abajo de ese rostro angelical y tierna sonrisa se encendiera un ser frio y ególatra? 

-No es eso- Intentaba levantarme, pero ella me tenía contra el sofá  – Simplemente no quie... –No me dejo terminar mi frase, atrapo mis labios con un beso suave y con sus largas manos recorría mis piernas intentando tensarlas.  Algunos besos succionaban mi piel y seguramente el día de mañana los famosos chupetones serian marcados por mi cuello. 

-Me debes favores –decía entre el beso –No puedes negarte por alguien que solo fue una cita – Era muy rápida, ella ya estaba desabrochando mi pantalón y sus manos eran agiles. 

-Kang... - Fue lo único que pude decir, ella estaba tocando lugares sensibles y tenía razón, le debía ciertos favores ya que mis exigencias sexuales eran algo rudas con ella.

-Oh vamos Byul... - Negó - Déjame ser feliz haciéndote  feliz  - Su lengua saboreaba su boca y  una técnica totalmente seductora. 

No podía seguir así, esto era entre nosotras y tomando la iniciativa la coloque bajo de mi cuerpo mientras el beso cambiaba a un tono más agresivo, sus manos se posaban sobre mi espalda y el mundo dejo de existir.
Mi cabello era largo, tocaba su rostro, así que con una mano intentaba mantenerlo fuera de ella con diversos besos entre mi cuello.
Subía su falda con caricias sobre sus muslos, dejaba a la vista su ropa interior (un bonito sujetador color rojo y unas bragas bastante delgadas en conjunto) 

-¡espera! – cortaba el beso –Dije que me debías favores... – No entendía lo que significaba y más me intrigo cuando de golpe salió de mis brazos y nuevamente ponía todo  sobre su lugar a excepción de su camisa arrugada. 

Confundida me hizo sentarme de nuevo, recorriendo mis caderas hasta llegar al ultimo botón de la tela. Apretaba sus pechos como si fuera un video erótico y puedo asegurar que el frio de mis dedos hacia endurecer sus pechos. Ella no quería parar y quería asegurar que yo deseara de  su cuerpo. Era una tarea que le encantaba (bajo viejas referencias).
Cerro distancia y me besaba sensualmente al igual intentando por fin quitar mis pantalones. Al lograr bajar toda prenda (y mi prenda mas intima), se acercó y toco mi intimidad con varios roces, al parecer estaba preparando para lo que seguía después y no se detendría  hasta que estuviera lo suficientemente excitada.

Estaban ambas manos sobre su cabeza mientras ella lamia y jugueteaba con mi centro, era cómoda la posición para mí, estaba sentada a medio vestir mientras tenia a esa bella mujer de rodillas dándome placer en mi oficina. Era excepcional, ella sabía cuándo subir y bajar, estaba a punto de llegar, solo era placer y no necesitamos sentir el apego entre nosotras o generar situaciones románticas. De esto se trataba el acuerdo.
Mas manos se enredaban entre su cabellera color negro y sin querer la traje más hacia a mí intentando sentía el suave musculo sobre mi vibrante parte.
Deje un breve gruñido entre la habitación. Todo había pasado, era un orgasmo bien merecido por el trabajo hecho, ella felizmente y un tanto arrogante me miro.

-¿feliz?- Se levantaba con sus rodillas algo enrojecidas, al parecer me habita tardado en llegar.

-algo...- posaba ambas manos sobre los costados del sofá, como si hubiera sido yo la del trabajo. 

-¿algo? –arqueaba una ceja – ¡Deberías de darme crédito!– de nuevo se sentaba sobre mis piernas

-Pensé que yo tenía que pagarte el favor  

Ella en verdad era muy sensual que mantenía una frívola necesidad sexual. Su camisa blanca estaba desabrochada completamente y su cabello revuelto. No  podía negarlo, era digna de portada de revista y  era un honor tenerla de esa manera, sin embargo no podía extenuárselo, no era de ese estilo.

-Lo estoy haciendo – 

Sin pudor bajaba su ropa interior mojada, la dejaba hasta nuestros pies y   la falda estaba sumamente ajustada sobre sus caderas.  Apretaba sus glúteos, dejando largos gemidos y sin remedio ni protesta había una Kang seulgi sin nada que la cubriera. 

-Necesito de eso...

–Me debías muchos favores...

Con un ligero empujo, me tenia acostada. Se acomodaba entre mis piernas mientras  rozaba su bien formado trasero sobre mi pierna. Nuestras partes estaban calientes  en contacto y quemando a  nuestra terrible necesidad masoquista de perder el control

- La vez pasada no pude sentarme en dos días... – Ella se tocaba mientras frotaba aún más rápido – Sabes que hacer ...

Sonreí maliciosamente,  tome vuelo y daba fuertes nalgadas cuando se me daba la oportunidad, era dos ruidos inmersos, sus gemidos y su piel sonora ante mi tacto.  Ella cerraba los ojos mientras apretaba mi chaqueta con fuerza y sus caderas eran un movimiento circular aprovechando de la humedad y mis insistentes caricias agresivas sobre su piel. 
Intentaba mantener el sonido dentro de ella pero era inútil, gemía y no era la única que quería hacerlo.
Sus pechos saltaban y mis manos eran testigo de lo suaves que era. Todo era  preciso, tanto que terminaron en un gruñido y un grito ahogado.

-¡shh! – tapaba su boca mientras, se recostaba sobre mi pecho y la abrazaba por la espalda

-No hay nadie – decía entre mi mano

- Espero- Nos quedamos unos segundos en silencio en la misma posición

-Ahora me duele mi trasero - Rió negando - Esto dejara marcas. 

-¿Debo preocuparme?

-Claro que no pero, ¿Qué dirá tu cita?

-Solo tomamos café

-Tu no puedes amar Moon... No eres de ese estilo y te lo acabo de comprobar. 

Después de eso, cada quien se colocaba sus respectivas prendas, acomodábamos nuestro cabello y volvimos a la normalidad en la estación.  Exacto, ella tenia razón ¿Yo podía amar a alguien? 


LuciernagasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora