Carta

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Endou se acostó aproximadamente a las 02:00 am, tras terminar todos los deberes y repasar para sus exámenes próximos, aunque esto último sin mucho éxito.
Ese día había estado particularmente lleno de recuerdos dolorosos, por lo que no podía concentrarse como era debido, rindiéndose y subiendo a su habitación a dormir.

- Endou, ¿Por qué no vas a visitarme? - Decía Kazemaru frunciendo el seño - Cabeza de balón, ¿Es que ya no me quieres?

- Kazemaru... - Comenzó a llorar y corrió a abrazarlo - Claro que te quiero, te amo, te amo más que el primer día en que te vi.

- ¿Y por qué estás haciendo esto? - le correspondió el abrazo al castaño - No debiste golpear a Kidou.

- ¿Cómo lo sabes? - dijo asombrado el castaño - Yo estaba molesto... Él comenzó a hablar de ti y... Tú te fuiste... Sé que estoy soñando...

- ¿Y? - le dijo haciendo puchero - ¿Eso hacen los amigos? Deberías disculparte con él.

- Ichirouta... - Se quebró - Yo te extraño mucho... No sé como seguir sin ti... No encuentro las fuerzas y no siento que nadie me entienda, nadie puede ocupar tu lugar, menos llenar el vacío que dejaste cuando te fuiste...

- Mamoru - Dijo interrumpiéndolo - Es cierto que por ahora yo no estoy contigo, pero algún día nos veremos de nuevo, no tires tu vida a la basura mi cielo... - Dijo acariciándolo - Te amo y siempre te amaré, no olvides que...

Endou despertó de golpe, sin escuchar lo último que el peliazul tenía que decirle, inmediatamente comenzó a llorar, era cierto, había sido un idiota, pero que sentido tenía cambiar por un sueño.
Se acostó y miró al techo, no conciliaba el sueño de nuevo, quería dormirse para tener la oportunidad de estar con Kazemaru nuevamente, al menos en sus sueños, pero no podía, tampoco era seguro que soñaría con eso otra vez.

Se giró y entonces tuvo una idea, una de las que no tenía hace tiempo.
Bajó las escaleras y fue al estudio, agarrando un papel y su pluma, escribiendo una carta.

"Querido Ichirouta

Han pasado 20 meses desde que no he podido volver a ver tu sonrisa, en ese tiempo todo cambió, ya no he podido ser feliz, no es lo mismo.

Todos los días al despertar te busco en la cama, pero no estás ahí, tengo que desayunar solo, cenar solo, estudiar solo y hacer todo solo, la soledad me está matando.
Un par de veces vinieron los chicos de Raimon, pero no fui capaz de recibirlos sin sentirme nuevamente en un agujero, por lo que tuvieron que irse, ellos me escriben y me dejan mensajes, pero no les respondo, no sé que decirles, no sé como mostrarme ante ellos, ellos que se superaron y crecieron como deportistas y personas.
Te cuento que todos son excelentes jugadores, a veces los veo en la televisión cuando pasan el torneo de preparatorias, yo también entreno con mi equipo pero no es lo mismo, soy una persona rara ante sus ojos.

Intenté un par de veces sanar mi alma yendo a la ribera del río, a la torre de metal, pero fue inútil, ambos lugares tienen todavía tu presencia, tu espíritu...
Mis padres están preocupados, les he mentido en más de una ocasión, no quiero que se decepcionen de quien ahora es su hijo. Junto a ellos te fui a visitar algunas veces, con flores, de esas que te gustaban, las amarillas que tenían un buen olor, pero no las pudiste ver, no obtuve ninguna sonrisa de tu parte con ellas, eso fue doloroso...

En los estudios me he esforzado mucho, ya no repruebo, pero tampoco tengo amigos en el salón, nadie se quiere acercar a alguien que podría golpearlos, además de que el acoso es constante, nunca faltan las burlas, pero intento no caer en eso, aunque un par de veces me suspendieron por pelearme en la escuela, perdóname si cambié demasiado.

