Luciernagas

CAPÍTULO IV

Por el bien común no era una opción desobedecer a la joven Jung.

-no pienso llevarte de así – Miraba a aquella chica con cabello rubio algo despeinado sobre sus hombros y acompañado de unas grandes gafas oscuras tipo aviador. Me agrada su estilo, unos pantalones cómodos y una camisa color crema sobre su piel blanca sin embargo, era incómodo para mi usar el tipo de ropa juvenil y era algo especial observala con ese tipo de prendas sueltas. En la policía tenía que llevar un código de vestimenta, no solo por ser la estación de policía especial, más bien como una obligación civil  y siendo honestos, a nadie le incomodaría si usara unos simples Jeans en la sala de interrogatorio.

-¿Qué tiene de malo? – acomodando mi saco respondía mientras intentaba ingresar al precioso Cadillac que manejaba Wheein - No llevo armas si a eso te refieres.

-Moon – Me impresionaba su tranquilidad y voz serena al apagar el auto al frente de mi patio – vamos a ir a un festival, no iremos a interrogar a un maleante –Solo la observaba cautelosamente, intentando descifrar la mirada tras los cristales negros sobre su nariz, pero  con una mirada fastidiada bajo del auto, caminó hasta la puerta del copiloto y con poca delicadeza de un jalón me saco de dicho vehículo – usa unos jeans y alguna sudadera linda.

-Olvídalo – no me gustaba esta actitud- Además, en mi armario solo tengo trajes y algunos cuantos vestidos

-Sabía que dirías eso, así que –Abriendo la cajuela sacaba  una bolsa color marrón con un letrero enorme de "Feliz cumpleaños". Lo depositaba sobre  mis manos conseguido de un fuerte y estrujador abrazo - ¡Feliz cumpleaños!

- Sabes que no debes molestarte con esta fecha – Solo veía su enorme sonrisa acomodarse y su perfume impregnandose sobre mi chaqueta

-Para nada, ahora, ve a cambiarte esa ropa y prueba lo que compre – Miraba mi modesta casa a unos cuantos pasos de la acera y no me apetecía cambiar mi ordinario vestuario por una salida casual motivo a mi cumpleaños pero tampoco era una opción ser necia con una persona tiernamente violenta - No siempre cumples 30 años ¿eh? – conseguidos movimientos de cejas me empujaba hacia la entrada, algo más delicado a su descomunal fuerza que ejerció al sacarme del auto, podemos decir que es algo no proporción a su tamaño. –Te espero en el auto, asi que no tardes por favor.

E íbamos de regreso a mi habitación, con algo de prisa me despoje de mis prendas que vestía y en un santiamén me coloque los jeans rasgados pero lindos a la vista y una sudadera color Azul marino lisa que se había tomado la molestia de escoger y comprar.  A pesar de saber que me esperaban, me mire por el espejo por unos segundos y si, efectivamente seguía siendo la misma Moon Byul Yi de hace años atrás pero una pequeña diferencia se sumaba y esa era mi edad con algunas ligeras bolsas cansadas bajo mis ojos y de un cansado cuerpo sobre mi alma.
Me veía bastante bien si lo pensaba, mi cuerpo era delgado con cierto tono, desde que ingrese a la academia militar me educaron para mantener la musculatura en razón a la protección de la sociedad y evitar la violencia.  Algo contradictorio si me lo preguntan.

-Genial, sigamos con nuestro camino – Por fin su rostro cambiaba al verme y no se que clase de expresión me mando puesto que por un momento sentí una sonrisa diferente a la que siempre me mostraba. Viéndonos de cerca, nuestros atuendos eran muy parecidos.

-¿Por qué parecemos uniformadas pubertas? – Su expresión se tornó divertida pero se mantenía atenta al camino

-A diferencia tuya, tengo 25 años y esta linda sudadera hacía juego con lo que te compre - Ahora vestía un similar color turquesa en su sudadera.

-Lo sé, me gradúe antes y tenía que cuidarte en esa horrible cárcel y de los abusivos

-¡yah! Recuerda que me tomo la mitad de tiempo graduarme a diferencia de alguien- A pesar de tener una fachada distraída y juguetona Wheein se caracterizaba por ser una persona muy inteligente y sobre todo resaltaba en la condición física.