Conseguí trabajo en una oficina, me encargo del papeleo legal y del área de los contratos, pero ahí tampoco nadie me habla, incluso hablan de mí...
Han pasado 20 meses en los que el mundo ha sido cruel conmigo, pero yo también he sido malo con él, no vi que tenía a mis amigos todavía y los alejé por el dolor que sentía... ¿Cómo les diré que fue por mí que saliste esa noche?

He pasado noches enteras pensando en que si te hubiera hecho caso en no salir a jugar fútbol con la lluvia, no me hubiera enfermado y no tendrías que haber ido por la medicina.
Me dijiste que volverías pero no fue así, no es tu culpa, pero el juzgado tampoco determinó que sea culpa del conductor, el desgraciado salió libre después de 3 meses de prisión, ni los abogados de Kidou pudieron hacer algo... Perdóname por no conseguir justicia para ti, pero era una persona con mucho dinero, capaz de sobornar a cualquiera.

Con el tiempo asimilé que no te haría volver visitándote todos los días, pero quería asegurarme de que estuvieras bien y no te descuidaran ni un segundo, no mereces menos que eso.

Hoy soñé contigo, quiero pensar que era parte de ti queriendo ayudarme a volver a ser yo mismo, pero no soy tan fuerte para eso...

Gracias por escucharme Kazemaru, te he seguido amando cada uno de los días en los que no has estado, además he cuidado muy a Príncipe, me aseguro de que no se ensucie y tenga su relleno completo.

El día de tu cumpleaños lo celebramos los dos solos, compré una tarta igual a la de tu cumpleaños anterior, el día en que supiste lo de tu madre...
Príncipe y yo te cantamos el cumpleaños feliz y él sopló las velas por ti, aunque tengo que ser más cuidadoso, pudo quemarse ahora que lo pienso.

Hace algunos meses fue nuestro aniversario, ya han pasado 5 años desde que comenzamos a salir, el tiempo se ha ido demasiado rápido, recuerdo todavía el primer beso que nos dimos, en la ribera del río, estabas muy nervioso y sonrojado, parecías un tomate.
Ese mismo día te presenté a mis padres, cuando te fuiste ellos me felicitaron, les agradaste desde que cruzaste la puerta y me dijeron que no sea un idiota contigo, que no podía perder tan buen partido.
Ellos lloraron cuando te fuiste, mi madre más que todo, ella te quería y te apreciaba muchísimo, siempre dijo que ya eras parte de la familia y estaba feliz de saber que alguien como tú me amaba. Mi padre también lloró, pero a solas, lo único que me dijo es que ahora me tocaba ser fuerte, por ti y por todo lo que te debo, no debo rendirme nunca, lamentablemente no pude cumplir con eso.

Seguiré esperando el día en que pueda volver a verte Ichirouta, acariciar tus cabellos celestes y perderme en tu mirada, esos ojos color avellana que me hipnotizan.
Aparece en mis sueños más seguido, necesito más tiempo contigo, el que tuvimos no fue suficiente, no creo poder amar a nadie nunca de esta manera, en realidad... No quiero amar a nadie más, mi corazón te lo llevaste tú, al igual que mi vida y mis sueños, todo eso se fue el día en que te atropellaron, el día en que te alejaron de mi lado de la forma más cruel y cobarde.
Te amo y siempre te amaré.

Endou Mamoru."

Finalizó la carta, mirándola con los ojos llorosos, después de casi 2 años se había desahogado en su totalidad, liberando gran parte del peso que tenía pero ahora el dolor era más claro, había descubierto cuales eran las heridas abiertas que aún tenía y las que ya estaban cicatrizadas.

Se levantó y caminó hacia el patio trasero, agarrando una maceta vacía que todavía guardaba, dejando la carta en ella y quemándola, con la esperanza de que si el alma de Ichirouta estaba por algún lado todavía, recibiera su mensaje.

Miró como el fuego consumía su dedicatoria, para él, era la forma más eficiente de comunicarse con el peliazul, podían definirla incluso como una "carta al cielo".

Idiota (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora